Isabel, la novia del escote barco que creó el vestido de sus sueños a distancia

A pesar de las circunstancias, esta mallorquina logró cumplir sus expectativas con un diseño a medida de Beatriz Álvaro y una boda de otoño inolvidable

por Estrella Albendea
Vestido de novia de Beatriz Álvaro

El día de su boda las novias tienen la oportunidad de deslumbrar e incluso cumplir sueños, con prendas, accesorios y escenarios inolvidables. No obstante, sentirse cómoda con el vestido y que la novia refleje su propia personalidad es siempre la máxima para este gran día. Y también era una de las condiciones más importantes que Isabel Hevia tenía en mente a la hora de decidir el estilismo, el maquillaje y la peluquería. “Menos es más. Casi siempre me peino con una coleta y ese día quería seguir siendo yo, no quería disfrazarme de novia, sino vestirme de novia”, confiesa. Así lo hizo y para acompañar su sencillo peinado la diseñadora de la fabulosa creación, Beatriz Álvaro, le confeccionó también un lazo de muselina que ató con un nudo, que quedó original e iba genial con el vestido.

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Un look que se inspira en los campos de Mallorca 

Isabel reconoce que, al principio, el proceso de dar forma al look de novia que más le favoreciera parecía algo complicado, porque no sabía por dónde empezar. Pero, por suerte, después de visitar varios talleres, Beatriz Álvaro se cruzó en su camino y tanto por su gusto como por la confianza que le transmitía, decidió que sería la diseñadora de su vestido. “Me mostró la tela y me enamoré de ella. Quería algo diferente, rompedor, que se adaptara bien a mi cuerpo y ella lo captó enseguida. Me inspiré en el campo de Mallorca: el entorno era muy rústico y campestre y quería ser parte de ese entorno”. Explica así que la isla, donde ella misma nació y donde tuvo lugar el enlace, sirvió de referencia para crear unos bordados deshilachados, que simulaban plumas, una falda con volumen y el escote que más había utilizado en otros eventos, pues se buscaba “lo que mejor le iba a mi cuerpo”, apunta la novia.

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A diferencia de lo sucedido con otras novias en los últimos y complicados meses, el diseño que vistió Isabel fue el mismo planteado desde el principio, sin modificaciones. "Beatriz y yo hablamos mucho durante el confinamiento. Nos enviábamos mensajes por WhatsApp, fotos, dibujos que me hacía ella… Diseñamos el vestido a distancia y comenzamos con las pruebas en julio”. Entonces comenzó un proceso algo más sencillo, puesto que en verano le resultó más fácil visitar el atelier y creció así “el feeling” entre las dos partes. “Beatriz entendió en todo momento mis dudas, me escuchó, aceptó cambios y siempre con una sonrisa”, concede Isabel.

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Los accesorios no se quedaron atrás y al mencionado lazo de muselina hecho a medida, se sumaron unos espectaculares pendientes con forma floral y el anillo de compromiso. Además, para completar el look, la novia optó por un ramo de influencias silvestres, con alguna flor, pero especialmente eucalipto. “Francisca, de Es Brot, fue una consejera estupenda. Le enseñé el vestido y ella me dio la idea del ramo. Le pusimos algunos toques blancos y rosas”. Una idea genial, teniendo en cuenta que sus zapatos eran de color rosa y que los pajes y damitas también vestían de este tono.

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Una boda de otoño en Mallorca

La celebración fue mágica a pesar del contexto que supone casarse en el año en que la pandemia cambió nuestra forma de vivir. Aunque ahora lo recuerden con cariño, Isabel admite que organizar todos los preparativos no fue nada sencillo: “Ha sido muy complejo y difícil por los cambios de normativas, confinamiento de ciudades o zonas, pero sobre todo por el cierre de la Comunidad de Madrid… Pero nuestros proveedores, sobre todo el catering El Jardín, siempre nos apoyaron y nos pusieron todas las facilidades posibles. Durante el confinamiento tuvimos la oportunidad de organizar la boda a distancia, hacíamos videollamadas con el catering, los fotógrafos, el DJ… pero, realmente fue el mes de septiembre cuando lo cerramos casi todo”.

Para los proveedores solo tiene palabras de agradecimiento por la flexibilidad que ofrecieron ante la incertidumbre. Pero, contra todo pronóstico, la pareja pudo celebrar su enlace en la fecha que deseaban. Si bien desde que lo decidieran en enero todo eran dudas, estaban convencidos de que la harían en octubre porque adoran el otoño en Mallorca: “Te acompaña el buen tiempo y los colores del mar y el campo son espectaculares”.

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Por las restricciones propias de ‘la nueva normalidad’, los novios se vieron obligados a plantear la boda con un aforo algo más reducido. “Tuvimos que modificar la lista de invitados y adaptar todas las medidas de seguridad a un evento de estas características. La ceremonia religiosa estaba prevista en el exterior de la Ermita, pero finalmente no fue posible porque por la mañana llovió un poco”, explica Isabel. El resto de la celebración transcurrió en el interior de una carpa beduina, una seguridad para los invitados, siempre con sus mascarillas: “La mascarilla ha venido para quedarse en este tipo de eventos donde reúnes a una cantidad de personas”.

Un mensaje de optimismo para quienes se casan próximamente

Si tuviera que quedarse con lo mejor del día, Isabel lo tiene claro: “Además de tener a nuestras familias con nosotros, también fue muy especial ver el esfuerzo que hicieron nuestros amigos por venir a Mallorca. Se complicó la situación la última semana y que todos nuestros amigos llegaran a Mallorca el viernes fue un alivio y una alegría inmensa”. A los invitados presentes, se sumaron los virtuales, puesto que hicieron una videoconferencia en directo que llegaron a ver incluso desconocidos y las risas estuvieron aseguradas con el discurso de Miguel, el novio: “Improvisó muchísimo y salió muy natural y espontáneo. Al final quedó como un monólogo cómico”.

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Como lo es para muchas otras parejas, el gran día de Isabel y Miguel fue el comienzo de una nueva etapa, lo que explica que la pareja quisiera darse el sí quiero a pesar de las circunstancias: “Ahora que ya nos hemos casado estamos seguros de que tomamos la decisión acertada”, explica la novia. Haciendo balance, el único consejo que Isabel puede dar a quienes planean casarse próximamente es que continúen con sus planes, “que no retrasen su boda y, en consecuencia, su vida. Por supuesto que eso supone celebrar tu boda de otra manera que jamás habías pensado, pero de verdad que merece la pena. Ese día es de los novios, de los familiares y los amigos más íntimos. El número de invitados no condiciona que sea el día más bonito y maravilloso”. Toda una recomendación desde la experiencia.