Confianza en una misma

Lorena González, psicóloga: "Una mujer con la autoestima alta, es una mujer que trabaja su interior"


Nuestra experta nos enseña a fortalecer la confianza en uno mismo de forma saludable y también a distinguirla de la arrogancia


chica en el sofa sonriendo a camara© Getty Images
Paula MartínsColaborada de Moda y Estar Bien
14 de septiembre de 2025 - 7:00 CEST

¿Alguna vez has notado a alguien que parece tener una calma inquebrantable, que toma decisiones con seguridad y que no se desestabiliza por un simple comentario? Esa es la huella de una autoestima sólida y bien trabajada. No se trata de ser la más ruidosa en la sala o de presumir de los propios logros, sino de una seguridad interna que se refleja en cada gesto y palabra. Es una mujer que se conoce, se acepta y vive su vida sin la necesidad de la aprobación constante de los demás, una mujer con autoestima alta.

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A menudo, la autoestima se confunde con la vanidad o la arrogancia, pero en realidad, es un estado de equilibrio interno. Una mujer que ha trabajado en su interior, con madurez emocional y una buena gestión de sus sentimientos, muestra ciertas señales claras en su vida diaria. Como explica la psicóloga Lorena Gonzáleza, cofundadora de Serena Psicología (serenapsicologia.com): "Una mujer con la autoestima alta y sana, es una mujer generalmente bastante trabajada interiormente, con mucha madurez emocional y con una buena gestión de sus emociones".

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Los hombres, más seguros que las mujeres

Es interesante notar que, a pesar de que la autoestima es una cualidad individual que se trabaja, diversos estudios globales señalan una tendencia general: los hombres, en promedio, tienden a exhibir una autoestima más alta que las mujeres. De hecho, los resultados del estudio Age and gender differences in self-esteem: a cross-cultural windowrealizado por Wiebke Bleidorn, Ruben Arslan y otros autores, confirman que esta brecha de género es una tendencia global y está más pronunciada en los países industrializados de Occidente.

Esta diferencia podría estar influenciada por presiones sociales y culturales que históricamente han animado a las mujeres a ser más autocríticas, a internalizar la necesidad de validación externa, o a compararse con más frecuencia. Sin embargo, estas tendencias no deberían definir el destino personal, pues independientemente de cualquier influencia externa, fortalecer la autoestima es un camino accesible y necesario para cualquier persona, hombre o mujer, que busque vivir con mayor seguridad y bienestar. Tratar de fortalecerla es fundamental para sentirse bien.

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Cómo detectar a una mujer con autoestima alta

Uno de los pilares de la autoestima es el autoconocimiento. Una mujer con seguridad en sí misma sabe quién es, con sus puntos fuertes y débiles. No se deja definir por sus errores, sino que los utiliza para crecer. "Se conoce y se acepta como es. Conoce sus virtudes y también sus defectos, pero ni lo uno ni lo otro le interrumpe en sus objetivos ni la desestabiliza interiormente. Acepta sus errores con tranquilidad y sin vergüenza, y los suele ver como oportunidades para crecer. Por ello, no le da miedo equivocarse y suele ser decidida", afirma Lorena González.

La comparación es otro de los grandes indicadores. Quienes tienen una autoestima sana no necesitan compararse constantemente con los demás. Pueden admirar los logros de otras mujeres sin sentir que los suyos pierden valor. "No se compara de manera constante. Puede admirar a otras mujeres sin sentir que eso le quita valor a ella. Se alegra genuinamente por los logros y virtudes de otros", señala la experta.

Además, una mujer con alta autoestima sabe cuidarse sin sentirse culpable por ello. Establece límites de forma clara y directa, priorizando sus propias necesidades cuando es necesario, ya que su valor no depende de la aprobación externa. "Cuida de sí misma sin culpa. No tiene problemas en poner límites y priorizarse en un momento dado si lo necesita, transmitiendo sus necesidades de manera directa y clara. Además, como se quiere lo suficiente, no tiene miedo al rechazo", explica.

Finalmente, su seguridad se manifiesta en la toma de decisiones. Aunque no tenga todas las respuestas, investiga y escucha a los demás, pero la elección final es suya, sin buscar complacer a todo el mundo. Su consideración hacia los demás es genuina, pero no busca la aprobación del resto. "No significa que siempre sepa todo, pero cuando duda, busca opciones, pregunta, y elige finalmente la que ella prefiere, sin necesidad de agradar. No suele necesitar validación externa pero tiene mucha consideración y escucha a los demás", concluye Lorena González.

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La diferencia clave: autoestima sana vs. arrogancia

Es fácil confundir la seguridad en uno mismo con la arrogancia, pero la raíz de ambos comportamientos es completamente distinta. Mientras la autoestima sana surge de un profundo sentido de valía personal, la arrogancia y el narcisismo provienen de una autoestima muy baja. Una persona arrogante necesita sentirse superior a los demás para compensar su propia inseguridad, devaluando a quienes la rodean.

Lorena González lo aclara: "Aunque no lo parezca, las personas narcisistas tienen una autoestima baja, lo cual de alguna manera necesita sentirse 'mejor' devaluando a los demás. No acepta sus errores, con lo cual, si alguien la confronta, especialmente si es una mujer, se sentirá amenazada y arremeterá con malas formas y, a veces, denigrando al otro".

La capacidad de escucha es otra diferencia crucial. Una mujer con autoestima saludable puede dudar y buscar consejo, pues sabe que no tiene por qué saberlo todo. Por el contrario, una persona arrogante ve la duda como una debilidad. "Una mujer con autoestima sana escucha a los demás con atención o consulta cuando tiene una duda,  pero una persona arrogante cree no necesitar la ayuda de nadie, o percibe como una debilidad el dudar, con lo cual ni escucha ni consulta a los demás, los cuales percibe como inferiores a ella", destaca la experta.

Además, la arrogancia se manifiesta en un constante estado de competición. Estas personas necesitan demostrarle al mundo que son "mejores" que el resto. En contraste, quienes tienen una autoestima fuerte no necesitan este tipo de validación. "Una mujer con autoestima sana y segura no compite con nadie de esta manera, simplemente se centra en mejorar ella misma sin mirar alrededor", resume Lorena González.

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Cómo fortalecer la autoestima de forma saludable

Trabajar en la autoestima es una tarea fundamental para el bienestar personal, y aunque pueda ser un proceso largo, los resultados son significativos. Lorena González enfatiza que hacerlo ayuda a sanar muchos problemas de raíz. "A veces, por una historia personal determinada, no hemos desarrollado esa característica como se debería, pero realmente se trabaja y puede mejorar mucho con ayuda", comenta.

Una de las primeras acciones es cambiar la perspectiva sobre el éxito y el fracaso. Tendemos a darle más peso a los errores que a los logros. La experta sugiere "ser consciente de los propios logros y darles el mismo valor que solemos dar a los errores, porque muchas veces celebramos poco lo que hacemos bien y magnificamos lo que no salió como esperábamos". Además, es vital modificar la forma en que reaccionamos a los fallos: "En lugar de castigarnos o regodearnos en ellos, ver estos fallos como oportunidades de aprendizaje que no definen nuestro valor", concreta.

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 A menudo, somos nuestras peores críticas, utilizando frases que jamás le diríamos a un ser querido, como "Eres un desastre", "Siempre lo arruinas" o "Nunca serás lo suficientemente buena". Este lenguaje interno negativo actúa como una voz constante que mina nuestra confianza y magnifica cada pequeño fallo. Por eso, la psicóloga comenta que es esencial "revisar ese lenguaje interno, porque la manera en que nos hablamos influye en cómo nos sentimos: empezar a hablarnos como lo haríamos con alguien a quien queremos y valoramos". Es decir, en lugar de ser nuestra propia enemiga, debemos convertirnos en nuestra mayor aliada. El cambio comienza por empezar a hablarnos como lo haríamos con alguien a quien queremos y valoramos. Esto significa tratarnos con la misma amabilidad y compasión que ofreceríamos a una amiga. Si cometemos un error, en lugar de castigarnos, podemos decirnos frases como "Esto es una oportunidad para aprender", o "Hiciste lo mejor que pudiste y eso es suficiente".

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