Dejar la pared desnuda puede ser una declaración de intenciones si te gusta el estilo minimalista. Pero no siempre es la mejor opción. Ya sea en el salón, el recibidor o incluso el dormitorio, una pared vacía puede ser aburrida y dar sensación de que la estancia está a medio decorar. Afortunadamente, existen múltiples maneras de darles de carácter sin caer en excesos. La clave está en elegir una propuesta que encaje con el resto del espacio, sume funcionalidad y estilo y mantenga el equilibrio visual. Te proponemos 12 ideas decorativas que funcionan siempre: versátiles, atemporales y capaces de transformar cualquier estancia de tu casa.
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Un cuadro potente o una composición elegida con cuidado
Apostar por una obra de arte es una declaración de intenciones. Una pieza de gran formato es capaz de dotar de protagonismo a la pared sin necesidad de añadir nada más. Un cuadro de autor, una pintura abstracta o una ilustración con fuerza es capaz de cambiar por completo la percepción del espacio.
Otra opción es decorar la pared con una composición con varios cuadros. Pueden ser fotografías, láminas o cuadros. La clave está en emplear los marcos, líneas y gama cromática para que encaje en el ambiente sin reñir con el estilo. Es una opción más dinámica y capaz de aportar mucho equilibrio a la decoración. Para que sea eficaz, debes tener cuidado con la altura a la que colocas los cuadros. Deben quedar a la altura de los ojos. Si se trata de la pared del sofá, unos 20 cm por encima.
Un espejo con presencia
Las ventajas de un espejo son muchas. Para empezar multiplica la luz natural y, además, amplía el espacio visualmente. Pero puede tener mucha más presencia si eliges un modelo con un marco interesante, ya sea dorado, envejecido, negro o en madera natural. Su imagen te ayudará a sumar textura y profundidad.
En el recibidor es un imprescindible, pero también quedará bien sobre el sofá del salón, en un pasillo estrecho e, incluso, en el comedor.
Un modelo de gran tamaño será suficiente para dar vida a la pared, como en esta propuesta de Laura Martínez, pero si buscas un conjunto con más fuerza, colócalo sobre una consola o una cómoda.
Estanterías flotantes para decorar y guardar
Colocar unas baldas suspendidas en la pared es una solución perfecta para aprovechar el espacio sin recurrir a muebles voluminosos. Puedes colocar una o varias a distintas alturas, alineadas o asimétricas, según el efecto que quieras lograr. Son perfectas para exhibir libros, jarrones, pequeños adornos o incluso plantas. Si las eliges del mismo color que la pared, el resultado será ligero y discreto; si las contrastas, añadirás un punto de interés visual inmediato. Son funcionales, estéticas y fáciles de adaptar con el tiempo a nuevas necesidades.
Un papel pintado o un mural con carácter
Revestir una pared con papel pintado o un mural sigue siendo tendencia. Y es que esta es una manera perfecta de dar carácter y focalizar todas las miradas. Un diseño floral, geométrico, texturizado o con efecto mural, aportará profundidad y personalidad. Es especialmente útil en el comedor, el office o en la pared del cabecero, como en esta propuesta del interiorista Alberto Torres. Es el recurso perfecto para decorar sin sobrecargar. Además, su belleza y patrones no necesitan más adornos. Su fuerza decorativa es todo lo que necesita tu pared.
Molduras que suben el nivel
Las molduras son capaces de llevar a otro nivel a cualquier pared. Utilízalas para enmarcar zonas con formas simétricas, crear paneles ficticios o combinarlas con zócalos altos para añadir dinamismo. Aunque las asociamos sobre todo con el estilo clásico, también se adaptan a interiores modernos, todo dependerá de los complementos y colores con los que las acompañes. Los nuevos modelos, de poliuretano de alta densidad, permiten crear composiciones únicas que, incluso, puede instalar uno mismo. Se trata de un recurso económico y elegante para añadir textura y un punto elegante a cualquier pared.
Pintura, sinónimo de personalidad
Aunque las paredes blancas son una opción segura con la que no puedes equivocarte, dándoles color estarás afirmando tu amor por la decoración más moderna y ecléctica. Por supuesto, dependerá del color que elijas. Tonos claros, como beige, blanco hueso o amarillos pálidos, son buenas opciones con los que conseguirás un efecto más envolvente y relajado; pero si de verdad quieres que el color sea el protagonista, apuesta por colores más llamativos. Lo mejor es que los puedes usar para delimitar visualmente un espacio dentro de otro, reforzar la arquitectura o simplemente aportar calidez o frescura. Unos colores más saturados o profundos crearán un punto focal que elevará la decoración. Lo mejor es que se trata de un recurso versátil, económico y que podrás renovar cuando te canses.
Una hornacina que sume y sea funcional
Si la pared lo permite, abrir una hornacina es una forma sofisticada de añadir profundidad y utilidad. Puedes integrarla con estantes para libros o elementos decorativos, o simplemente dejarla vacía y enfatizarla con una iluminación puntual. En espacios minimalistas, aporta volumen y textura, como en este proyecto de la interiorista María Acha. Para que la simetría no se coma el espacio, coloca unos cuadros a uno de los lados, rompiendo ese equilibrio estético y dando movimiento a la pared. Emplea el mismo acabado que en resto de la pared y evita el exceso para que no quede recargada.
Pared de madera: calidez asegurada
Nada aporta tanta sensación de calidez como una pared revestida con madera. El resultado es acogedor, atemporal y muy fácil de integrar en distintos estilos decorativos, desde los más rústicos a los más contemporáneos. Si se combina con una iluminación indirecta, el efecto es aún más envolvente. Ideal para dormitorios, salones o zonas de paso que necesitan ganar carácter sin recurrir a demasiados elementos decorativos.
Elementos de fibras naturales: textura sin peso
Unos sombreros de paja, unas bandejas trenzadas, unos salvamanteles o incluso unos abanicos artesanales para decorar la pared la llenará de textura y un ambiente relajado y mediterráneo. Se trata de una tendencia perfecta para esas viviendas en las que domina el estilo natural, mediterráneo y hasta bohemio. La clave para que la pared sea más atractiva es jugar con las formas y tamaños, creando un espacio en el que lo artesanal y natural tiene cabida.
Paneles 3D: volumen sin ruido
Los paneles decorativos en relieve son una alternativa actual y muy resultona para dar personalidad a una pared. Pueden ser de yeso, PVC o MDF, entre otros materiales. Pero su gran ventaja reside en sus diseños, ya que pueden ofrecer desde patrones más orgánicos a formas más geométricas. Para un acabado sobrio y discreto, píntalas del mismo color que la pared, aunque si quieres un efecto más impactante apuesta por pintarlos en otro color. Este recurso funciona especialmente bien en zonas amplias, como tras un sofá o una cama. Así lo hizo el interiorista Mikel Irastorza en este salón, donde además los combinó con unos espejos en la parte superior que aportan luminosidad y amplitud.
Deja el ladrillo a la vista
Una pared de ladrillo visto aportará carácter a la estancia. Hay veces que las paredes de pladur o cartón yeso las cubren y, tras una reforma, estas paredes de ladrillo quedan al descubierto. Lo más adecuado en estos casos es restaurarla e iluminarla estratégicamente para destacar su textura, como en este salón reformado por la interiorista Julia Brunet. Otra opción para conseguir su efecto es con paneles decorativos que los imiten. Elígelos en tonos terracota o rojizos para un efecto más realista.
Las paredes de ladrillo quedan genial en viviendas modernas o si quieres conseguir un resultado tipo loft. No fallan en pisos con un estilo ecléctico y, por supuesto, tampoco industrial. El ladrillo se convertirá en el fondo perfecto para instalar un estante en el que apoyar unos cuadros o, incluso, la televisión. Funciona también bien en dormitorios y hasta baños.
Más ritmo visual con palillería de madera
Las paredes con palillería de madera han ganado adeptos en las últimas temporadas. Se trata de una solución decorativa versátil, elegante y muy efectiva para vestir una pared vacía. Puedes optar por listones verticales que suban los techos y aporten altura visual. En cambio, si los colocas en horizontal conseguirás mayor amplitud y sensación de continuidad.
En tonos naturales, el efecto es cálido y acogedor. Además de su valor estético, este tipo de revestimiento mejora la acústica, aporta textura y permite ocultar pequeñas imperfecciones.