Las alitas de pollo son un icono de la cocina norteamericana. Y a nosotros solo de pensar en esta pieza, para comer pringándonos las manos y de varios bocados, ¡se nos hace la boca agua! Tal vez cuando las preparamos, la única dificultad a la que nos enfrentamos con esta receta estaría en conseguir que alcancen esa textura crujiente por fuera y jugosa por dentro.
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Las alitas de pollo se pueden freír o cocinar a la parrilla. También podemos prepararlas en el horno, ahorrando así unas cuantas calorías y convertirlas en una opción más saludable. Y no te preocupes porque también con este electrodoméstico podemos conseguir que nos queden crocantes. ¡Te damos las claves para conseguirlo!
Cómo preparar unas alitas crujientes y jugosas en el horno, paso a paso
Toma buena nota de los siguientes trucos o consejos para conseguir que tus alitas queden perfectas en el horno.
Limón, levadura y salsa
Uno de los trucos que se suele emplear con mayor frecuencia es el de rociar las alitas de pollo con un poco de zumo de limón por encima antes de meterlas en el horno. De esta manera, se logra resaltar más el sabor del pollo y se consigue también que estén más crujientes.
Otra forma de lograr el efecto buscado es emplear levadura Al aplicarla sobre las alitas de pollo, quedarán más crujientes y doradas, sin necesidad de pasarlas por la sartén primero. Mucho mejor si evitamos los fritos, aunque también se consiguen excelentes resultados rebozando las alitas en cereales y friéndolas a fuego fuerte en la sartén.
Otra opción es pasar las alitas por maicena, levadura, sal y pimienta. Las alitas de pollo se rebozan por esta mezcla, y posteriormente, se elimina el exceso de rebozado sacudiéndolas para sólo dejar una capa muy fina en la superficie. De lo contrario, quedarían muy pastosas y se notaría el sabor de la harina de maíz una vez que las saques del horno.
Poner la salsa al final
Hay a quien le gusta preparar las alitas de pollo al horno con algún tipo de salsa. Sin embargo, si la salsa la echas al final quedarán más crujientes que si lo haces al inicio de la cocción. Y también puedes ponérsela y servirla a parte.
Control de tiempo y temperatura
En el horno es donde vamos a conseguir ese resultado saludable y, no por ello, menos crujiente pero ten en cuenta que es recomendable cocinar las alitas primero a fuego medio-bajo para que la carne quede más jugosa y cuando estén doradas y cocinadas en su interior subir el fuego al máximo para tostar la piel de las alitas. Si, además, tu horno tiene función grill y ventilador la superficie de las alitas tendrá un toque diferente y más 'crispy'.
Lo primero es precalentar el horno a 220 grados centígrados (con calor arriba y abajo) antes de empezar a elaborar las alitas de pollo. Introdúcelas, baja la temperatura a 190 grados centígrados y cocina durante 10-12 minutos. Pasado ese tiempo, dales la vuelta y prosigue con la cocción otros 10-12 minutos. Y para terminar, sube de nuevo el horno a 220 grados hasta que están completamente crujientes y doradas, pero ojo, sin quemarlas.