La nueva dieta de moda a examen: ¿qué opinan los expertos de 'Fast 800'?

Las 'celebrities' hablan maravillas de este plan de ayuno intermitente, descubre si los nutricionistas están de acuerdo

Por Mariana Chacón

Desde Gisele Bündchen hasta Elsa Pataky (y Kourtney Kardashian, Jennifer Lopez o Nicole Kidman): las estrellas que hablan de los beneficios que el ayuno intermitente tiene para la salud aumenta por momentos. La palabra inglesa fast significa ayuno y la dieta que se ha construido entorno a ella asegura que se pueden notar muchos cambios, sobre todo en el peso y en el metabolismo, cuando se espacia el tiempo que se pasa sin comer desde la cena hasta el desayuno. El Dr Michael Mosley es el artífice del plan Fast 800, un régimen en 3 fases que propone convertir el fasting en una costumbre de por vida. La Dra. Paula Rosso, experta del Centro Médico Lajo Plaza, y Cristina Romagosa, nutricionista de MediQuo, nos dan su opinión profesional sobre esta tendencia en alza.

Primera fase: de 2 a 12 semanas

La primera parte del Fast 800 consiste en consumir solo 800 kcal al día durante un periodo de entre 2 y 12 semanas, según la cantidad de peso que se quiera perder. Además de reducir la ingesta de calorías diarias, esta fase se combina con un ayuno intermitente de 12 horas, es decir, tiene que pasar ese tiempo desde que se termina de cenar hasta el desayuno del día siguiente. Esto es lo que opinan las expertas del arranque de la dieta.

“Teniendo en cuenta que 800 kcal puede suponer una reducción de hasta el 70% de los requerimientos energéticos reales, su consumo activará rutas metabólicas para asegurar que los órganos principales reciben la energía apropiada. Principalmente, será difícil que lleguemos a cubrir nutrientes tales como ácidos grasos esenciales y proteínas”, explica Romagosa. A lo que la Dra. Rosso añade que al suponer una situación de estrés para el organismo, es muy importante realizarse una analítica antes de comenzar y completar el plan con suplementos vitamínicos y minerales.

En cuanto al fasting (o ayuno), la experta de Lajo Plaza asegura: “Tengo muchas pacientes encantadas con el fasting, es un estilo de vida, si te acostumbras es una buena manera de poner en marcha otros mecanismos de consumo de energía en el organismo”.

Segunda fase: alcanzar el peso ideal

Tras la primera etapa llega la fase dedicada a alcanzar el número deseado en la báscula. Para conseguirlo, el Dr. Mosley propone el método 5:2, o pasar cinco días a la semana siguiendo una alimentación mediterránea saludable y los otros dos igual que en la primera etapa, consumiendo 800 kcal diarias en total. Además, se alarga el periodo de ayuno de 12 a 14 horas. Esta última parte no es obligatoria, solo una sugerencia.

“Esta fase de la dieta vendría a combinar dos, una dieta hipocalórica equilibrada con una dieta de muy bajo contenido calórico. Es más fácil cubrir requerimientos nutricionales evitando así déficits graves que en la dieta pura de bajo contenido calórico. Aun así, de nuevo, sólo estaría recomendada en casos de obesidad establecida”, avisa la experta de MediQuo. En cuanto al ayuno, añade: “Idealmente, debe realizarse el fasting aprovechando el ayuno fisiológico nocturno. Si la dieta es equilibrada, tendría determinadas ventajas puesto que puede estimularnos la sensación de saciedad y favorecer la reeducación de hábitos alimentarios”. Un estudio publicado hace unas semanas en Obesity, por ejemplo, comprobó que el ayuno reducía los niveles de la hormona ghrelina, relacionada con el apetito. Eso sí, en ese caso los participantes pasaban 18 horas al día sin comer.

Tercera fase: estabilización

Durante esta parte, el doctor recomienda hacer fasting dos días a la semana y tomárselo como un hábito de por vida. Aunque la Dra. Rosso admite que la dieta cumple su cometido, “creo que es efectiva ya que se consumen muy pocas calorías y se utiliza mucho las reservas de grasas del organismo”, también avisa de que sería muy selectiva a la hora de recomendarla a sus pacientes: “No es para todos, cada persona necesita una dieta adecuada para ella misma pero creo que en pacientes que les cuesta mucho perder y ya han hecho muchas dietas, es muy útil”.

Romagosa concluye que “el mantenimiento del peso perdido es el gran reto de las dietas. Y la actividad física se sabe que es uno de los principales factores para mantener masa muscular y un peso saludable. Por eso las dietas de muy bajo contenido calórico (la primera fase de este plano), que no nos van ayudar a introducir ejercicio, pueden ser útiles a corto plazo para determinados pacientes, pero difícilmente tienen éxito a largo plazo”. Esta es la razón por la que no recomendaría una dieta de aporte calórico muy bajo si el paciente no tiene sobrepeso o patologías asociadas que puedan beneficiarse de Fast 800, un plan que, como todos los programas de adelgazamiento, deben seguirse bajo la supervisión de un especialista.

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