mujer tocándose las manos junto al teclado del ordenador© Getty Images

Cruz Fernández-Espartero, reumatóloga: "La falta de actividad física debilita la musculatura que protege las articulaciones"

Hablamos con una especialista sobre los factores de nuestra rutina diaria que pueden empeorar la evolución de un problema de salud como la artrosis


7 de julio de 2025 - 13:20 CEST

En España, más de 7 millones de personas padecen artrosis, y se estima que al menos 1 de cada 3 mayores de 50 años convive con las molestias de esta enfermedad que puede limitar nuestro día a día. Lo que muchos no saben es que, más allá del paso del tiempo o de la genética, hay factores en nuestra rutina diaria—desde posturas mal adoptadas hasta ejercicios mal ejecutados—que pueden acelerar silenciosamente su progresión.

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Factores que empeoran la artrosis

Existen, por lo tanto, factores que pueden empeorar una enfermedad como es la artrosis sin que seamos muy conscientes de ello. La doctora Cruz Fernández-Espartero, jefa del Servicio de Reumatología en el Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, Hospital Universitario Sanitas La Moraleja y Hospital Universitario Sanitas Virgen del Mar, nos resume los que son, en su opinión, algunos de los más estudiados:

  • Uno de los más destacables es la mala alimentación, especialmente dietas ricas en azúcares refinados y grasas trans, que promueven procesos inflamatorios crónicos. Es importante, por lo tanto, para dichos pacientes, cuidar lo que comen.
  • Otro es el estrés constante, que altera el equilibrio hormonal y puede agravar la percepción del dolor y la inflamación articular.
  • También influye el uso inadecuado de calzado, especialmente en personas con artrosis de rodilla o cadera, ya que puede modificar la biomecánica de la marcha.
  • Dormir mal o tener un descanso insuficiente también contribuye a que empeore la artrosis, ya que impide la recuperación adecuada de los tejidos articulares.
  • Incluso ciertos trabajos o actividades domésticas mal ejecutadas pueden sobrecargar las articulaciones sin que se perciba de inmediato.

El exceso de peso incrementa la carga mecánica sobre las articulaciones de carga, como rodillas y caderas, provocando un mayor desgaste del cartílago con cada paso o movimiento

Cruz Fernández-Espartero, reumatóloga

La influencia del sedentarismo en la artrosis

Un aspecto que no podemos perder de vista es la influencia del sedentarismo en la progresión de la artrosis. “El sedentarismo acelera la degeneración del cartílago articular, ya que el cartílago necesita movimiento para nutrirse correctamente mediante el líquido sinovial. La falta de actividad también debilita la musculatura que protege las articulaciones, lo que incrementa el riesgo de inestabilidad, dolor y mayor desgaste articular con el tiempo”, nos detalla la doctora.

Evitar el sobrepeso o la obesidad

Hay más factores que debemos tener bien en cuenta en el caso de padecer artrosis. Un ejemplo más: el sobrepeso o la obesidad afectan específicamente a las articulaciones más propensas a la artrosis, como las rodillas o las caderas. “El exceso de peso incrementa la carga mecánica sobre las articulaciones de carga, como rodillas y caderas, provocando un mayor desgaste del cartílago con cada paso o movimiento. Esta presión constante acelera la degeneración articular, genera más fricción y favorece la aparición de dolor e inflamación”, nos indica la especialista de Sanitas.

Además, confirma que el tejido graso actúa como un órgano proinflamatorio que libera citocinas que contribuyen a la inflamación sistémica, afectando directamente a la salud articular. 

Ejercicios más recomendables si tienes artrosis

Teniendo en cuenta la importancia que tiene mantenerse activo, le preguntamos a la doctora cuál es el tipo de actividad física más recomendable en el caso de padecer este problema de salud. “Para prevenir el avance de la artrosis se recomiendan actividades de bajo impacto como caminar, nadar o montar en bicicleta estática”, nos indica. Y añade que el ejercicio acuático es especialmente beneficioso porque reduce la carga sobre las articulaciones. “También son útiles rutinas de fortalecimiento muscular y estiramientos suaves bajo supervisión profesional”, nos cuenta.

Precauciones al hacer ejercicio

Hay que mantenerse activos, eso es un hecho. Pero hay que hacer ejercicio siempre con sentido común para evitar problemas. La doctora alerta de que un ejercicio mal ejecutado o demasiado intenso puede provocar microlesiones en el cartílago y acelerar el desgaste de las superficies articulares ya dañadas. “Además, puede desencadenar inflamación, dolor persistente y pérdida de funcionalidad si no se respetan los límites individuales del paciente”, nos explica.

Por otra parte, detalla que las actividades de alto impacto como correr sobre superficies duras, saltar o levantar grandes pesos sin técnica adecuada aumentan la presión sobre las articulaciones y pueden empeorar la artrosis. 

© Adobe Stock

Especial cuidado con las posturas repetitivas

Nos planteamos también qué impacto tienen las posturas repetitivas o forzadas en el desarrollo o empeoramiento de la artrosis. “Estas posturas someten a las articulaciones a un estrés mecánico constante que favorece el desgaste del cartílago. Movimientos como arrodillarse con frecuencia, cargar peso de forma asimétrica o trabajar con las muñecas en flexión prolongada pueden deteriorar progresivamente las estructuras articulares implicadas”, detalla la doctora Cruz Fernández-Espartero.

Prestar atención a la hidratación

Tal vez nunca lo habías pensado, pero es importante, además, mantener una buena hidratación para la salud del cartílago. “El cartílago articular está compuesto en gran parte por agua, que le otorga su elasticidad y capacidad de amortiguación”, indica la especialista en Reumatología. Por eso, una hidratación adecuada facilita la función del líquido sinovial, encargado de nutrir el cartílago y reducir la fricción entre superficies óseas durante el movimiento.

“Cuando hay deshidratación, el cartílago pierde parte de su capacidad de compresión, se vuelve más frágil y susceptible a lesiones. Esto puede traducirse en un mayor deterioro de la articulación y en un aumento del dolor y la rigidez, especialmente en personas con artrosis ya establecida”, argumenta la doctora.

Cuando hay deshidratación, el cartílago pierde parte de su capacidad de compresión, se vuelve más frágil y susceptible a lesiones

Cruz Fernández-Espartero, reumatóloga

¿Cómo influye el estrés en la inflamación?

Hay un aspecto que influye en nuestro día a día y que también puede repercutir en nuestra salud articular. Hablamos del estrés, especialmente cuando se cronifica. “El estrés crónico altera el equilibrio del sistema endocrino e inmunológico, favoreciendo la liberación de hormonas como el cortisol, que si se mantiene elevado puede afectar negativamente al control de la inflamación. Esto crea un entorno biológico desfavorable para las articulaciones, donde el dolor y la rigidez tienden a intensificarse”, detalla la experta, que nos dice que, además, el estrés puede modificar la percepción del dolor, haciéndolo más agudo o persistente. 

Personas con artritis reumatoide

Por último, le preguntamos a la doctora qué papel juegan otras enfermedades articulares, como la artritis reumatoide, en el empeoramiento de la artrosis si no se tratan adecuadamente. “Enfermedades como la artritis reumatoide, si no se controlan de forma adecuada, pueden acelerar el deterioro articular por los procesos inflamatorios sistémicos que conllevan. Esta inflamación crónica afecta tanto a las membranas sinoviales como a las estructuras óseas y cartilaginosas, facilitando el desarrollo paralelo o secundario de artrosis”, nos apunta.

Además, tal y como nos explica, la deformidad y pérdida de alineación articular características de estas enfermedades favorecen una distribución anómala de cargas, lo que incrementa el desgaste mecánico. “La coexistencia de ambas patologías complica el tratamiento y puede limitar de forma significativa la movilidad y calidad de vida del paciente si no se interviene de forma integral”, concluye.

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