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El trabajo es importante. Además de aportarnos el sustento, también nos da satisfacción y nos ayuda a realizarnos. Pero también es verdad que a veces se nos hace cuesta arriba. Las prisas, el ruido, la presión... todo ello nos tensa y nos estresa y puede convertir algo que nos gusta en una actividad tediosa. ¿Te suena? 

Rafael San Román, de ifeel, nos propone bajar el volumen, el ritmo, reducir las revoluciones para darle un toque más zen a tu trabajo y a tu vida. 

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Calibra la importancia que le das a tu trabajo

Nuestro trabajo es importante. Y hagamos lo que hagamos, siempre intentaremos dar lo máximo de nosotras mismas. Sin embargo, en la vida hay otras cosas, además de nuestro trabajo. Y si a nuestro horario laboral sumamos las exigencias cotidianas, al final acabamos yendo siempre con la lengua fuera. Funcionamos constantemente como si cada cosa que hacemos fuera de vida o muerte o como si de nuestro rendimiento rápido e hiperproductivo dependieran cosas de lo más trascendentales. Lo creamos o no, esto es verdad solo en un puñado de empleos. Los demás son importantes y hay que realizarlos con profesionalidad y eficiencia, pero no requieren necesariamente el nivel de urgencia y relevancia que a menudo les atribuimos. Si conseguimos ajustar bien estas expectativas y valoraciones, será más fácil trabajar de manera relajada.

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¿Es tu ritmo demasiado acelerado? 

En ocasiones, quien convierte el trabajo en algo estresante eres tú misma. Por ello, antes de tomarte tu trabajo de una manera más calmada, tienes que ser consciente de cómo funcionas para reajustar tu manera de trabajar de forma consciente. Párate y toma consciencia de a qué velocidad funcionas. Date cuenta de su tu estilo es demasiado acelerado y abrupto y analiza algunas necesidades, miedos o creencias mal aprendidas que están detrás de esta manera de trabajar. 

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Prioriza y haz menos pero mejor 

La cantidad no siempre es la mejor estrategia para lograr tus objetivos. A veces es más satisfactorio hacer menos pero con más cuidado que producir mucho de una manera más pobre y chapucera. Si consigues primar la calidad sobre la cantidad, disminuirás el estrés  y te sentirás mucho más satisfecha contigo misma. 

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Desconexión digital

Para una adecuada conexión psicológica (en la mente, las emociones y la conducta) fuera y dentro del trabajo es importante que el trabajo no nos invada. Recuerda que implicarte con tus tareas las 24 horas del día es implicarte más tiempo, pero no hacerlo mejor. Tu rendimiento necesita pausas y momentos de refresco para poder estar en buenas condiciones y que tengas buenas ideas, igual que tu organismo necesita dedicarse a otras cosas que no tienen nada que ver con lo laboral. No tengas miedo a bajar la persiana del todo en el momento que toca para que no le cojas aversión al trabajo y mañana puedas levantar esa persiana con la mejor actitud.

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Programa tu horario 

Mantener un orden es esencial para trabajar sin estrés. Estructura bien el horario, dedica tiempo al descanso, intenta no ir a la oficina con prisas y con la sensación de que vas a llegar tarde. Si comienzas el día con agobio, vas a continuar igual. Saber que tienes tiempo para encender el ordenador, ver tus correos con tranquilidad y ponerte a trabajar con calma, te ayuda a generar una disposición más relajada para trabajar. 

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Trabaja en un lugar limpio y ordenado 

Tanto si trabajas en la oficina como en remoto, intenta que el entorno sea lo más cómodo posible, que esté limpio y que sea agradable. Tienes que tener en cuenta que el ambiente influye en tu estado de ánimo. Asegúrate de que tu mesa está despejada y que no existen elementos de distracción que dificulten la concentración. 

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Come con tranquilidad

El momento de la comida es importante y hay que dedicarle atención. Siempre que puedas, intenta no comer rápido, como si tuvieras prisa, como si hubiera que ir a apagar un fuego dentro de cinco minutos. A veces es cuestión de dedicarle diez o quince minutos más: pueden parecerte muchos minutos en un entorno laboral depredador donde el tiempo es oro pero recuerda: estamos hablando de diez o quince minutos, ninguna catástrofe va a ocurrir solo porque te los tomes para comer como una persona. Si estás en la oficina intenta compartir ese momento con compañeros de cuya compañía disfrutes. Es un momento distendido que contribuye a generar un buen clima laboral.

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Prioriza el silencio

Cada cual sabe qué le distrae, qué le entretiene y qué le ayuda a fluir en la realización de sus tareas laborales. No obstante, si de verdad deseas tener una experiencia zen a la hora de trabajar no es posible encontrar un aliado mejor que el silencio. Algunas personas no están acostumbradas porque el silencio hace que, paradójicamente, aumente el ruido que escuchamos desde nuestro interior. Sin embargo, el silencio es el comienzo de la conexión con uno mismo y nos ayuda a alinearnos con el momento presente.

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