Últimamente, está en boca de todos. Incluso podríamos decir que se ha puesto de moda, pues el diagnóstico de SIBO se ha multiplicado en los últimos años. Y es que, gracias a estudios científicos sobre esta patología y a la divulgación de médicos y nutricionistas, ahora se pone nombre a un conjunto de síntomas muy molestos para la calidad de vida de quienes los padecen y con consecuencias a largo plazo sobre su salud.
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Pero, una vez que sabemos cómo se llama nuestro problema, debemos conocerlo a fondo e implicarnos en su proceso de curación, ya que el SIBO no se erradica solo en consulta. Olvidarte de él para siempre depende -y mucho- de la eficacia con la que apliques las pautas específicas que te ha indicado el especialista.
Bacterias que están donde no deben
Sus siglas en inglés significan "sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado". ¿Y esto qué es? Según la bióloga y asesora nutricional Asun González, en condiciones normales, el intestino delgado tiene bacterias y microorganismos, pero es en el intestino grueso donde vive la mayor parte de la microbiota. "En el SIBO, por distintos motivos, las bacterias proliferan en exceso en el intestino delgado y eso provoca una fermentación excesiva de los alimentos demasiado pronto, dando lugar a un desequilibrio o disbiosis", explica.
El resultado no es otro que gases, hinchazón, dolor abdominal, estreñimiento o diarrea (o alternancia de ambos) y problemas de absorción de nutrientes. Quizás, uno de los síntomas más característicos de esta patología es levantarse por la mañana con el vientre plano y, tras las comidas del día, al final de la jornada, presentar un abdomen voluminoso, como "de varios meses de embarazo". Este "antes y después" de tu barriga es una pista crucial. No obstante, durante muchos años, ha habido infinidad de casos en los que todo este abanico de síntomas se ha atribuido a lo que se denomina "colon irritable", cuando los estudios demostraron después que hasta en un 50-70 % de esos casos eran SIBO.
¿Cuál es el tuyo?
Asun González, quien padeció esta patología digestiva durante años sin saberlo, expone que hay tres tipos de SIBO: de hidrógeno, que se asocia, sobre todo, a diarrea y a una fermentación rápida; de metano (o IMO, sobrecrecimiento de arqueas productoras de metano), que suele provocar estreñimiento y tránsito intestinal lento, y de sulfuro (o ISO), descubierto más recientemente, que puede originar gases azufrados, mayor cansancio y síntomas más intensos.
"Conocer el tipo es muy importante, porque el tratamiento varía notablemente de uno a otro". Se ha llegado a decir que hay tantos "sibos" como personas, así que unas pautas hechas a medida del paciente son la llave para su curación.
Si amaneces con la tripa plana y a medida que pasa el día se va hinchando, si todo te sienta mal o si notas problemas en la piel, hazte una prueba de SIBO
¿Cómo se diagnostica?
Explica la especialista que la prueba más usada es la de aire espirado, que consiste en soplar en unos tubos durante tres horas después de ingerir un azúcar (lactulosa o glucosa). La máquina mide la cantidad de gases (hidrógeno, metano y sulfuro) que exhalamos. "¿Por qué se mide el aliento? Porque esos gases se producen en el intestino delgado, viajan a la sangre y, después, a los pulmones, donde podemos detectarlos al respirar.
Es una prueba sencilla, no invasiva, relativamente económica y se puede hacer en casa o en centros especializados. Tiene limitaciones (no siempre es 100 % fiable), pero, hoy por hoy, es la mejor herramienta diagnóstica disponible para saber si alguien tiene o no este sobrecrecimiento bacteriano".
Para saber más
Tienes disponibles varias publicaciones que te pueden ayudar a entender más en profundidad lo que te está pasando:
- ¿Qué SIBO tengo?, de Teresa Lajo y María del Campo Medina: todas las respuestas que necesitas. Entiende tu patología desde su origen y con detalle.
- ¿Tú también tienes SIBO?, de Asun González: en primera persona. Nada como la experiencia y el conocimiento de otro paciente para verte reflejado.
- Acaba con el SIBO, de Mireia Velasco: remedios naturales. Esta lectura se enfoca en la inflamación y te da soluciones naturales eficaces.
El SIBO ha dejado de ser un gran desconocido para convertirse en un diagnóstico cada vez más común. Comprenderlo a fondo, identificar su tipo y seguir con rigor las pautas del especialista son pasos esenciales para recuperar el equilibrio intestinal y mejorar la calidad de vida. No basta con ponerle nombre a los síntomas: la clave está en implicarse activamente en el proceso de curación. Con información, seguimiento médico y constancia, es posible volver a sentirse bien desde dentro.
