Historia de un flechazo: Irina Shayk encuentra los zapatos más comodos

La modelo parece haber dado con la horma perfecta, tanto, que casi siempre los lleva con vestidos

Por Elena M.Medina

Aunque sus apariciones sobre la pasarela son cada vez más limitadas, la modelo Irina Shayk sigue siendo uno de los rostros más codiciados de la industria. Pero ahora, su vida personal, que comparte desde 2015 con el actor Bradley Cooper, ocupa un lugar destacado en su día a día. Los paseos en familia junto a Lea, su primera hija, son frecuentes y aunque ellos mantienen escrupulosamente su privacidad (no hay fotos de la pequeña en ninguna red social), juntos forman una de las parejas más adorables del star system. Es precisamente durante estos paseos cuando Irina ha desvelado a través de numerosos y variados estilismos cuál es su complemento predilecto, del que nunca se separa, el que combina con prendas muy diferentes entre sí y al que recurre en sus momentos de ocio y tranquilidad. Ese clásico accesorio al que siempre recurrimos cuando no sabemos qué ponernos y que, en el caso de la top rusa, lleva en su armario desde antes de verano.

Se trata de unos mocasines de ante oscuros de la firma The Row, en concreto el modelo Noelle, que aunque no está a la venta en la tienda online sí se encuentra disponible en algunas plataformas multimarca como Bergdorf Goodman por un precio de 410 dólares (aproximadamente 355 euros). En la mayoría de las ocasiones Irina los combina con maxi vestidos que se alargan casi a la altura de los tobillos y que, al tratarse de diseños estampados, encajan a la perfección con este tipo de zapato monocolor. Estos mocasines nada tienen que ver con los diseños clásicos habituales, muchas veces de cierta estética masculina, aunque mantienen las líneas sencillas y su altura permite incuirlo en la categoría de tacón cómodo. 

Llama la atención que la mayoría de las ocasiones en que hemos visto a la modelo con este confortable diseño ha sido en sus salidas familiares, junto a su pareja y su hija. Una elección acorde a la situación, donde impera acertar con un calzado fácil de llevar, con el que poder lanzarse a correr cuando sea necesario y con el que aguantar sin temer rozaduras en los pies durante el tiempo que se alargue la cita en familia. Desde hace varios meses, Irina no se separa de estos mocasines, que ha sabido adaptar tanto a sus conjuntos de verano como a los primeros looks otoñales protagonizados por una de las nuevas gabardinas de Burberry, en color negro e ideada por su amigo Riccardo Tisci, nuevo director creativo de la casa británica. 

Cuando deja este complemento en casa, las alternativas guardan una gran similitud, decantándose por diseños neutros, básicos y atemporales que combina con facilidad con prendas más sofisticadas y otras de aire deportivo. Las zapatillas, las alpargatas o las sandalias tipo pala han sido una constante en su maleta estival. Con la llegada de las primeras semanas del otoño, los mocasines siguen presentes en looks de entretiempo y conviven con botas altas y botines.

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