Se podría decir que elegir cuadros es un arte. Son elementos que dan mucha personalidad a las paredes e infunden carácter y estilo al ambiente. A veces son los grandes olvidados. Otras, no se escogen adecuadamente ni en tamaño ni en diseño. Y tras cuidar la decoración de interiores al máximo en una reforma o restyling, se siente que no encajan o que algo falta o falla. Te invitamos a evitar esa sensación, con estas claves que nos ayuda a recopilar la diseñadora de interiores María Bermúdez Raventós, del estudio de arquitectura e interiorismo Quefalamaria (Quefalamaria.com).
Primera clave: ¿sobre qué pared va el cuadro?
"Lo primero sería diferenciar en qué base de pared vamos a colocar una lámina decorativa o un cuadro para tu casa", destaca la directora del estudio Quefalamaria como primera clave a tener en cuenta al elegir cuadros para la casa. Y añade "posiblemente, si la base es neutra, es decir, un blanco, blanco roto, o tonos beiges o grises claritos, cualquier cuadro con color puede ser adecuado, ya que, al ser colores muy discretos, todas las miradas irán a este elemento decorativo que acaparará la atención por ser más vistoso. Con más cuidado hay que ir si la paredes presentan algún color saturado. Entonces, te recomiendo que busques relación entre el tono de la pared base y el color principal o colores principales del cuadro en cuestión que quieras colocar". Si la pared es oscura, irá muy bien que el fondo del cuadro presente un fondo suave también. "Ten en cuenta que para que combinen puedes jugar con tonos en gama (mismo color que la pared, pero distintas tonalidades) o bien añadir su complementario", concluye. En la imagen, un proyecto con cuadro de tonos neutros sobre neutro con moldura rectilínea en madera, que no resta protagonismo, de Quefalamaria.
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