Mientras que la princesa se decantó por un diseño sencillo, sin apliques ni añadidos, Connelly vistió un ejemplar hecho a medida por Louis Vuitton con muselina de seda marfil semitransparente, adornado con cristales y paillettes en miniatura dibujando flores. El cinturón de piel con hebilla dorada que marca su silueta aportó el toque cañero, a juego con sus sandalias del mismo material, escondidas tras la sedosa tela del vestido.
Si bien quiso escatimar en cuanto a las joyas para no restar potencia a esta pieza, no pudimos evitar posar los ojos en sus anillos de oro blanco y diamantes de la Colección Louis Vuitton Alta Joyería.