Hubo un tiempo en el que las perlas eran vistas como un amuleto ambiguo para las novias: símbolo de pureza y elegancia, pero también se asociaban a malos augurios y supersticiones. En La Casa de Bernarda Alba, la obra magistral de Federico García Lorca, se ve reflejado perfectamente. "Es precioso. Tres perlas. En mi tiempo las perlas significaban lágrimas", decía Prudencia al observar el anillo de Angustias. "Yo creo que las cosas han cambiado", respondía ella, y quizás sea así, porque hoy las novias modernas se han apropiado de esta tradición para cambiar su significado.
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Los pendientes con perlas son las joyas más vistas entre las novias, pero el último ejemplo del auge de estas esferas nacaradas y tan favorecedoras en el terreno nupcial lo encontramos en los chokers, una tendencia tradicionalmente reservada para las invitadas, que solemos ver especialmente entre las madrinas. Suelen ser joyas con historia, heredadas o cargadas de simbolismo que ahora se recuperan su esplendor entre las novias que buscan dar un giro sofisticado y teatral a su look nupcial. ¿Cómo se rematan? Con un camafeo o un broche de brillantes, que suma un matiz aún más singular a esta pieza.
Claudia eligió un diseño de Álex Vidal con un corte muy favorecedor que recuerda a la silueta romántica de época. Hablamos del escote cuadrado, que sin llegar a ser imperio, también recuerda esa estética victoriana al más puro estilo Jane Austen que tan bien encaja con estas joyas. Tiene un cuerpo trabajado con costuras, estilo bustier, que aporta estructura y se remata en delicado encaje. Nada mejor que un choker de perlas para acompañarlo, porque aportan ese aire vintage y aristocrático que conecta con la moda de antaño, pero se renueva con detalles actuales, como un broche de brillantes en vez del clásico camafeo.
Sofía llevó un vestido con un corsé de Paula Matthei que también nos ha recordado a la elegancia de la estética victoriana: líneas ajustadas, costuras marcadas y un corte estructurado que acentuaba la silueta. Como decimos, este tipo de piezas encajan a la perfección con un choker de perlas, ya que ambos elementos potencian el cuello y son piezas que conviven en nuestro imaginario más clásico. Este, además, guardaba un as bajo la manga: se lo hizo Macarena Orellana a partir de unasperlas barrocas de Croacia que el padre de Sofía le regaló a los 15 años, multiplicando así su valor sentimental.
Al contrario de lo que se pueda pensar, este tipo de joyas ceñidas al cuello y con tanto protagonismo también encajan bien con vestidos de novia con escote cerrado. El de Claudia, de la firma Victoria, tenía cuello a caja y unas mangas semitransparentes que aligeraba el peso a nivel visual. Lo ideal en este caso es llevar un recogido bajo como el suyo, que despeja el cuello y deja que el choker brille por sí solo.
El look nupcial de Ana Montenegro, hermana melliza del diseñador Nicolás Montenegro y artífice de sus tres vestidos de novia, es el mejor ejemplo de cómo se combina la tradición y la modernidad en un mismo estilismo. Para ello reinterpretó uno de sus patrones icónicos, el de esta chaqueta estructurada en mikado, y rescató del joyero familiar unas piezas que pertenecieron a la abuela y madre de la novia. Con ellas, el propio Nicolás rediseñó este espectacular choker de perlas y unos nuevos pendientes junto a Joyería El Toisón. Una prueba más de que estas piezas suelen llevar una gran carga simbólica a sus espaldas.
El vestido de Ildara demuestra por qué el choker de perlas se ha convertido en el collar favorito de las novias veladas, como hemos visto en anteriores ejemplos. Hay un motivo práctico: al quedar tan pegado al cuello, no pierde protagonismo bajo la caída del tejido, como sucede con otras piezas más largas. También hay un motivo estético, en especial con los velos de tul ilusión y su efecto etéreo, que deja entrever la joya como si se tratara de un destello entre las transparencias. Además, su vestido con escote off-the-shoulder, diseñado porFélix Capilla, no hace si no darle aún más protagonismo.
Cuando Ildara se cambió el velo por una pamela, su choker de perlas quedó al descubierto y se convirtió en la pieza central del look. Y eso que iba acompañado de elementos potentes como la propia pamela o un escote arquitectónico y magistral de Félix Capilla. En general, los escotes off-the-shoulder o los cortes que dejan los hombros al descubierto funcionan muy bien con collares tan prominentes, porque abren el cuello, alargan visualmente la figura y crean un marco perfecto para la pieza central.
El look de Hala, firmado por Mariana Bechara, es otro ejemplo de cómo la silueta bustier se entiende a la perfección con un choker de perlas. Su vestido, confeccionado en tafetán de seda color marfil, combinaba mangas abullonadas con un corsé escotado. La elección del choker no fue casual: enmarcaba el escote y ayudaba a equilibrar visualmente el volumen de las mangas. También suelen ir acompañados de peinados recogidos. En este caso, un moño alto que despejaba aún más el cuello y potenciaba el protagonismo de esta joya.