En las últimas décadas el cáncer de piel ha seguido creciendo en todo el mundo. Se estima que cada año se diagnostican más de 500.000 nuevos casos de este tipo de cáncer a nivel global, con más de 50.000 muertes atribuibles a la enfermedad. En España, según los últimos datos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), la incidencia de melanoma cutáneo ha aumentado casi un 50% en 10 años. Es, pues, una situación preocupante, por lo que la campaña Euromelanoma 2025 se ha centrado en la importancia de la prevención en la infancia.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Hay una relación directa entre las quemaduras solares en edades tempranas y el riesgo de desarrollar cáncer en la etapa adulta. “Educar a los niños de hoy es proteger a los adultos del mañana. Las quemaduras solares en la infancia duplican el riesgo de padecer cáncer de piel más adelante. Es urgente actuar desde ya”, advierte el Dr. Agustín Buendía, director de la Fundación Piel Sana de la AEDV. ¿Cómo mantener a salvo a los menores?
Una parte significativa de la cantidad de radiación ultravioleta que se acumula a lo largo de la vida, se recibe antes de los 20 años
El principal factor modificable
En el cáncer de piel entran en juego distintos factores. Algunos no son modificables, como los antecedentes familiares y determinadas mutaciones genéticas, pero otros sí. El principal que se puede cambiar es la quemadura solar, y es precisamente durante la infancia y la adolescencia cuando más se acumula este daño sobre la piel que puede tener consecuencias muy graves.
"Durante años hemos tenido una falsa sensación de seguridad frente al sol, pero la piel tiene memoria y cada quemadura cuenta", destaca la Dra. Ángeles Flórez, coordinadora Nacional de la Campaña Euromelanoma. "Una parte significativa de la cantidad de radiación ultravioleta que se acumula a lo largo de la vida, se recibe antes de los 20 años", añade, y la piel tiene memoria, y todas esas quemaduras y radiaciones solares en exceso van quedando acumuladas.
Por eso, desde la Fundación Piel Sana de la AEDV solicitan que las administraciones públicas implementen programas educativos escolares de fotoprotección para que todos los menores aprendan cómo protegerse. Una experiencia similar en Australia, que se puso en marcha hace 20 años, ha conseguido reducir la incidencia de melanoma un 11%, mientras que en el resto del mundo esta enfermedad continúa aumentando.
Una piel más vulnerable
Hay que tener en cuenta, además, que la piel de los niños no está totalmente desarrollada como la de los adultos, por lo que los menores son más vulnerables a sufrir quemaduras por el sol, como advierten desde la Federación Catalana de Entidades contra el Cáncer (FECEC).
Aunque los niños no suelen sufrir melanoma, ya sabemos que el efecto del sol queda registrado y esto hace que en la edad adulta puedan desarrollar melanoma y otros cánceres de piel. Y en esto tienen importancia no solo las quemaduras solares sino también la exposición incorrecta al sol.
Las medidas para protegerse del sol en la infancia
La campaña "No te la juegues con el sol", que ha puesto en marcha FECEC con la colaboración de Pierre Fabre, incide en las medidas a tener en cuenta para salvaguardar a los menores de estos daños. Dado que en la temporada estival se realizan más actividades al aire libre, los niños deben estar siempre protegidos.
- El cuidado, según la edad. Los menores de seis meses no se deben exponer nunca directamente al sol. A partir de esa edad y hasta los tres años necesitan un protector solar con filtros físicos o inorgánicos, reaplicado cada dos horas, ya que tienen menos poder alergénico. A partir de los tres años, se pueden utilizar ya filtros químicos (orgánicos), siempre con un factor de protección solar mayor de 50 (FPS +50).
- Consultar la fecha de caducidad. Puede que los protectores solares no sirvan de un año para otro. Hay que consultar siempre tanto la fecha en que el producto sirve si está sin abrir, como la fecha de caducidad en que puede usarse de nuevo una vez abierto. Esta última suele ser de un año.
- Tipo de producto. Hay distintas opciones en el mercado en cuanto a fotoprotectores (bruma, crema, espray). Tal como comentan desde la FECEC, "es indiferente siempre que el factor de protección sea adecuado, se aplique correctamente (alrededor de dos dedos por cuadrante de cuerpo) y se reaplique cada dos horas". También es importante usar crema hidratante tras la exposición solar.
- Si el niño se moja o hace deporte. Cuando el menor está en el agua o haciendo deporte, la rutina de fotoprotección debe intensificarse. En estos casos, "es recomendable disponer de fotoprotectores waterproof (resiste 80 minutos de inmersión) o water-resistant (resistente a 40 minutos de inmersión)".
- Consultar el índice de rayos ultravioleta. Es recomendable que los adultos que tengan niños a su cargo estén al tanto (se puede consultar en el móvil) del índice de rayos ultravioleta de cada día para saber si tienen que tomar medidas extra de protección en cada jornada.
- Ropa adecuada. Los niños deben usar gorra y ropa de algodón o con protector UV para estar al sol, además de gafas, todo ello homologado. No obstante, es muy importante no exponerse a las radiaciones solares en las horas centrales del día y buscar espacios de sombra.
Todas estas precauciones se llevarán a cabo aunque esté nublado. Niños y adolescentes no deben buscar broncearse, sino protegerse del sol, y los adultos tienen que vigilar que sea así.