Alimentación

¿Es perjudicial para mi perro que coma huesos?

Los defensores y detractores de la dieta BARF tienen opiniones muy distintas sobre alimentar a los perros con huesos reales

por David Navarro
Un perro comiendo un hueso.

En el imaginario colectivo los perros se vuelven locos por los huesos y los comen como si fuera el manjar más absoluto. Y eso tiene parte de verdad, si tu perro alcanza un hueso se tirará a por él, tratará de que no se lo quiten y en la medida de que se lo permitas se afanará en devorarlo. ¿Pero es bueno para ellos? ¿Merece la pena darle huesos? ¿Por qué no?

La razón primordial por la que asociamos que los perros domésticos pueden comer huesos, y el motivo por el que ellos mismos se ven atraídos por estos, es que los lobos, que son sus parientes antecesores más directos, son capaces de devorarlos. La forma común con la que un lobo se alimenta de una presa es comer primero sus músculos, luego las vísceras y finalmente total o parcialmente sus huesos. Tal vez por eso los lobos causan tanto pavor, porque son voraces con todo el cuerpo de sus presas. 

¿Cómo es posible que puedan alimentarse así? Los lobos al igual que los perros domésticos disponen de una acidez estomacal muy por encima de la de los humanos, ese PH les permite digerir la carne cruda e incluso los huesos, para disolverlos y para que cualquier bacteria o patógeno se disuelva. Además, las dentaduras de lobos y perros (no de todas las razas) están preparadas para  aprovechar las piezas más letales: colmillos, molares y premolares, y así poder desgarrar la carne y asirse al hueso, destrozándolo y pudiéndolo ‘mascar’.

Bien, los perros han heredado este deseo por los huesos de los lobos, pero eso no significa que no padezcan algún tipo de efecto secundario o contraindicación al comerlos. Hay muchas voces de expertos veterinarios que apuntan a que la propia evolución de la especie hace que los perros no sean tan inmunes a los problemas que pueden conllevar los huesos. Fruto de la domesticación y la evolución de sus dentaduras, sus dientes y estómago no son tan poderosos como los de los lobos, y su pericia y la necesidad de ingerir huesos está puesta en duda.

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Comer huesos: un pilar de la dieta BARF

Por si no la conoces, existe una tendencia en dietas animales denominada BARF (Biologically Appropriate Raw Food) o dicho en castellano: ACBA (Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada) que defiende que los perros gozan de mayor salud, por disponer de una nutrición más completa, cuando su basan su alimentación entre un 60% y un 80% en huesos con carne, dejando al can que se alimente de toda la parte de músculo y posteriormente del hueso.

Sin embargo existen detractores que aseguran que el valor nutricional de la carne es correcto, pero que la del hueso no tanto, pues aunque tiene muchas proteínas, no son del tipo que pueda ser digerida por los canes domésticos de hoy en día, por lo que ese valor nutricional es casi nulo en perros. Además, el gran temor a dar de comer huesos a los perros es la posibilidad de una perforación u oclusión del sistema digestivo del animal, y en concreto de su intestino. Es decir, que un hueso mal digerido y astillado podría producir la rotura del intestino y eso, en la gran mayoría de las situaciones conduce a una muerte segura y casi instantánea, si no se conoce el motivo de la molestia del animal y no se ataja quirúrgicamente de inmediato.

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¿Merece la pena dar de comer huesos a los perros?

Aunque no hay una opinión predominante, quienes consideran que no compensa darle huesos a los perros explican que, además de que su valor nutricional es muy limitado, la posibilidad de que tengan un gravísimo problema de salud por la rotura del intestino es demasiado crítico, es más: los lobos también mueren por oclusión intestinal. Cierto es que no es muy habitual, ni en lobos o en perros, pero la probabilidad existe.

Ahora bien, si queremos que nuestro perro coma huesos debemos tener en cuenta que no es correcto dárselos de cualquier forma. Podríamos pensar que es mejor dárselos cocinados, pues en el proceso de cocción el hueso parece más vulnerable, sin embargo es un grave error. En el caso de dar huesos a nuestro perro siempre deben ser completamente crudos, porque los cocinados han perdido mucha de su agua y colágeno, están secos y se astillan muy fácilmente, pudiendo acabar con la vida del animal. Sin embargo los huesos crudos al ser masticados y salvados por el perro se convierten en una especie de pasta pues no ha perdido su acuosidad, y solo así pueden ser ingeridos con seguridad.

Existen en el mercado muchos sustitutos de huesos, son snacks y mordedores con forma de hueso que pueden ser digeridos en su totalidad. En la zona superficial del stick pueden tener un capa de carne seca de ternera o pollo, y en la zona más interior, simulando al hueso, un banquillo salado y casi con textura de cartón o huesos seco. Estas opciones son muy saludables nutricionalmente y además sirven para el cuidado de la boca del animal, pues morder una sustancia de este tipo es lo que necesitan para mantener su dentadura a punto, junto a los cepillados periódicos.

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