Una preciosa verja de forja, sobre la que se alza el antiguo molino de agua del s. XIX que bombea agua a la casa, da la bienvenida al refugio familiar de la fundadora de Rumor Comunicación, Ana García-Gayoso, cerca de Luarca (Asturias). Desde el primer momento, sabes que estás accediendo a un lugar muy especial: una coqueta hilera de casas de servicio, secundada por frondosas hortensias, dirige la vista del visitante hacia el final de la impresionante finca, con frutales de todo tipo.
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Pero no es hasta que giras la cabeza a tu izquierda cuando recaes en la preciosa construcción indiana, presidida por una pintoresca galería de madera que, a pesar de los siglos, hoy sigue más viva que nunca. En parte gracias a Ana y a su marido, el arquitecto Gonzalo Somolinos Menéndez-Abascal, y sus cuatro hijos: Lisardo, de 7 años; Elena, de 6; Ana, de 4, y Olimpia, de 1.
-¿Cuál es la historia de esta casa, Ana?
-En 1962, mi abuelo paterno compró este lugar, Quinta El Paraíso, a la única descendiente de un indiano que había hecho fortuna en Puerto Rico. Se enamoró de la casa nada más verla, por supuesto. La casa es una edificación indiana de lo más particular, pues además de estar dedicada al recreo, también estaba enfocada a la explotación agrícola, con un lagar propio que albergaba los frutos de los más de 1.500 árboles de la finca: manzanos de todos los tipos, perales, limoneros, ciruelos, melocotoneros, kiwis, avellanos.
-¿Qué otras cosas la hacen tan especial?
-Si algo dota de personalidad y autenticidad a la casa -única en su especie- es la edificación anexa de las ‘casitas de servicio’, que culminan en un precioso palomar, así como el molino de viento, que bombea agua del manantial subterráneo de la finca -único en Asturias-, traído de América hace más de 150 años. Quien no conoce por aquí El Paraíso por su nombre, la conoce como ‘La casa del molino’. Aparte, esta casa es muy especial para mí por muchos motivos. Siempre ha sido un punto de encuentro familiar. Nunca la he visto vacía, sino llena de gente, de familia y de amigos.
-Imagino que tendréis muchísimos recuerdos.
-Aquí han sucedido algunos de los días más especiales de mi vida, como mi 18º cumpleaños, o la celebración del Bautismo de mi hija Ana, donde nos juntamos casi cien amigos y familiares. Es un lugar en el que desde niña se ha desarrollado mi imaginación y mi creatividad, que ha sido fuente de inspiración de multitud de ideas, ilusiones y proyectos; un lugar en el que siempre he disfrutado ejerciendo de anfitriona y en el que siempre soñé vivir con mi propia familia. Estar aquí con mi marido, Gonzalo, y con nuestros cuatro hijos es algo que me emociona siempre que abro las puertas de El Paraíso.
-¿Cómo es volver ahora como madre de familia numerosa?
-Para nosotros estar en la Quinta es caótico y divertido al mismo tiempo. Gonzalo y yo pasamos mucho tiempo en la galería -que siempre está calentita y tiene unas vistas muy bonitas de la finca y del monte- tomando el café después de comer, leyendo y viendo a los niños andando en bici, jugando al escondite, detrás de las lagartijas o persiguiéndose con pistolitas de agua… ¡Es como si me estuviera viendo a mí misma!
-¿Soléis pasar mucho tiempo aquí en el norte?
-Gonzalo y yo trabajamos y vivimos a caballo entre Madrid y Asturias, así que volver a El Paraíso -como si de un claim turístico se tratara- es siempre un chute de desconexión y energía que nos motiva para perseguir otros sueños y objetivos. Mi marido es arquitecto y aunque siempre ha desarrollado su actividad profesional en Madrid, donde se ubica su Estudio de Arquitectura VyS, siempre ha tenido muy presente su tierra. Todos los veranos que volvíamos a Asturias, hablaba con nostalgia de las casas de su familia, de sus antepasados arquitectos y de cómo se habían hecho un nombre en su propia tierra.
-Y ahora parece que ha tomado el relevo.
-Sí, la vocación de mi marido nació de la admiración por su abuelo materno, sus tíos abuelos y su bisabuelo paterno. Y encontró la oportunidad de homenajearles con la restauración de una vivienda tradicional en Caravia. Ahora proyecta una vivienda de nueva planta en Somió -de donde es su familia materna- y una reforma integral de una vivienda de un edificio histórico de Oviedo.
-Tu vida profesional también ha vivido un giro radical.
-Sí, mi vida profesional también ha cambiado bastante desde que empecé trabajando en banca privada. Aquí, en esta finca, se cuajó en 2014 la idea de crear mi propia agencia de comunicación y eventos, Rumor Comunicación. Han pasado 11 años desde entonces y, aunque guardo buenísimos recuerdos de mi primera etapa, el volantazo profesional no ha podido ser para mí más acertado ni más satisfactorio. Y me ha permitido, además, pasar más tiempo en esta tierra y en esta casa tan especiales para mí y mi familia.
Ecos indianos
El campo asturiano se rinde al aire colonial traído por antiguos ‘paisanos’ que hicieron fortuna a principios del siglo pasado en Sudamérica, mientras que los tesoros de sus días de gloria continúan llenando de encanto sus viejas (y hoy deseadas) casas.