1/12 © iStock

El jueves 10 de marzo se celebra el Día Mundial del Riñón, una fecha que aprovechamos para resolver las posibles dudas que tengas sobre cómo cuidar estos órganos vitales, sus funciones, los síntomas de una insuficiencia renal y si se puede vivir con un solo riñón. 

Además, también hablaremos de la dieta, cuya importancias es crucial para mantener una buena salud renal. Algunos estudios señalan, de hecho, que una alimentación sana y variada, pero con alta predominancia de vegetales, puede conservar nuestros riñones saludables por más tiempo. 

Dieta, alimentos y consejos que cuidan la salud de tus riñones

2/12 © iStock

¿Cómo funcionan los riñones?

Los riñones forman parte del aparato urinario y se encuentran filtrando constantemente la sangre (un volumen equivalente a media taza de café cada minuto). De esta forma llevan a cabo su función de eliminar los productos de desecho y el exceso de agua del organismo a través de la orina. Los riñones también tienen otras funciones fundamentales como ayudar a regular el pH sanguíneo, mantener el equilibrio de sales y minerales y producir hormonas que participan en el control de la tensión arterial, la producción de glóbulos rojos y la salud de los huesos, nos explican los doctores del equipo de Melio. 

3/12 © iStock

¿Qué alimentos cuidan nuestros riñones?

Todos debemos comer de forma sana y tener hábitos saludables si queremos cuidar el cuerpo que habitamos. La llamada dieta mediterránea es un ejemplo más que probado y consensuado: mucha fruta, verduras, legumbres… Hay que evitar el exceso de grasas y calorías, nos recuerda la Dra. Patricia de Sequera, nefróloga y presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.).

Remedios caseros y consejos para mejorar la salud de los riñones 

4/12 © Adobe Stock

¿Cómo ayudan las frutas y verduras?

los expertos sugieren que una dieta alta en vegetales puede ayudar a prevenir y retrasar la Enfermedad Renal Crónica (ERC). Se trata de una de las últimas evidencias científicas entorno a ERC, la cual podría suponer una relevante vía de investigación para estos pacientes. Una dieta con alto contenido en vegetales garantiza un adecuado consumo de fibra, mejorando la composición de la microbiota. De esta manera, se consigue un destacado efecto antinflamatorio y una reducción de las toxinas urémicas. Los autores de este importante artículo de revisión del grupo del Dr. Juan J. Carrero (Instituto Karolinska), y del que se ha hecho eco Danone Specialized Nutrition, hacen una revisión de todas las investigaciones publicadas en los últimos años, apuntan a que existe poco riesgo y sí beneficios potencialmente marcados en la promoción de dietas altas en vegetales para la prevención primaria de la ERC y para retrasar su progresión. 

“En los últimos años se está generando una evidencia que está desterrando algunas de las recomendaciones dietéticas que hacíamos a nuestros pacientes desde hace muchos años, sobre todo aquellas que restringían gran parte de alimentos vegetales para control del potasio. Este documento hace una revisión de todos los estudios publicados que ponen de relevancia el efecto positivo de las dietas con alto contenido en vegetales y moderado/bajo contenido en alimentos animales para prevenir o ralentizar el avance de la ERC. También cabe destacar que el fósforo vegetal tiene una menor biodisponibilidad que el fósforo animal, por lo que los alimentos vegetales altos en proteína estarían muy recomendados”, explica Alberto Caverni, dietista-nutricionista en ALCER Ebro y Miembro del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Nefrología.

5/12 © iStock

¿Qué exploraciones son necesarias para saber si funcionan bien?

Una revisión anual con una analítica de sangre que incluya la determinación de la creatinina, que nos permite medir el filtrado glomerular (funcionamiento de los riñones), y también la determinación en orina de la albúmina, es más que suficiente. La albúmina es una proteína que tenemos en la sangre y que cuando los riñones funcionan bien no se pierde por la orina. Si aparece en exceso en la orina, es un marcador precoz de daño renal.

Ni que decir tiene que también es conveniente tomarse la presión arterial, al menos cada año, recuerda la Dra. Sequera. 

¿Qué revela un análisis de orina?

6/12 © iStock

¿Qué otros cuidados necesitan los riñones?

Reducir la ingesta de sal y de alimentos procesados. La Organización Mundial de la Salud, la OMS, recomienda reducir la ingesta de sal a menos de 5g al día. El sodio que diariamente ingerimos a través de la alimentación no es sólo el que añadimos en la mesa o en la cocina en forma de cloruro sódico (la sal común); algunos alimentos ya tienen un alto contenido en sal como todos estos snacks embolsados, patatas fritas, palomitas, encurtidos, quesos curados, embutidos…Casi todos los alimentos procesados son muy ricos en sal.

7/12 © iStock

¿Cuáles son las enfermedades pueden producir un daño renal?

Con gran diferencia, las enfermedades más comunes que afectan al riñón son la enfermedad renal diabética y la hipertensión arterial. Otras menos frecuentes son la inflamación de estructuras del riñón, como la glomerulonefritis, es decir, la inflamación del lugar donde se filtra la sangre, los glomérulos, indica la especialista en nefrología.

También afectan al riñón las enfermedades infecciosas, como la pielonefritis; y las enfermedades hereditarias, entre ellas, la más frecuente es la poliquistosis renal. Así como algunos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) y algunos antibióticos, recuerda la presidenta, que ha participado en el documental “Un silencio que tienes que escuchar”, dirigido por Daniel Sánchez Arévalo, co-realizado por AstraZeneca y Alcer, y que cuenta con el aval científico de la S.E.N.

Si sufres de diabetes o hipertensión, vigila la salud de tus riñones

8/12 © iStock

¿Cuándo aparece la insuficiencia renal?

La insuficiencia renal crónica aparece cuando los riñones pierden de forma progresiva la capacidad de filtrar y eliminar las sustancias de desecho que se encuentran en la sangre, por lo que quedan acumuladas y alteran la composición de la sangre, nos alertan desde Melio. 

9/12 © iStock

¿Cómo se manifiesta la insuficiencia renal?

La insuficiencia renal no produce síntomas hasta que la enfermedad es muy avanzada. La IRC comienza lentamente y la mayoría de las personas afectadas son asintomáticas hasta que la enfermedad ha avanzado demasiado. La velocidad a la que se pierde la función renal es muy variable y puede llevar desde meses hasta décadas, nos cuentan desde Melio.

La insuficiencia renal en fases tempranas sólo se puede diagnosticar mediante un análisis de orina o una analítica sanguínea. Si no existe una sospecha muy alta de presentar una insuficiencia renal, es suficiente con realizar un estudio de la función renal en una analítica sanguínea periódica. Si se toman fármacos que puedan lesionar el riñón (como antiinflamatorios o antibióticos aminoglucósidos entre otros), te han realizado recientemente pruebas con contrastes yodados o tienes enfermedades que contribuyen a que la función renal se deteriore como hipertensión arterial, diabetes u obesidad, debes revisarlo al menos una vez al año.

Como consecuencia del deterioro de la función renal pueden aparecer síntomas inespecíficos como pérdida de apetito, cansancio, náuseas, vómitos o picor en la piel. Además, cuando la IRC está avanzada aparecen otras alteraciones importantes como hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, aumento de potasio y fósforo, anemia, problemas óseos y enfermedad cardiovascular.

Nefritis: ¿por qué se inflaman los riñones?

10/12 © iStock

¿Se puede frenar la evolución de la insuficiencia renal?

La enfermedad renal crónica está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y una mortalidad más alta. Es importante realizar un diagnóstico de manera temprana para que podamos introducir cambios en los hábitos de vida que han demostrado retrasar la progresión de esta enfermedad como son aumentar la actividad física, abandonar el tabaco, reducir el consumo de sal, consumir más proteínas de origen vegetal y menos productos de origen animal, evitar el sobrepeso y controlar las enfermedades que contribuyen al desarrollo de insuficiencia renal como la hipertensión arterial y la diabetes.

11/12 © iStock

¿Cuándo es necesaria la cirugía?

Cuando hay un tumor o cáncer renal, o cuando el riñón está gravemente dañado, por ejemplo, por una infección, cálculos, o tras un traumatismo que haya provocado lesiones tan graves en el riñón, que no puedan ser reparadas.

Cuestionada sobre si se puede vivir con un riñon, la presidenta de la S.E.N confirma que sí. Hay que saber que muchos bebés nacen con un único riñón, y no pasa nada. Hoy se sabe por medio de la ecografía antenatal, pero antes, muchas personas no se enteraban en toda su vida. Esto se llama agenesia renal, y sabemos que ocurre en uno de cada 1.000 nacimientos. En ocasiones, en adultos, se diagnostica de forma casual al realizar una exploración radiológica o por otros motivos, pero la mayoría de las veces esta carencia pasa inadvertida sin generar problemas.

Tres mitos sobre los trasplantes de órganos

12/12 © iStock

¿Cómo cuidarse si se vive con un solo riñón?

Las personas con un sólo riñón tienen una expectativa de vida similar a la población general. El pronóstico a largo plazo es muy bueno, porque el riñón que queda trabaja más, y se hace más grande para suplir al ausente.

No obstante, al tener un solo riñón, es verdad que es importante cuidarlo más, y hacerse revisiones periódicas porque en ocasiones, muy raras, pero puede surgir, como en todo, distintas enfermedades sobre este riñón. Se debe evitar la obesidad y tener especial cuidado con los fármacos comentados y que pueden dañarlo, como algunos antibióticos y los antiinflamatorios AINES.

Asimismo, las personas con un solo riñón deben evitar abusar de las proteínas porque estas sobrecargan de trabajo al riñón. No se trata de seguir una dieta estricta, escrita en un papel, con ingredientes y gramos semanales, pero sí limitar los alimentos ricos en proteínas como la carne roja, aves, pescado, lácteos…. Si no hay excesos, hay equilibrio, concluye la Dra. Patricia de Sequera, nefróloga y presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.).

Más sobre: