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Una buhardilla no es una habitación cualquiera. Se trata del espacio que queda justo debajo de la cubierta, y que se define por tener el techo inclinado a una o dos aguas.

Sin duda, es una estancia muy característica, que presenta sus ventajas y sus inconvenientes. La clave está en saber aprovecharla para que no se convierta en una suerte de trastero al que no apetezca nada subir.

 

La comodidad es la clave

No importa si tiene muchos metros o si es pequeña. Si tu buhardilla es un lugar hostil en el que no te encuentras cómoda, no te gustará estar allí y no tiene sentido tratar de darle utilidad alguna a esos metros cuadrados. Por eso, es importante cuidar el aislamiento. De lo contrario, hará mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Para evitarlo es importante proteger la cubierta con paneles aislantes.

También debe ser un espacio luminoso. Puedes instalar ventanas de tejado para conseguirlo, como las de Velux, disponibles en diferentes medidas y sistemas de apertura.

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La altura mínima y la inclinación del tejado

Para poder sacar partido a la buhardilla es necesario contar con una altura mínima, en especial en la zona central. Esta ha de ser de unos 2,5 metros, lo suficiente como para poder estar de pie, transitar por el espacio y utilizarlo de manera adecuada.

En las zonas más bajas, lo ideal es que la altura mínima sea de 1,5 metros aproximadamente, de forma que puedas utilizar estos huecos. Hay múltiples formas de hacerlo: instalando armarios, estanterías, un sofá, una cama, etc.

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Espacio multifuncional

¿Necesitas un rincón para ti? La buhardilla puede convertirse en un refugio dentro de tu hogar. Una zona multiusos que podrás utilizar de muchas maneras.

Puede ser un espacio de estar en el que relajarte y descansar. O el perfecto rincón de lectura, donde nadie te moleste mientras te sumerges en tu libro favorito. Para lograrlo es importante acondicionar la buhardilla y después amueblarla para conseguir un espacio cómodo con un sofá con respaldo no demasiado alto, por ejemplo, o una chaise longue.

Puedes instalar un equipo de climatización, como un split de aire caliente y frío, que complemente la calefacción en invierno y refrigere la buhardilla en verano.

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El mejor rincón para trabajar

Ahora que, por obra y gracia de la pandemia, el teletrabajo es una realidad, contar con un espacio propio para trabajar tranquilos es, más que un lujo, una necesidad.

Sin embargo, no siempre es fácil ni posible, bien por el tamaño de nuestras casas o bien porque resulta complicado encontrar un lugar tranquilo. La buhardilla puede convertirse en el perfecto espacio de trabajo, ya que se encuentra lejos de las zonas comunes de la casa, lo que te brindará esa tranquilidad que necesitas para concentrarte.

No te hará falta mucho espacio. Bastará con un escritorio de 1 metro de ancho por 60 cm de profundidad. Además, es importante que cuentes con buena conexión wifi.

Aprovecha las zonas más bajas de la buhardilla para instalar estanterías en las que archivar el material de trabajo.

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Un dormitorio extra

Puede ser que la tuya sea una familia numerosa, o que os guste recibir visitas. Sea como fuere, la buhardilla se puede convertir en un dormitorio adicional muy práctico que podrás tener listo en cualquier momento.

No necesitarás más que una cama baja sin cabecero, que se adapte a la falta de altura y no abarrote el espacio. Muebles bajos (a medida o modulares) son el complemento perfecto para decorar estos dormitorios en buhardillas.

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Zona de juegos para los peques

Acondiciona la buhardilla como zona de juegos para los peques de la casa y habrás encontrado el lugar perfecto para ellos. Estarán cómodos y seguros, en un espacio controlado en el que podrán entretenerse a sus anchas.

Además, no hace falta que sea muy alto ni tampoco necesitarás muchos muebles. Hazte con colchonetas para el suelo, una mesa baja para que dibujen y den rienda suelta a su creatividad, y unos módulos de almacenaje para guardar los juguetes. Estanterías y contenedores pueden ser buenos ejemplos.

Si tus niños son muy pequeños, instala una puerta de seguridad para que no puedan bajar solos por la escalera. Así estarás totalmente tranquila.

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El dormitorio de tu bebé

Además de un cuarto de juegos para los peques de la casa, la buhardilla puede convertirse en un dormitorio de bebé, siempre que esté bien acondicionado y aislado y puedas garantizar una buena climatización.

Será un lugar tranquilo, alejado de los ruidos del exterior y del ajetreo de la propia casa. Al igual que en otros espacios, tendrás que aumentar las medidas de seguridad según el bebé vaya creciendo: cierres para las ventanas (aunque es más difícil que puedan manipular las de tejado), una puerta para que no tengan acceso a la escalera, etc.

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¿Necesitas otro cuarto de baño?

Si cuentas con una zona en tu buhardilla de unos 2,5 metros de alto puedes construir un baño con todo lo necesario. En la parte más alta se puede instalar la ducha y el lavabo, y dejar las zonas más bajas para situar el inodoro, armarios y módulos de almacenaje.

Es importante que la buhardilla cuente con las instalaciones necesarias: tuberías para la evacuación de aguas, acometidas, desagües, etc.

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Más espacio para guardar

Aunque su propia estructura arquitectónica dota a las buhardillas de mucho encanto, lo cierto es que las zonas más bajas suponen un problema de accesibilidad, ya que no podrás estar de pie ni transitar por ellas.

Sin embargo, esto que puede parecer un inconveniente se transforma en una ventaja si utilizas esos huecos como espacios de almacenaje.

Lo ideal es encargar muebles a medida para no dejar ni un centímetro sin aprovechar, aunque se trata de una opción que puede resultar cara. Los sistemas modulares pueden ser una buena alternativa.

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