¡Ya va apeteciendo un chapuzón! Pero, antes, pon a punto tu piscina

En el jardín o la terraza, las piscinas domésticas son un oasis perfecto para hacer frente a las altas temperaturas, disfrutando de momentos apacibles y relajantes, o llenos de actividad, como demuestra el auge de las piscinas con sistema de nado a contracorriente, con la que está equipada la de la propuesta. Se trata de un modelo que integra también una bañera de hidromasaje exterior, ambos de mármol, en una vivienda unifamiliar de lujo en Madrid. Aunque antes de decir ‘¡al agua patos!’ convendrá hacer una correcta puesta a punto de la piscina.

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Un completo examen

La piscina cuenta con múltiples elementos que harán que todo funcione como la seda si están bien y limpios o, de lo contrario, te impedirán disfrutar de la temporada de baño al máximo. Estamos hablando de los skimmers, las rejillas, los sumideros. Para comenzar revisa que todo esté en forma y reemplaza algún elemento si está roto. También debes chequear con detenimiento si la ducha de exterior marcha correctamente.

Lo principal, el vaso, deberá también lucir perfecto, sin grietas o pequeñas fisuras por las que pueda fugarse agua. Si tienes sospechas de que estas están teniendo lugar, ponte manos a la obra y contrata a una empresa para que la impermeabilice bien. Con la sequía cada gota cuenta, además tu bolsillo también lo notará.

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Preservar el agua, un bien escaso

Ten en cuenta que el vaciado de la piscina no hay que hacerlo todos los años, en especial si no se precisa ningún tipo de reparación o limpiado profundo. Como regla general, no hay que vaciar la piscina de forma sistemática al terminar el verano, salvo la excepción, eso sí, de las zonas en las que el agua puede congelarse completamente, pues existe riesgo de que dañe el vaso.

Si dejaste agua revisa que ha hecho un correcto invernaje, lo demostrará el color y el olor que presentará en cuanto descubras la lona. En el caso de que el agua se haya corrompido, vacía la piscina y limpia a fondo antes del llenado.

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Llenado de agua

Tanto si tiene menos nivel como si está sin agua, es hora de llenar la piscina, siempre controlando el nivel de agua mientras realizas esta operación para evitar que se desborde (recodemos que el agua es un bien escaso y hay que contribuir a no malgastarla). A continuación, asegúrate de verificar y ajustar el pH para mantener el agua limpia y segura durante toda la temporada más cálida del año.

Si tu piscina es de cloro, cuando hayas llenado hasta la mitad convendrá añadir la mitad de la dosis de este tratamiento químico, y al terminar de llenarla, el resto. No podrás darte un baño inmediatamente, conecta la depuradora durante unas 6 horas. Y si las mediciones los niveles de cloro y pH del agua son correctos según el fabricante, ya podrás inaugurar la temporada de chapuzones.

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Agua cristalina más fácilmente

Con las piscinas de cloración salina, no es necesario echar pastillas cada dos o tres días. En esta alternativa cada vez más habitual al resultar más ecológica, el agua se limpia mediante la incorporación de sal, pero la concentración es tan baja que resulta prácticamente inapreciable por lo que el agua no está salada ni irrita los ojos ni la piel, como si fuera agua de mar o contuviera el cloro tradicional. Hay que añadir sal al inicio de la temporada en una cantidad aproximada de 5 kg/m³, con la ventaja de que solo se pone una vez y después se reutiliza.

En la propuesta una casa en Sitges (Barcelona) ideada por el arquitecto Guillem Carrera cuya piscina se ha construido mediante un cuerpo de hormigón armado, revestido de gres porcelánico. La vivienda es paradigma de la arquitectura sostenible y la piscina, de cloración salina.

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Con la cloración salina, los niveles de pH deben estar muy controlados

Para emplear este tratamiento se necesitan dos aparatos: el clorador salino y un regulador automático de pH, dado que los niveles se tienen que vigilar con atención: si el agua se vuelve ácida (por debajo de 7,2) puede deteriorar los materiales de la piscina y crear molestias en las personas; mientras que si se vuelve alcalina (sube de los 7,5) hará que se acumulen las indeseables algas y cal. Así que una clave de mantenimiento vital es estar atento a los niveles de pH, así como limpiar la célula del clorador cuando sea necesario. ¿Quieres más comodidad? Puedes ahorrarte extraer los electrodos y sumergirlos en un producto especial que elimine la suciedad y los restos de cal acumulados si apuestas por un modelo autolimpiable.

Emplea este sistema de cloración la piscina infinita en una propiedad de la inmobiliaria John Taylor situada en San Sebastián de los Reyes (Madrid), que aparte del extenso jardín destaca por la vivienda pasiva y bioclimática.

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Una opción muy ecológica

Se las puede llamar piscinas naturalizadas, piscinas naturales o biopiscinas, pero lo que las define es que para la purificación del agua en lugar de emplear cloro u otros químicos usa la vida de las plantas acuáticas y de microorganismos; en este caso se ponen las condiciones para que la biología cuide de forma natural del agua por fitodepuración. De modo que las tareas de mantenimiento son diferentes y suelen consistir en podar las plantas acuáticas. Otra ventaja es que tan solo hay que renovar el agua que se evapora, nunca cambiarla por completo. En la propuesta, todo el proyecto de paisajismo en clave new perennial (en un jardín en el municipio madrileño de Las Rozas), lo firma Santiago Herrero de Egaña, biólogo paisajista en Paisajes Pensados.

Dos cosas más para tener en cuenta: en el caso de que emplees filtros mecánicos, límpialos de forma regular y, por supuesto, deberás ir pasando el robot limpiafondos en el vaso.

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Razones para ‘vestir’ tu piscina

Existen muchos argumentos a favor de cubrir la piscina: la seguridad de los ‘peques’ de la casa y de tus mascotas, o en clave medioambiental, que las cubiertas evitan buena parte de la evaporación del agua, preservando este bien escaso. ¿Sabías que además contribuyen a mantener el calor del agua de las piscinas? Respecto al tema que nos ocupa, ten en cuenta que favorecerán un mantenimiento mucho más fácil. Por ejemplo, te ahorrarás el mantenimiento permanente que conlleva que se cuelen hojas, ramas, tierra, polvo o insectos en el agua.

En la propuesta un cobertor textil bajo amovible de Abrisud de líneas depuradas, que se funde con el paisaje exterior. Desde la firma añaden otra ventaja vital: “en invierno, las piscinas vacías o heladas sin ninguna protección producen un elevado gasto a la hora de rehabilitarlas para el futuro baño en primavera y verano, lo que no ocurre si la piscina está cubierta”.

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¿Has instalado una cubierta? Así debes hacer su mantenimiento

Si bien es cierto que una piscina tapada y protegida evita que el agua se contamine con hojas, polen o insectos, también es cierto que las propias cubiertas deben limpiarse correctamente:

• Cubiertas móviles: limpiarlas con detergente cada 3 o 6 meses y lubricar los componentes mecánicos antes de la temporada de baño. En la imagen, un modelo de la firma alicantina Abrisol.

• Cubiertas fijas: igual que en el caso de las móviles, ahorrándote lubricar. Si la estructura es de aluminio, lávala con una solución a base de agua templada y detergente neutro, aclara y seca.

• Cobertor textil: limpia dos veces al año con agua jabonosa y productos siempre recomendados por el fabricante o con máquinas de alta presión con agua. Y, al menos una vez al año, deberás realizar un limpiado de los raíles para retirar la suciedad acumulada.

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Una temporada de baño perfecta

Para que los baños de toda la familia resulten seguros, durante la temporada tienes tareas de mantenimiento regulares, sobre todo debes prestar atención al balanceado del pH y de los químicos (si tu piscina es de cloro). Para eliminar la suciedad del agua, te recomendamos limpiar la superficie del agua al menos una vez al día con un recoge hojas y aspirar el fondo una vez a la semana.  

Además, en el caso de las piscinas de cloración (tradicional o salina) del filtro y el sistema de depuración dependerá la calidad del agua, así que mantenlos limpios y hazles el adecuado mantenimiento. Y es que darse un baño es una gozada, pero, hay que reconocerlo, exige una rutina continua de limpieza y mantenimiento.

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