En una de las citas más solemnes del calendario británico, Kate Middleton ha reaparecido en público tras tres semanas de ausencia y lo ha hecho con una imagen impecable que une simbolismo, tradición y moda. La princesa de Gales ha acudido al Royal British Legion Festival of Remembrance —el tradicional Concierto por el Día del Recuerdo— celebrado en el Royal Albert Hall de Londres, acompañada de su hijo mayor, el príncipe George, en lo que ha supuesto su debut en este acto conmemorativo. La presencia del joven heredero ha marcado un nuevo paso en su progresiva integración en las obligaciones institucionales. La princesa de Gales ha lucido joyas históricas que pertenecieron a la reina Isabel II y a la princesa Diana, junto con un vestido negro con cuello 'Peter Pan'.
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La velada, presidida por el rey Carlos III y Camila, ha conmemorado el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, una fecha cargada de historia y emoción. Se ha notado la ausencia del príncipe Guillermo, de viaje oficial en Brasil, la cual ha subrayado el papel protagonista de Kate.
Un look de estilo 'vintage'
Para la ocasión, Kate ha apostado por una de sus firmas de confianza: Alessandra Rich, que encarna a la perfección su elegancia clásica con guiños contemporáneos. La princesa ha optado un vestido negro midi con falda de vuelo y peplum, confeccionado en satén con detalles de encaje, que destaca por su cuello blanco tipo babero —el ya icónico “prairie collar” de la diseñadora— ribeteado con puntilla. El modelo tiene un precio de 1.985 euros y está agotado.
El vestido, de mangas largas y escote en pico, ha combinado a la perfección con las medias negras tupidas y unos zapatos de tacón de ante con punta fina, así como un clutch negro de Mulberry, pieza que ha llevado en numerosas ocasiones. En la solapa, la princesa ha lucido dos símbolos cargados de significado: el broche HMS Glasgow, diseñado por James Porter & Son, y una amapola artesanal confeccionada en seda y cristal por Izzy Ager, joven creadora formada en la Royal School of Needlework.
Las joyas: un homenaje a la reina Isabel II y a Diana
Si el vestido ha encarnado la sobriedad del momento, las joyas han hablado de legado y continuidad. Kate ha recuperado los pendientes de perlas lágrima Bahrain, piezas con diamantes que pertenecieron a la reina Isabel II, y que antes habían sido llevados también por la princesa Diana. Estas joyas, regaladas a la entonces princesa Isabel en 1947 por el hakim de Bahréin, han acompañado a tres generaciones de mujeres Windsor y se han convertido en un símbolo de elegancia atemporal.
La princesa ha completado su look con un colgante de cruz de diamantes, que posee desde 2005 y que rara vez luce en actos oficiales. En conjunto, las joyas trazan un relato íntimo y familiar: un hilo de continuidad entre las tres figuras femeninas más emblemáticas de la monarquía británica contemporánea.
El significado del evento
El Festival of Remembrance es uno de los actos más emotivos del año para la familia real británica. Organizado anualmente por la Royal British Legion, su objetivo es rendir homenaje a los miembros de las Fuerzas Armadas del Reino Unido y la Commonwealth, así como a sus familias. Este 2025, el evento ha tenido un matiz especial: ochenta años del fin de la Segunda Guerra Mundial. La producción ha destacado el coraje de los veteranos y la fortaleza de los hijos de los caídos, con actuaciones de artistas como Rod Stewart, Sam Ryder y Keala Settle. La solemne interpretación de la RAF Band y la tradicional dos minutos de silencio han transformado el Royal Albert Hall en un escenario de memoria colectiva.
La princesa y el futuro rey: una imagen de continuidad
La asistencia del príncipe George, de 12 años, ha marcado un antes y un después en su papel público. Ataviado con un traje negro y corbata a rayas, el joven ha lucido también la emblemática amapola roja en la solapa, símbolo de los caídos. Su presencia junto a su madre —sentados en el palco real junto a los reyes— ha sido leída por los medios británicos como una escenificación del relevo generacional. Con serenidad y naturalidad, Kate ha guiado a su hijo en su primer gran acto institucional, proyectando una imagen de familia sólida y preparada.
