Novias virales

Un vestido de novia desmontable, un velo rústico a lo 'juliette cap' y un baile improvisado: la boda de Lola en Jerez


Ana Herreros de Tejada, AHT Studio, confeccionó el look nupcial y el enlace se celebró en las emblemáticas Bodegas González Byass


La boda de Lola en Jerez de la Frontera con vestido desmontable de AHT Studio© Jesús Martínez Photography
Estrella AlbendeaColaboradora de Novias
23 de septiembre de 2025 - 18:30 CEST

Dice un refrán popular que de una boda sale otra boda. Quizá sean numerosos los proveedores nupciales que puedan confirmar que de un enlace también salen nuevos proyectos y clientes. Porque los invitados son capaces de ver en directo y experimentar el trabajo de esos profesionales escogidos por la pareja que se casa. Esta simbiosis también aplica al vestido de novia, dado que, de la buena ejecución de un diseñador, es posible que lleguen nuevas interesadas, amigas de la recién casada. Para Lola, el ‘sí, quiero’ de su hermana fue un referente que la impulsó a confiar la realización del look nupcial al mismo atelier que se lo confeccionó en su día a esta. La idea, a juzgar por la de vueltas que ha dado su look en la red, fue más que acertada: una propuesta asimétrica, transformable y con juego de texturas, de la que hoy tenemos el placer de conocer todos los detalles. 

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© Jesús Martínez Photography

“Elegí a AHT Studio (Ana Herrero de Tejada y su equipo) y el motivo principal fue que pude disfrutar desde cerca el trabajo que hicieron con el vestido de novia de mi hermana. Me permití conocer otros diseñadores, pero no hizo más que confirmar lo que ya sabía, ella era mi mejor elección”, introduce nuestra protagonista. En esta casa de costura encontró comprensión y sensibilidad, lo que la impulsó a confiarle una creación tan importante.  

© Jesús Martínez Photography

Los detalles de su vestido

El punto de partida, con la primera visita al taller, no era del todo transparente. Lola era un mar de dudas, pero sabía qué elementos no encajaban con su estilo. ”Como muchas cosas en la vida, al principio uno no sabe lo que quiere, pero sí lo que no quiere y yo soñaba con un traje que reflejara mi personalidad y me hiciera sentir 'muy yo’, siempre teniendo en cuenta lo que me favorece”, apunta.

© Jesús Martínez Photography
© Jesús Martínez Photography

Cuando se decidió por la diseñadora sevillana y acudió a su primera prueba, le planteó que el look tuviera un corpiño y una falda con abundante vuelo. “A la vez también deseaba mezclar tejidos, crear volumen y además, por la fecha que la que nos casábamos, tenía claro que no quería mangas y sí escote off-the-shoulders”, recuerda. Rápidamente, Ana Herreros de Tejada captó la idea, estudió la mejor propuesta y le sumó sus conocimientos para dar forma a un estilismo compuesto por varias piezas: “diseñó el vestido de mis sueños, aunque cita tras cita íbamos puliendo detalles y surgieron algunos cambios de la propuesta inicial”.

© Jesús Martínez Photography

Como sucede con las elecciones de otras recién casadas, creadora y clienta apostaron por un traje en el que diferentes tejidos se mezclaran a contraste, una tendencia que permite dotar al resultado de un aire mucho más romántico. “Utilizamos crepe satén para el vestido, que llevaba un cuerpo desmontable rústico, con drapeado de bambula de seda en el escote. La falda era igualmente en bambula de seda en varias capas, para así conseguir movimiento”, explica. Para no ir con los hombros descubiertos en la iglesia, novia y diseñadora estimaron oportuno añadir una capa de bambula sobre el vestido, que creaba una bonita asimetría.

© Jesús Martínez Photography

Una anécdota curiosa

"Con Ana, cada prueba era una quedada de amigas y eso, creo, que se reflejó en el resultado final. La conexión con mi madre y hermana (también diseñó sus looks) ayudó a que todo fluyera de maravilla. La anécdota, sin duda, fue convertir a mi diseñadora de mi vestido en una invitada más. Quién nos conoce a mí y a mi familia se puede imaginar el esfuerzo que supone gestionarnos durante todo el proceso. Pero esto también tiene sus cosas buenas y el resultado ha sido la confianza e intimidad que creamos hasta el punto de compartir el mejor día de mi vida con ella".

© Jesús Martínez Photography

La magia de un look convertible

Darle un aire nuevo al look nupcial pasa por saber jugar con las piezas que comprenden el mismo. Esta cuestión era clave para Lola, que buscaba un diseño desmontablee, que pudiera transformar sin perder excesivo tiempo durante la celebración de su gran día. “La idea inicial del corpiño se convirtió en lo principal del segundo look. Desabrochamos el cuerpo rústico desmontable y el resultado fue un vestido limpio, sencillo y cómodo para poder corresponder las ganas de celebrar de las personas que nos acompañaron”, señala.

© Jesús Martínez
© Jesús Martínez Photography

Del velo tendencia a las joyas familiares: complementos que suman

La selección del perfecto velo de novia no es una cuestión baladí. Más allá de los clásicos existen formatos muy apetecibles que permiten a la protagonista del día sacar su lado más romántico y que beben de referencias teatrales o históricas. El accesorio que más ilusión le hizo escoger fue este. “Me imaginaba velada, pero con un toque vintage. Ana (mi diseñadora) me regaló el velo rústico que llevé a lo juliette cap”, afirma sobre la que es una de las grandes tendencias de este 2025.

© Jesús Martínez Photography

Bucear por las fotografías del gran día de esta andaluza es descubrir, del mismo modo, una cuidada elección de joyas. “Mi parte favorita de cualquier look son los accesorios y así quise reflejarlo”, admite. Y continúa: “en mis manos llevaba el anillo de compromiso de Suarez, y otro que, otrora, fue de mi abuela materna. En el look principal llevaba pendientes desmontables diseñados por Romu Joyeros”. Para su cambio de estilismo optó por un conjunto de gargantilla y pendientes de brillantes, que pertenecía a su madre, como complementos estrella.

© Jesús Martínez Photography

Esta novia viral también eligió, con mucho mimo, el calzado para una jornada tan significativa. Dar con ellos, reconoce, fue “un dolor de cabeza”. Su mejor amiga Andrea fue la persona que se los regaló y finalmente optaron por un modelo de Mint & Rose: “que pudiera utilizar más veces, para darle un toque de color y además continuar con el estilo rústico que marcaba parte del look inicial”.  

© Jesús Martínez Photography
© Jesús Martínez Photography

La temporada, clave en su ramo de novia

Una única flor fue la protagonista del amo de Lola. En un primer momento tuvo como plan sumar al diseño una variedad muy especial: “me encapriché con la idea de llevar un ramo con las primeras flores que Eduardo me regaló al recibirme, durante su estancia de Erasmus en Amsterdam, unos tulipanes amarillos, como no podía ser de otra manera”. No hubo suerte, puesto que la temporada era clave para encontrarlos: “el destino quiso que no fuese posible y, con un margen de maniobra reducido, Florenea me configuró un ramo de calas coloridas que, a posteriori, considero que sentaron mejor a todo el look”.

© Jesús Martínez Photography

En materia de belleza, para dar el toque final a rostro y peinado, se puso en manos de Antonia Ríos, que logró, con su manejo de las brochas, el resultado que deseaba. “Una magnifica profesional en la que confié el 100% del look. No suelo maquillarme, y por el trabajo que vi en otras novias, supe que ella realzaría mis rasgos de manera natural. Coincidimos ambas en que un moño de bailarina a media altura era la mejor opción para acompañar al velo”, puntualiza.   

© Jesús Martínez Photography

Un amor que creció durante la universidad

La ilusión y la alegría que se desprende de las imágenes de este enlace demuestran el amor de la pareja. La historia de estos recién casados comenzó, de forma inesperada, en la etapa universitaria. Lola y Edu se conocieron en la residencia de estudiantes: “siendo Edu mi veterano y yo su novata. Nuestra primera interacción fue una disputa por una tostada en uno de los primeros desayunos del curso, el resto es historia”. Y es que, sin duda, este viaje apasionante les ha llevado a vivir la experiencia de la organización de su boda y a la formación de un matrimonio muy deseado: "compartir el mejor año de mi vida con el que hoy es mi marido es la mayor de las fortunas”.

© Jesús Martínez
© Jesús Martínez Photography

El 1 de octubre cumplimos diez años de relación y, a pesar de la dificultad de la edad en la que comenzamos (Erasmus, cursos a distancias, decisiones profesionales, entre otras), el mayor orgullo para ambos es nuestra convicción de un proyecto de vida común”, nos cuenta.

© Jesús Martínez Photography

Si bien todos sus amigos esperaban que, tras un viaje a Colombia, Edu pidiera matrimonio a Lola, fue al regresar a España del mismo cuando llegó la proposición. No fue una al uso: “quien no lo conozca que lo compre, me lo pidió de madrugada en el piso de su abuela, en Cádiz, mientras ella dormía en el cuarto de al lado. Allí, después de un día de playa con amigos, casi cumpliendo nueve años de nuestra relación, dimos el paso más importante de nuestras vidas. No fue el momento y lugar más romántico, pero es lo que nos representa y nos permite revivirlo cada vez que vamos”.

© Jesús Martínez Photography

Una emblemática bodega para celebrar

El esperado gran día llegó el pasado 30 de agosto de 2025. Una jornada en la que los novios escogieron para su ceremonia religiosa un templo del siglo XV con un gran significado para ellos. “Fue en la Real Iglesia de San Dionisio Areopagita, en Jerez de la Frontera, lugar donde se casaron mis suegros”, concede.

© Jesús Martínez Photography

Lola y Eduardo escogieron otro enclave señorial y muy reconocido de la ciudad gaditana para festejar su ‘sí, quiero’. Las bodegas González Byass sirvieron de escenario para celebrar su cóctel, banquete y posterior baile. Dado el tamaño de esta localización, nuestra protagonista aclara qué rincones utilizaron: “Los espacios elegidos fueron Real Bodega de La Concha para los aperitivos, cenamos en Los Jardines de Villa Victorina y la fiesta tuvo lugar en Bodega Los Apóstoles”. 

© Jesús Martínez Photography

Cuando preguntamos a Lola qué fue lo más especial de la jornada, ella tiene claro que la compañía fue el secreto para guardar un recuerdo imborrable: "reunir a tantas personas que nos quieren desde diferentes partes del mundo. Amigos y familia de Niebla, Huelva, Sevilla, Algeciras, Barcelona, Pamplona, Madrid, Galicia, Mallorca, Canarias, Francia, Reino Unido, Irlanda e incluso uno de nuestros testigos que venía desde Estados Unidos.  El amor que sentíamos lo reflejaban nuestras caras y así nos lo hacían saber durante todo el día".

© Jesús Martínez

La pareja desvela que, durante los meses de preparativos no contaron con wedding planner, puesto que las propias bodegas cuentan con perfiles de soporte, que asesoran y coordinan el día del enlace. “Si bien agradecemos el trabajo impecable de Elena y Lucía, queremos hacer una especial mención a Laura Garro, que nos acompañó durante todo el tiempo y más que le fue posible”, añaden.

© Jesús Martínez

Decoración deslumbrante para su enlace de verano

Florenea estuvo al frente de la decoración de los distintos escenarios. “Dejó boquiabiertos a todos los invitados”, ensalza Lola. Aunque, revelan los novios, los espacios no necesitaban excesivos elementos, el equipo de Florenea supo encontrar el mejor equilibrio. "Con la luz de las velas y los centros florales con fruta fresca, supieron hacer, de un espacio bonito, un espacio mágico. Fue un trabajo magnífico. Tanto es así, que fue la mesa de chuches, en la fiesta, lo que más gustó y sorprendió a todos”.

© Jesús Martínez Photography
© Jesús Martínez Photography

Una sorpresa amable en el baile nupcial

"Para nosotros, el momento baile era el más temido de toda la boda, probablemente por ser el momento de mayor atención hacia nosotros. Tanto es así que evitamos ensayarlo confiando en nuestro poder de la improvisación. Aunque cambiamos la canción a poco menos de un mes del gran día, por azar o capricho del destino, fue la escogida en un primer momento la que sonó finalmente. Las cosas del directo. Por suerte, ya que no teníamos nada planeado, nadie se dio cuenta de ello. Quizás es ahora cuando se estén enterando que bailamos una canción que no esperábamos. Fuere como fuese, supimos reírnos y disfrutar de ese momento, hasta el punto de que nos permitió abstraernos de todo lo demás que tanto temíamos", confiesa.

© Jesús Martínez Photography

Como aprendizaje, a posteriori, habiendo concluido el proceso y su boda, Lola hace hincapié en que la actitud y las ganas de quienes se casan son clave en el resultado final. “El sitio, el catering, las flores, todo está muy bien y suma pero, a fin de cuentas, lo importante es celebrar la unión, en nuestro caso ante Dios, de dos personas con sus seres queridos reunidos”, comparte. 

© Jesús Martínez Photography
© Jesús Martínez

En consecuencia, su recomendación a futuros recién casados es un consejo clásico que siempre es propicio recordar: “que disfrutasen desde el inicio de los preparativos hasta el final, dando margen a posibles circunstancias sobrevenidas que escapen de su control”. Y es que, por mucho que se organice, no todo puede preverse. “Que llueva, truene o haga un calor infernal no será tan recordado como cómo lo vivieron y sintieron el matrimonio en su día más especial”, concluye.

© Jesús Martínez Photography

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.