GESTIÓN EMOCIONAL

Inmaculada Reinoso, experta en bienestar: "Al alcanzar una meta, tras la euforia puede aparecer un vacío que no entendemos, pero es natural"


Descubre por qué conseguir un logro puede ser excitante y satisfatorio al principio, pero deja una sensación agridulce después


chica pensativa© Getty Images
Paula MartínsColaboradora de Moda y Estar Bien
15 de diciembre de 2025 - 10:04 CET

Lo has conseguido. Ese ascenso que llevabas meses esperando, terminar una oposición, una maratón, una mudanza soñada… y, sin embargo, en lugar de la euforia que imaginabas, te asalta una mezcla rara de cansancio, apatía o incluso tristeza. Has alcanzado un objetivo, o una buena noticia ha aparecido por sorpresa en tu vida, pero aún así sientes un sabor agridulce. Es una sensación normal, y mucho más común de lo que imaginas. 

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Inmaculada Reinoso, experta en mindfulness y bienestar, fundadora y CEO de Respira Project (@respira_project_), nos ayuda a descifrar qué ocurre dentro del cuerpo y la mente cuando cruzamos la meta: "Cuando alcanzamos un logro importante solemos imaginar que vamos a sentirnos plenos, satisfechos, casi eufóricos. Y sí, muchas veces hay un momento inicial en el que aparece esa sensación. Sin embargo, nuestro cortisol —que ha estado en niveles altísimos durante todo el proceso de esfuerzo, tensión y expectativa— comienza a descender, y en esa caída se mezcla el alivio con un placer inmediato por haber cumplido lo que nos propusimos".

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Cómo gestionamos una alegría o sorpresa positiva

Puede que tras esa fase eufórica aparezca, de repente, un vacío inesperado. Según Inmaculada Reinoso, "después de ese pico, a veces, aparece un vacío, incluso una tristeza que no terminamos de entender", señala, aportando también la explicación que sostiene este fenómeno: "durante todo el tiempo que estuvimos persiguiendo el objetivo, nuestro sistema nervioso simpático estuvo en modo ‘alerta’, es decir, con tensión, enfoque, presión, o adrenalina". 

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Pasado ese momento, cuando finalmente dejamos de exigirnos tanto, el cuerpo, como explica la experta, "recuerda que también existe el sistema parasimpático, el de la relajación”. Un cambio fisiológico puede destapar emociones contenidas. "Cansancio profundo, bajón emocional, e incluso síntomas físicos”. 

Puede que esta situación te resuene y que la hayas sentido en primera persona, al menos, seguro que has vivido esa primera reacción positiva ante un logro. Ya sea un ascenso laboral, un mensaje que te ha hecho ilusión, o llegar a la meta en una maratón con un récord. Si ha sido así, te sentirás identificado con las emociones que señala Inmaculada Reinoso: "sentimos mucha alegría y euforia, una sensación de placer intensa".

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Por qué te sientes triste después de haber conseguido un objetivo

Pero no todas las respuestas emocionales son tan luminosas. La experta comenta que "algunas personas experimentan lo que se conoce como el 'síndrome del impostor', esa sensación de que no merecen lo que han conseguido. Esto es muy común entre artistas en la cima de su carrera o empresarios de alto nivel".

Este contraste puede generar un pequeño duelo emocional. Como afirma Inmaculada Reinoso, “el subidón de adrenalina que sentimos al lograr algo suele ir acompañado, después, de un bajón de tristeza o rechazo. A veces aparece ansiedad, otras veces culpa por no haber hecho las cosas ‘aún mejor’. Nuestro cuerpo y nuestras emociones necesitan reajustarse tras un periodo de tensión y expectativa muy alta".

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¿Es posible gestionar la tristeza post euforia?

Ese bajón no significa que algo vaya mal: es parte natural del proceso. Aun así, existen herramientas para transitarlo de manera más amable. La experta recomienda enfocar el bienestar desde la moderación y la aceptación interna. Así lo explica: "Para gestionar la ‘resaca emocional’ que aparece después de un logro importante, es útil aplicar algunas estrategias de equilibrio interno". Destaca las siguientes:

  • Mantener la calma: "La moderación en lo que deseamos nos ayuda a no dejarnos arrastrar por la euforia inicial ni por la presión de querer siempre más. Aceptar que no todo tiene que ser extremo (blanco o negro) nos permite mantenernos centradas”.
  • Dejar de exigirse demasiado. También destaca el valor de soltar la exigencia constante. Según indica, debemos "aprender a no aferrarnos a lo que tenemos. Eso nos ayuda a disfrutar de lo que hemos logrado sin sentir que necesitamos más ni medir nuestro valor por el siguiente objetivo".
  • Aceptar las emociones.  Inmaculada Reinoso subraya que "la aceptación también es clave: aprender a estar contentas con lo que tenemos y con lo que hemos alcanzado reduce la frustración y la sensación de vacío que aparece después del subidón".
  • Reconectar con lo interno, y dejar a un lado las expectativas externas. Como ella misma expresa: "tratar de no dejarse llevar por todo lo que pasa a nuestro alrededor (como los comentarios, comparaciones, expectativas ajenas) nos ayuda a centrar la atención en nuestro interior. Así, en lugar de dejar que la tristeza, la culpa o la ansiedad nos desborden, podemos encontrar un equilibrio emocional y un mayor sentido de satisfacción".
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Tan importante es normalizar que esa "resaca emocional" aparezca, como también tratar de gestionarla lo mejor posible. La vida es un camino de subidas y bajadas, y pasar por ellas es inevitable; es una parte más del proceso. Sin embargo, con estas estrategias la mochila que llevemos puede ser mucho menos pesada y, por tanto, el camino más llevadero.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.