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Hay determinados problemas de salud mental pueden llegar a condicionar, en gran medida, la vida de quien los padece. Un ejemplo claro son los brotes psicóticos, un tìpo de trastorno que puede dificultar que la persona trabaje o estudie con normalidad, debido a que una persona con estos episodios no solo presenta delirios y/o alucinaciones, sino también, puede tener pensamientos desordenados entrelazando temas sin ninguna relación entre sí y una desorganización en el habla.

 

"Los síntomas psicóticos aislados o experiencias psicóticas son comunes y no implican necesariamente la presencia de un trastorno psicótico. Sin embargo la presencia de expresiones psicóticas subclínicas puede suponer un riesgo de desarrollo de psicosis. Por ello, trabajar desde la prevención, más allá de la promoción de la salud, resulta principal ante un primer episodio”, explica Marta Galindo, neuropsicóloga de la Clínica López Ibor de Madrid. Hemos hablado con ella y con la terapeuta ocupacional Elena de la Cruz Rodríguez-Escalona sobre este problema.

 

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¿Cómo se manifiestan los brotes psicóticos?

Tal y como nos explican las especialistas de la Clínica López Ibor, un brote psicótico es un episodio de pérdida de conexión con la realidad, en el que la persona muestra cambios en su comportamiento, su personalidad y su pensamiento. “Suele presentarse en forma de delirios (falsas creencias acerca de lo que sucede o incluso sobre su propia identidad) y/o alucinaciones (percibir cosas que no existen en realidad), junto con alteraciones psicomotoras (elevado nivel de actividad, sueño escaso o, por el contrario, enlentecimiento físico y/o cognitivo)”, nos detallan.

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¿Hay distintos tipos de brotes?

Las expertas de la clínica López Ibor apuntan que se pueden diferenciar diferentes tipos de síntomas psicóticos, los cuales se clasifican en positivos o negativos.

-Los síntomas positivos es cuando aparece un síntoma que no debería estar en el funcionamiento de la persona. Aquí estarían los delirios, las alucinaciones, el pensamiento y/o conducta desorganizado.

-Por otro lado, se consideran síntomas negativos cuando presenta una ausencia de emocionalidad y/o funcionalidad. Aquí encontramos el aislamiento, apatía y escasa respuesta emocional.

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Personas con más riesgo de padecerlos

Nos planteamos si existe un perfil de personas que pueden padecerlos con más frecuencia. Y las expertas parten de la premisa de que los brotes psicóticos no suponen un diagnóstico per sé. “No obstante, personas que conviven con otros problemas de salud mental son más proclives a sufrir un episodio psicótico, como son la esquizofrenia, el trastorno bipolar, demencias, cuadros depresivos graves, consumo de sustancias psicotrópicas o rasgos de personalidad suspicaces o desconfiados elevados”, nos cuentan. Y añaden que también pueden aparecer en personas sin historial psiquiátrico previo ante momentos de elevada emocionalidad o estrés.

 

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¿Se puede evitar?

Una vez tenemos claro cuál es el problema y cómo se manifiesta, nos surge la duda de si se puede prevenir, si se puede evitar que se llegue a producir un brote psicótico. “La prevención de los brotes psicóticos es compleja, ya que a menudo son imprevisibles y generados por la combinación de diferentes aspectos. Como norma general, hay que evitar el consumo de las sustancias psicotrópicas (lo que incluye drogas ilícitas y lícitas, como el alcohol) cuando no sean recetadas por un facultativo. De igual manera, las personas con factores de riesgo (como antecedentes personales o familiares de trastornos psiquiátricos asociados con síntomas psicóticos) pueden beneficiarse de terapia individual y familiar, junto con grupos terapéuticos. Estas medidas, además, reducen la gravedad y el impacto del episodio, ya que pueden detectar de manera más temprana síntomas y actitudes previas”, nos detalla.

 

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¿Cómo debemos actuar?

No hay duda de que sufrir un episodio psicótico es una experiencia desagradable para la persona. Bien es cierto que, en muchas ocasiones, suelen ser transitorios, por lo que se minimiza su impacto y la persona no pide ayuda profesional. “El pronóstico es mucho más favorable si existe un abordaje adecuado cercano al episodio. Aquí es importante la atención especializada de un equipo de salud mental que ajustarán los recursos a las necesidades de cada momento: psiquiatra, psicólogo, terapeuta ocupacional, enfermero, educador social, etc”, cuentan. Y añaden que no se resume a un trabajo en una etapa puntual, ya que el objetivo no es solo reducir la sintomatología sino también para promover la salud y potenciar factores de protección ante la posibilidad de un nuevo episodio.

En este momento es importante trabajar con el paciente y sus allegados, ya que el ambiente socio-familiar influye en la probabilidad de apariencia de un nuevo episodio.

Marta Galindo añade que “ante la aparición de un episodio psicótico, los pacientes llegan a las urgencias hospitalarias, donde se pautará el ingreso hospitalario en caso de que el médico especialista lo considere por uno o varios aspectos":

  • Potenciales actitudes agresivas que pongan en peligro la integridad física de sí mismo y/o de terceros.
  • Insuficiente nivel de apoyo y atención en su ambiente.
  • Situaciones de gravedad clínica que requieran niveles de atención especializada e intensiva de salud mental.
  • Garantizar la administración terapéutica y/o monitorizar su efecto.
  • Necesidad de realizar una observación continuada del paciente y establecer un diagnóstico

 

“Resulta relevante el abordaje especializado ante la aparición de un primer episodio psicótico, ya no solo para remitir la sintomatología positiva, sino también, para abordar la prevención de un nuevo episodio, así como en promover factores de salud. Este trabajo debe realizarse desde dispositivos asistenciales diversos y de calidad, ajustados a las necesidades de cada paciente y su entorno en cada momento y formados por equipos multidisciplinares especializados”, explica la neuropsicóloga.

 

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La influencia de las situaciones de crisis

Por último, nos planteamos si situaciones de estrés, tan complicadas como la que estamos viviendo pueden influir en que aparezcan estos brotes. “Hay aspectos que han demostrado aumentar la probabilidad de sufrir un brote psicótico como son las situaciones de estrés muy intensas y/o mantenidas en el tiempo. Inevitablemente la situación de pandemia nos ha obligado a cambiar muchas rutinas e, incluso, planes de vida o el modo de relacionarnos, así que hacer frente a estos cambios en el día a día aumenta la sensación de estrés. También el hecho de que por estos cambios se pierden beneficios o fuentes de satisfacción. Por ejemplo, el teletrabajo o asistir a clase online reduce el contacto social y favorece el aislamiento”, detallan las expertas, que concluyen afirmando que no debemos olvidar que sufrir un brote psicótico tiene un origen multicausal, por lo que si al estrés sumamos otros factores de riesgo, como es la pérdida de ocupaciones significativas y satisfactorias, tener otro diagnóstico psiquiátrico o consumir sustancias toxicas, el riesgo aumenta.

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