chica sonriendo playa© Getty Images

Psicología

¿Por qué sentimos nostalgia por épocas que no vivimos? La respuesta podría sorprenderte

Sentir querer haber vivido los años en los que se desarrolla una película antigua, o anhelar el ayer sin explicación aparente es común. Estos son los motivos por los que sientes esta sensación, y las prácticas que puedes seguir si te incomoda.


21 de junio de 2025 - 12:00 CEST

Hay emociones que sentimos, pero que aún no tienen nombre. Afortunadamente, no todas se escapan de las palabras: el anhelo por épocas pasadas que nunca llegamos a conocer o vivir sí tiene término. Se llama anemoia, y fue acuñado por el escritor John Koenig en su original proyecto The Dictionary of Obscure Sorrows, dedicado a poner nombre a lo que sentimos, pero no sabemos decir.

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

Puede que desconozcas el término, pero es posible que alguna vez lo hayas sentido. La anemoia se manifiesta cuando, por ejemplo, sentimos una extraña melancolía al hojear una revista antigua, al ver imágenes de años que jamás vivimos o al dejarnos envolver por la música de una época que no vivimos. No es nostalgia del pasado propio, sino de uno ajeno, imaginado, que, sin embargo, se siente emocionalmente cercano.

chica pensativa© Getty Images

Por qué se produce la anemoia

Este fenómeno nos recuerda el enorme poder de la memoria emocional y del sentido de pertenencia. Aunque nunca hayamos estado en ese tiempo, algo en nosotros resuena. Hay una capacidad profundamente humana de conectar con historias, generaciones y lugares que no forman parte directa de nuestra vida. Nos proyectamos, soñamos con otras épocas, y en ese viaje sentimental encontramos cierta calma o incluso inspiración. No hemos estado allí, pero, como sucede con el FOMO, nos habría gustado haber estado.

Detrás de esta emoción se esconde también un truco de la memoria: el pasado —incluso el que no vivimos— puede ser idealizado. Hemos aprendido a imaginar ciertos momentos históricos como más auténticos, más intensos o incluso más bellos.

Además, cuando nos sentimos desconectados del presente, ya sea por estrés, incertidumbre o falta de propósito; mirar hacia otro tiempo, aunque no sea nuestro, puede ofrecernos una especie de refugio emocional. Es una forma de reconectar con una narrativa más amplia, de sentir que pertenecemos a algo más que lo inmediato.

© Getty Images

¿Cómo se manifiesta la anemoia?

No todo el mundo la experimenta igual. Hay quien siente este tipo de nostalgia al recibir algún estímulo externo, como al leer un libro o escuchar una canción antigua. Otros lo viven como una sensación más difusa, más introspectiva, como una melancolía suave, sin origen claro. 

Reconocer esta emoción es importante. De hecho, entender qué es la anemoia nos ayuda a observarnos con más claridad: no se trata de un simple capricho emocional, sino de una respuesta real a una necesidad muy humana de conexión, de validación y de significadoPorque, aunque esos tiempos no sean nuestros, lo que sentimos al evocarlos sí lo es. Y eso también cuenta.

© Getty Images

Cómo gestionar la melancolía por un pasado imaginado

Aunque la anemoia no es perjudicial en términos generales, hay ocasiones en las que puede jugarnos malas pasadas. La psicóloga y directora de El Gabinete (elgabinetepsicología.com), Cristina Jurado, afirma que "podemos sentir que estamos atrapados en el pasado, como si viviéramos un tiempo que no fue. A veces echar de menos algo que no vivimos puede ser el primer paso para construir una vida más alineada con lo que realmente deseamos, de una forma más consciente y auténtica".

© Getty Images

Teniendo en cuenta que vivir en tiempos anteriores no suele ser demasiado útil, ya que puede entorpecer nuestro día presente, y afectar nuestras decisiones futuras, existen pautas a seguir para gestionar la anemoia. La profesional no recomienda tratar de combatirla, "sino entenderla". Para hacerlo, ofrece las siguientes estrategias:

  • Entender la anemoia: "Para hacerlo, el primer paso es escucharla, ponerle nombre. Saber que esta emoción tiene un término y que no estamos solos, puede suponer cierto alivio. Pregúntate qué parte de ti está buscando algo que no encuentra en el presente", señala la experta en salud mental. 
  • Dar rienda suelta a la creatividad: Hay gestos sencillos y divertidos que no requieren pararse a pensar en exceso y ayudan a sentirse mejor. Tal y como explica la psicóloga: "Pintar, escribir o cualquier forma de expresión artística puede transformar esa nostalgia en algo constructivo, ya que la anemoia es pura emoción". 
  • Reconciliarse con el presente. La gratitud y el carpe diem pueden ayudar a que, en lugar de echar de menos ese pasado no vivido en primera persona, seamos capaces de disfrutar lo que estamos viviendo. Como explica Cristina Jurado, tratar de analizar los cambios que podemos hacer para acercarnos a lo que realmente deseamos puede ser beneficioso: "Idealizar tiempos pasados puede hacer que nos olvidemos del valor del aquí y el ahora. Es importante observar nuestro entorno con otros ojos y agradecer las pequeñas cosas. Además, conviene buscar lo que sí podemos construir hoy. Reconectar con nuestros valores, con lo que nos hace sentir auténticos, puede ayudarnos a llenar ese vacío sin necesidad de huir hacia lo irreal". 
  • Pedir ayuda. "En ocasiones esta nostalgia puede derivar en una tristeza constante o hacer que nos desconectemos de la realidad. En ese caso hablar de lo que sentimos, descubrir qué hay detrás de esa emoción y entender cómo integrarla de forma saludable en nuestra vida", comenta la psicóloga, quien recomienda que, en el caso de que la anemoia dificulte nuestro día a día o no la integremos demasiado en nuestra vida, recomienda buscar terapia: "Debemos aceptar nuestras emociones, sin juzgarla, lo que sentimos es válido y entenderlo es el primer paso para reconciliarnos con nosotros mismos", señala.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.