El año 2024 fue récord en cuanto a porcentaje mínimo de alumnos repetidores en Primaria, con un 1,1%, según datos del Ministerio de Educación. En otras etapas también se registró este descenso. No obstante, sigue habiendo escolares que, al inicio del curso, tendrán que volver a la misma clase.
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Beatriz Bacaicoa, profesora de Bachillerato del Colegio Europeo de Madrid (CEM), nos habla de cómo acompañar a niños y adolescentes que estén en esta situación.
Dejar atrás la sensación de fracaso
Como destaca la docente, la inteligencia emocional es clave para acompañar a los menores que pasan por este proceso para "cambiar el foco del fracaso por la oportunidad, así como reforzar su autoestima". Repetir curso siempre ha estado acompañado de connotaciones negativas (falta de esfuerzo, de motivación, inmadurez...) de la que los escolares son conscientes. Además, supone un gran cambio porque dejan a sus compañeros de siempre y han de empezar de nuevo con otros de un curso inferior.
Es normal que por todo ello al repetir se sientan mal. En este sentido, la recomendación de Beatriz Bacaicoa es "validar sus emociones sin juzgarles". Pueden sentirse tristes, frustrados o enfadados. "Estas emociones también son válidas y forman parte de su aprendizaje como personas. Por ello, es muy importante que les brindemos nuestra comprensión, que les apoyemos y entendamos cómo se sienten y les invitemos a que lo compartan con nosotros, sin miedo a ser castigados por ello", añade.
En esta línea, es fundamental desligar el valor personal del niño o el adolescente de sus resultados académicos. "Debemos hacer hincapié en que sus valores como personas no dependen de sus notas. Por supuesto, las calificaciones reflejan un resultado en distintas materias, pero no definen quiénes son, ni siquiera su potencial académico que, por supuesto, siempre se puede mejorar", insiste.
Un análisis constructivo de repetir curso
El hecho de repetir curso supone para muchos niños la oportunidad de ponerse al día y adquirir otros hábitos de estudio que les van a ayudar en el futuro. Es muy positivo reflexionar cómo transcurrió el curso pasado, "desde un punto de vista constructivo". Así, para la profesora del Colegio Europeo de Madrid, "es importante que nos sentemos con nuestros hijos para hacer, junto a ellos, un repaso del curso y analizar juntos qué asignaturas les han resultado más complicadas, cuál ha sido su método de estudio, o ver qué no ha funcionado y por qué".
"Más allá de las notas obtenidas, debemos valorar el esfuerzo que ha habido detrás y analizar si ha sido suficiente y cómo se puede mejorar". Pero "este análisis debe hacerse desde la comprensión, en un tono de diálogo, y jamás desde el reproche o el enfado, ya que el objetivo no puede ser otro que identificar los fallos y poder aprender de ellos, organizando un plan de mejoras de cara al próximo curso", aclara.
Objetivos realistas y el valor del esfuerzo
De cara al siguiente año, se pueden establecer una serie de estrategias que ayuden al menor a encarar mejor el curso.
- Fomentar su autoestima. "Debemos tener claro que, si hay esfuerzo de por medio, no podemos transmitirles que un suspenso es un fracaso vital, sino una alerta de que hay algo que debe mejorar o que, incluso, el esfuerzo no ha sido suficiente. Así que, para motivarles, será clave fomentar su autoestima, valores y esfuerzos", indica la experta.
- Reducir el miedo al fracaso. "Valorar el trabajo y la perseverancia, ayudará, sin duda, a entender que el aprendizaje es mucho más que una nota y, con esto, conseguiremos, además, reducir el miedo al fracaso, que muchas veces actúa como bloqueo".
- Establecer objetivos reales y alcanzables. Es un punto clave para encarar el futuro académico. "Estos objetivos deben ser realistas y debemos adaptarlos a su edad y situación. Podemos ver con ellos distintas opciones, como dedicar más tiempo a las tareas o estudio o reforzar aquellas asignaturas que les motiven menos. Estas metas deben ser realistas y, con ellas, debemos conseguir generar la sensación de progreso".
- Buscar apoyo externo. Si las dificultades continúan al comenzar el nuevo curso, "siempre podemos buscar apoyo externo, como profesores particulares o, incluso, valorar la opción de ir a terapia, ya que muchas veces, detrás de un bajo rendimiento académico, hay factores que influyen como la ansiedad o problemas de autoestima. Por ello, detectarlos y tratarlos a tiempo, será esencial para conseguir que los niños y niñas evolucionen, a nivel académico, pero también personal", apunta Beatriz Bacaicoa.