Dieciséis entidades se han unido en la Plataforma Control Z, que fue presentada ayer, para combatir los excesos de una hiperconectividad a pantallas y redes sociales y promover el uso responsable de la tecnología conectada a Internet, especialmente en niños y adolescentes, pero sin olvidar al resto de la familia. Su objetivo último es proteger la salud física y mental que, en muchos casos, y tal como se ha podido comprobar con medios objetivos, ya se está resintiendo por el mal uso de las pantallas.
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Entre las entidades que se han sumado a esta iniciativa están la Asociación Española de Pediatría (AEP), la Sociedad Española de Neurología (SEN), la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia (AEPNYA), la Sociedad Española de la Psicología Clínica Infantil y Juvenil, el Consejo General de la Psicología de España y otras asociaciones como ALMMA (Asociación Adolescencia Libre de Móviles), Fundación ANAR o Cyber Guardians.
Los móviles conectados generan unos microestímulos de corta duración y alta intensidad similares a los de las tragaperras
Unos problemas de salud cuantificables en la infancia y la adolescencia
Diferentes voces se han alzado para hablar de los daños que está provocando el uso sin control de pantallas conectadas a Internet en la salud física y mental de niños y adolescentes. Así, se sabe que hay deterioros en el desarrollo del lenguaje, problemas de aprendizaje, menor precisión en tareas de atención selectiva, dificultades para filtrar distracciones irreleventes, alteraciones en el sueño e incluso trastornos de la conducta alimentaria, depresión, ansiedad y tendencias autolesivas.
Así lo ha destacado el Dr. Julio Álvarez Pitti, coordinador del Comité de Promoción de la Salud de la AEP: “La adicción a las pantallas conectadas provoca en los niños falta de sueño, sedentarismo, depresión, afectación ocular, disminución de autoestima, alteración del desarrollo cerebral, obesidad y dolor muscular”
Por ello, en esta ocasión, neurólogos, psicólogos, psiquiatras y pediatras se han unido para darle voz al problema y reclamar medidas urgentes. Los expertos han calificado el uso masivo y desregulado de pantallas en niños como una nueva pandemia y un problema de salud pública de primer orden.
Pantallas y alteraciones cerebrales en menores
De hecho, estudios recientes que han utilizado resonancia magnética funcional, tractografía por tensor de difusión (DTI) y otros métodos de análisis de la conectividad cerebral han llegado a la conclusión de que el cerebro de niños y adolescentes que usan de forma intensiva los móviles muestra cambios.
Estas técnicas de neuroimagen han podido evidenciar alteraciones en la estructura cerebral y la conectividad neuronal de niños y adolescentes que abusan de las pantallas. Un mayor tiempo de pantallas se asocia con un menor espesor cortical y reducciones volumétricas en la corteza prefrontal, que es la encargada del control ejecutivo y el control de impulsos. Los adolescentes con un uso excesivo muestran una hiperconectividad disfuncional en las áreas implicadas en la recompensa. Y, como señalan los expertos, estos patrones se asemejan a los observados en las adicciones comportamentales (como el juego o las compras).
Así lo ejemplifica el Dr. David Ezpeleta, neurólogo y vicepresidente de la SEN: "Los móviles conectados generan unos microestímulos de corta duración y alta intensidad similares a los de las tragaperras: generan adicción, modifican el cerebro y disminuyen la atención, concentración, memoria y el aprendizaje".
Máximos 2 horas de conexión al día
Al hilo de otras propuestas internacionales, como las de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los expertos de la Plataforma Control Z abogan porque niños y adolescentes no sobrepasen las dos horas al día delante de una pantalla conectada a Internet. Además, han planteado estas recomendaciones:
- Limitar el uso según la edad, de modo que de 0 a 6 años no haya ninguna exposición a pantallas y después, durante la infancia y la adolescencia no se exceda de 120 minutos diarios. Hay que supervisar su uso hasta los 12 años, impedir el acceso a redes sociales hasta después de los 16 años y retrasar la entrega del primer smartphone también a los 16.
- Promover rutinas familiares donde no haya móviles ni pantallas.
- Fomentar actividades analógicas, como el ejercicio físico o el juego al aire libre, la escritura a mano y las relaciones sociales presenciales.
- Promover el uso consciente y crítico de la tecnología, con programas escolares donde se aborden los peligros del sobreuso y la promoción de hábitos saludables digitales.
- Generar políticas públicas activas, con campañas de concienciación a gran escala y la regulación del uso de móviles en los centros escolares.
- Responsabilidad empresarial: diseño de móviles y apps con herramientas de control parental, etiquetado claro sobre contenidos adictivos, limitación del scroll infinito, y reducción de elementos visuales y acústicos que favorezcan la adicción.
- Colaboración con medios de comunicación para difundir la evidencia científica de forma comprensible a la población general y la promoción de contenidos sobre el uso equilibrado de móviles y redes sociales.
“Si no conseguimos limitar la acción de estas grandes plataformas, que desarrollan productos que invaden la privacidad con patrones adictivos y perfilados personalizados, crean adicción intencionadamente a la hiperconectividad y dañan la salud física y mental de los ciudadanos, nuestra sociedad seguirá empeorando peligrosamente. Tenemos que recuperar el control de nuestra atención voluntaria, las relaciones personales directas, la confianza en los mensajes e informaciones que lleguen por personas y vías conocidas… En definitiva, acortar nuestra vida virtual para recuperar nuevamente la vida real, con las personas de carne y hueso en el centro”, ha declarado Mar España, directora de la Plataforma Control Z y ex directora de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) entre 2015 y 2024.