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Realizar ejercicio físico nos ayuda a obtener un buen descanso cuando llega la hora de dormir, siempre y cuando no hayamos realizado ejercicio en exceso y mantengamos unas horas de diferencia entre el entrenamiento y el momento de acostarnos. En concreto tres horas es el tiempo mínimo que ha de pasar para que la actividad deportiva favorezca nuestro descanso y no interfiera en él. 

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