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Este año, después de meses de limitaciones, de estado de alarma, de toques de queda… son muchas las personas que llegan al verano agotadas, pero ilusionadas, con muchas ganas de recuperar cierta normalidad y de disfrutar de unos merecidos días de descanso en compañía de las personas que queremos. Siendo, por supuesto, responsables, pues la pandemia no da tregua, pero aprovechando el descanso y dejando las obligaciones laborales a un lado durante unos días.

 

Las vacaciones nos permiten recuperar energía, estar más en contacto con nosotros mismos, dejar de lado el estrés y aprovechar para hacer cosas que, tal vez, el resto del año, no podemos hacer, como dormir más, leer, pasar tiempo con amigos y familia, descubrir nuevos rincones, disfrutar de actividades al aire libre… Las vacaciones son, no hay duda, un descanso mental que repercute en nuestro estado de ánimo. Pero, ¿serán diferentes estas vacaciones, las primeras que se acercan a una relativa normalidad?

 

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Ver las vacaciones como una liberación

Lo cierto es que, con prudencia, pues el virus aún sigue ahí, somos muchos los que afrontamos estas vacaciones como una especie de liberación. “Qué duda cabe de que especialmente este año esperamos con más ilusión que nunca a que lleguen las tan ansiadas vacaciones estivales. Si las vacaciones son normalmente vistas como una liberación, este año más aún.

 

Y es que en este año y medio de pandemia, muchos de nosotros nos hemos sentidos constreñidos, obligados a permanecer en el mismo lugar sin poder salir muy lejos de nuestra ciudad, y no hace mucho incluso de nuestro barrio. Por eso, ahora que están abiertas las fronteras y la posibilidad de viajar vuelve a ser posible, lo primero que sentimos es liberación, en contraposición con lo que hemos estado viviendo antes: la obligación de permanecer en un mismo lugar, no muy lejos de casa.

La incapacidad de movilidad y la sensación de encierro”, confirma Begoña Fernández Seco, especialista en psicología, directora del Centro de Psicología Begoña Fernández y miembro de Top Doctors.

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Este año, aún más necesarias

Este año, es más, son aún más necesarias para muchas personas que han afrontado unos meses complicados a causa de la pandemia. “En términos generales, siempre que atravesamos una época dura, aumenta la necesidad de desconectar y de salir de nuestro entorno habitual para poder restablecernos a nivel mental y volver a ser productivos y sentirnos con energía para afrontar las obligaciones diarias a la vuelta de vacaciones”, confirma la psicóloga, que destaca que este año más que nunca esa necesidad se hace mucho más evidente.

 

“De hecho, ya es noticia que muchas personas están adelantando su tiempo de vacaciones, por esa necesidad que tenemos de desconexión, de visitar a nuestros seres queridos que tanto tiempo hace que no veíamos, de contacto con la naturaleza y, sobre todo, de salir de la rutina impuesta por la situación en la que nos hemos visto inmersos”, matiza.

 

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Vacaciones y estrés

Hay, eso sí, personas que afrontan las vacaciones con cierto estrés, especialmente este año,  porque la situación sanitaria aún no está controlada, ¿qué les recomendaría la psicóloga a estas personas? “Hacer aquello que nos haga sentir seguros, ahí está la clave. Después de todo lo vivido es normal que salir fuera de nuestro entorno ‘seguro’ nos produzca incertidumbre. Hay que saber lidiar con la incertidumbre y el estrés que esta situación nos genera. Y una manera de hacerlo es analizar los pros y contras de viajar o de no hacerlo, y en cada situación valorar lo que nos traerá tanto en el corto como en el largo plazo.

 

El miedo no es un buen compañero y los mensajes del miedo están cargados de negatividad y catastrofismo. Viajar de manera responsable es la mejor manera, por ejemplo, evitando masificaciones o lugares inseguros a nivel sanitario. Hay que tener en cuenta que a veces vemos arriesgado salir de nuestro entorno porque es lo que conocemos y lo percibimos como seguro, pero que hay otros entornos igualmente seguros aunque no los conozcamos y no lo percibamos así.

Hay una falsa sensación de control en ir a lugares conocidos frente a los que no lo son, simplemente por el hecho de que los conozcamos. El conocer algo, nos hace sentir control, pero a veces se trata de una falsa sensación de control”, recomienda.

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Beneficios del descanso vacacional

Las vacaciones son un momento necesario, que nos ayuda a salir de nuestra rutina diaria, a descansar cuerpo y mente. “El descanso vacacional es un descanso para la mente y eso va a repercutir en bienestar a nivel emocional. El efecto contrario a no descansar sería la saturación mental, que, a nivel emocional nos puede dar: cansancio mental, dificultad para concentrarse, falta de energía, falta de motivación, desgana, estado de ánimo decaído, dificultad para sobrellevar las obligaciones diarias”, cuenta Begoña Fernández, que añade que toda esta sintomatología, a menos que haya otros factores que la están produciendo, se puede reducir con el descanso mental que nos proporcionan las vacaciones, ya que en este periodo, estamos más en contacto con nuestra parte más lúdica.

 

“Dejar las obligaciones y la rutina a un lado nos hace reponer fuerzas para volver con energía y ganas. Está empíricamente demostrado que las actividades gratificantes aumentan el estado de ánimo y alejan la depresión. Muchas veces, las obligaciones diarias y un día a día con demasiadas exigencias hace que releguemos las actividades gratificantes a un segundo plano, o que incluso las pausemos por completo. Las vacaciones nos permiten conectar con esa parte que va a servir de empuje para volver a nuestros trabajos con energías renovadas”, añade la psicóloga.

 

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La necesaria desconexión digital

En un año en el que, además, se ha instaurado el teletrabajo en muchas empresas, lo que hace que estemos conectados con más facilidad, es, sin duda, más necesaria que nunca la desconexión digital, sobre todo a nivel laboral. “Más teniendo en cuenta que para muchas personas, el teletrabajo se ha convertido en su nuevo modo de trabajo y eso conlleva la facilidad de ‘llevarse la oficina a cuestas’. Para que haya un buen descanso mental, es importante poner nuestra mente en otro lugar que no sea lo cotidiano y las obligaciones.

 

Por tanto, para que haya una desconexión mental de calidad, es importante no estar en contacto con el trabajo. En el caso de que no sea posible por factores relacionados con el tipo de trabajo en sí, sería bueno ponerse un horario en el cual voy a leer mensajes, emails, etcétera, y volver a desconectarnos una vez hecho esto. Siempre es bueno que haya un equilibrio entre la vida profesional y la personal”, concluye la psicóloga.

 

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Efectos psicológicos del calor

La psicóloga también hace referencia al efecto del calor en algunas personas, que se convierte en un factor negativo que hay que tener en cuenta. Así, puede ser fuente de:

  • Cansancio, o en ocasiones el agotamiento.
  • Falta de concentración, sobre todo para realizar las funciones laborales, haciendo disminuir el rendimiento, lo cual, al ser consciente de ello, nos puede generar ansiedad y frustración.
  • Falta de energía y motivación para emprender las tareas que en otro momento las enfrentaríamos con agrado.
  • Tristeza.

Toca buscar soluciones que nos ayuden a sobrellevarlo mejor, teniendo en cuenta que nada dura para siempre y volverán los días más frescos.

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