1/11 © Ballingslöv

Amamos las cocinas abiertas al salón y las queremos a pesar de sus molestias, desde los olores que se propagan sin que podamos hacer nada, hasta el machacón ruido de la campana mientras ves la tele, por su funcionalidad, sus soluciones para ahorrar espacio o su modernidad. Por eso, una vez destruidas las barreras y tirados tabiques, es preciso crear un vínculo decorativo que, no sabotee todos los arreglos llevados a cabo y garantice un espacio armonioso, como el de esta propuesta de Ballingslöv. Estas ideas de decoración te ayudarán a establecer un diálogo fluido y a estrechar lazos. Y, aunque nos encantan los ‘loft’ como el del barrio de Malasaña de RQH Studio, también demuestran que ambas estancias se pueden conectar en viviendas con una distribución más clásica.

2/11 © Sofology

1. Compartir estilo y decoración

Es preciso estructurar el espacio, de manera que se establezcan hilos comunes entre ambos ambientes que les permita formar parte de un todo. En esta propuesta de Sofology la (buena) sintonía entre ellos es palpable y va mucho más allá del uso de la misma gama cromática en blanco y grises. Así, el estilo sofisticado de la cocina se traslada al salón (¿o es el del salón a la cocina?) con los detalles dorados, las texturas ricas, el mármol de la encimera y el antepecho cuyo efecto se reproduce en la alfombra del estar…

3/11 © Fritz Fryer

2. Usar el suelo para delimitar

El pavimento puede resulta muy útil según el efecto que quieras crear: dos ambientes conectados, pero independientes o un espacio común que alberga cocina y salón. Antes de elegir,  piensa que en casas pequeñas, utilizar el mismo suelo proporciona sensación de amplitud, mientras que si no tienes problemas de metros, instalar diferentes puede delimitar y aportar un plus de personalidad. En este ambiente de Fritz Fryer, los límites están claramente definidos, mediante la madera y las baldosas de uno y otro lado, que nunca llegan a encontrarse.

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4/11 © Inna Kostukovsky

3. Con tabiques ‘invisibles’

Desde tabiques de cristal hasta grandes puertas correderas, como en esta propuesta del estudio Red Deer, que al abrirse completamente, eliminan las barreras entre el salón y el comedor, pero que si se cierran crean dos espacios independientes. Dado que van a compartir muchos momentos, es preciso que apuesten por el mismo estilo decorativo, pavimento y gama cromática, lo que favorecerá una buena convivencia entre ambos.

5/11 © Iván Casal Nieto

4. Con un mueble que recorre ambas zonas

En este espacio diseñado por Dica para Casa Decor 2020, la pared revestida de madera y el mueble bajo del mismo color que el mobiliario de cocina son los encargados de conectar ambas estancias de forma natural y sin sobresaltos estéticos. Mención especial merecen los materiales nobles como la madera de eucalipto fumé y la laca de color nude, que aporta calidez y luminosidad.

6/11 © Scavolini

5. Con una isla central

La mejor solución para conectar la cocina con el salón sigue siendo la instalación de una isla central. Verdadero corazón del espacio, permite estructurar la habitación abierta, pero, al mismo tiempo, establecer un vínculo con la zona de estar, como en esta propuesta de Scavolini. ¿Buenas ideas para adoptar? Colócala entre ambos ambientes, a modo de tabique separador, y úsala como lugar de almacenaje, lo que te ayudará a despejar la cocina y favorecer la sensación de orden.

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7/11 © Kave Home

6. Crear perspectiva

En casas de pocos metros, lo ideal es diseñar espacios diáfanos, que no encorseten con puertas las distintas estancias, pero que tampoco vivan a su aire. Para conectar la cocina con el salón sin vivir en un altillo, una buena solución es jugar con la creación de perspectivas que no solo favorezcan la sensación de unidad, sino que además potencien la amplitud visual. En esta propuesta de Kave Home, cocina, comedor y salón se han situado en paralelo uno de otro, haciendo el espacio más profundo y, por lo tanto, mucho más grande.

8/11 © Mobalpa

7. A través del color

En esta propuesta de Mobalpa, cocina y salón están unidos por el color de sus paredes y del mobiliario. Verde, negro y amarillo se pasean por los distintos elementos, desde las estanterías hasta el sofá, creando un vínculo mucho más fuerte que el estilo decorativo. Para mayor comodidad y fluidez, la península actúa como tabique separador, estableciendo cierta distancias entre ambas estancias sin perder un ápice de armonía.

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9/11 © Cartelle Design

8. Con un mueble barrera

Desde una barra, como en esta propuesta de Cartelle Design, hasta un banco, una estantería baja o el propio respaldo del sofá. Esta es una de las alternativas más sencillas de llevar a cabo y que mejores resultados ofrece, estableciendo de forma sencilla, un ingenioso vínculo con el salón. Para favorecer la comunicación e invitar a una buena convivencia, siempre hay que elegir un diseño bajo, que no ponga límites ni espaciales ni visuales.

10/11 © Siemens

9. Ubicándola a modo de tabique

En esta propuesta de Siemens, la cocina actúa como un auténtico tabique separador con el salón. La clave está en utilizar un color potente para el mobiliario, el negro no tiene rival en esto, y en no usar módulos altos, que eviten la conexión visual entre ambos espacios. Para potenciar aún más esa sensación de espacio único, se ha empleado el mismo pavimento y el comedor es también negro, en un claro guiño estético.

11/11 © Pepe Peñalver

10. Con papel pintado

Esta cocina con isla central encuentra en el papel pintado de Harlequin (en Pepe Peñalver) su mejor baza para establecer un diálogo fluido con el estilo del salón, incluso si este es sofisticado y ‘glam’. Como queremos que marque la diferencia, es preciso que se trate de un diseño llamativo y espectacular, alejado de los típicos modelos de esta estancia, que acapare todas las miradas y no haga desmerecer el conjunto. Una buena idea es dar pinceladas de ese mismo color, en este caso verde, en la zona del estar.

 

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