Logomanía: ¿Llevarías un 'Gigi hadidas' o un 'Boolenciaga'?

Mientras las marcas más subversivas parodian a las grandes firmas buscando el meme, los que más saben de moda exhiben sus logos como si de falsificaciones se tratara. Nunca hacer marca fue tan decisivo

Por Iratxe Plaza

Louis Vuitton, experto en eso de lucir logo, abandera una de las tendencias que arrasan sobre la pasarela desde hace varias temporadas: presumir de marca de la manera más ostentosa posible. En 2014 se sumó al carro del 'autobombo' Donna Karan con una colección de prendas impresas con su propio logo, y el pasado invierno hicieron lo propio Loewe, Lanvin o Vetements mostrando sus anagramas sin ningún tipo de complejo; al revés. La logomanía vuelve más grande y con más sentido del humor que nunca.

En clave irónica y con más visibilidad, los logos en lugar de desaparecer tienen más vida que nunca, y nada tiene que ver con la estética pop art que los originó en los 90. Ahora presumir de marca es símbolo de lujo refinado, y la apuesta pasa por exhibir y no ocultar. Pero no vale cualquier símbolo, la industria pone el foco en marcas que apuestan por apropiarse de anagramas que no son suyos. Primero fueron los bolsos de Moschino, que la próxima temporada vienen en forma de bolsa de McDonald's, o las cajas de cereales de la diseñadora británica Anya Hindmarch. Ahora el último movimiento tiene nombre propio, Boolenciaga

Moschino y Anya Hindmarch siguen apropiándose de marcas de gran consumo.

Los creadores de la marca Vetememes, firma underground que arrasó en el street style con prendas en las que parodiaban a la firma francesa Vetements; aprovechan el éxito de su primera creación y repiten el mismo modus operandi con la firma de lujo Balenciaga. ¿Su nueva apuesta? Abrigos y gorras que juegan a la ironía con la marca que dirige Demna Gvasalia, y que casualmente también está detrás de Vetements.

Además de caricaturizar a las firmas mainstream, ejemplos como estos abren las puertas hacia el reinado de las copias. Los 90 fue una década en la que también se alteraban los nombres de las marcas y sus logos en los mercadillos. ¿La diferencia? No tenían la 'aprobación' de quienes copiaban, obsesionados en ese momento en la búsqueda del lujo refinado escondiendo logo y marca.

Otro ejemplo de cómo hacer que las marcas beban de su propia medicina es Really. Este artista y director de arte escocés ha hecho suya la tendencia de fusionar el nombre de prestigiosas firmas de lujo con los logos de marcas de gran consumo. Stella McCartney o Yves Saint Laurent son algunas de sus últimas reinterpretaciones. Con más de 51.000 seguidores en Instagram @hey_reilly, Really se ha convertido en el nuevo Jimmy Fallon de la moda. Una tendencia a la que se suma Gigi Hadid compartiendo en su perfil de Instagram una foto con una bomber en la que se fusiona su apellido con la tipografía y logo de adidas.

Vetements sigue los pasos del artista escocés haciendo suya la tipografía y el logo de la firma deportiva Champions, gracias a la última alianza entre ambas. Y adidas le da una 'vuelta de tuerca' a sus icónicos símbolos con la nueva colaboración junto a Alexander Wang. Una colección unisex (que por cierto ya está agotada) con un claro mensaje reivindicativo de ruptura con lo convencional. He aquí la versión más normcore de adidas.

 

The Drop 3.2 #adidasOriginalsxAW velour polos featured on @lexiboling and @bhris_mmf in @dazed magazine.

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Está claro que la moda ha encontrado en el universo de la simbología su mejor aliado para lanzar mensajes subversivos, pero también emocionales. Personalizar prendas y complementos, como ya ha hecho Sara Carbonero con su traje de baño o Bianca Balti luciendo el bañador personalizable de Alberta Ferretti; o el simple gesto de sumarte al movimiento twinning; justifican esta nueva obsesión por crear emociones.

Gigi Hadid y Hailey Baldwin también necesitan sentirse especiales.

Y en esto de crear emociones sabe mucho la directora creativa de Dior Maria Grazia Chiuri rescatando aquellas abejas que estampaban el dobladillo de cada vestido cuando Christian Dior dirigía su atelier, tal y como el creador cuenta en sus memorias. Al final detrás de cada símbolo hay un mensaje con una fuerte carga emocional.

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