Guía definitiva para conseguir la nata montada perfecta

Es uno de los rellenos más recurrentes del roscón de reyes y te damos todas las claves para que te salga de 10

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La nata montada es una de las elaboraciones que mayor protagonismo tiene en la repostería. Y sin duda alguna, es el relleno más habitual de un roscón de reyes. Si te animas a prepararla, aquí tienes 10 claves para conseguir el mejor resultado... que depende de la grasa, la temperatura y la velocidad, pero no solamente.

Como relleno, cobertura o acompañamiento, la nata montada es una de las elaboraciones básicas de la repostería.

1. Porcentaje de grasa

Es imprescindible que compres una nata que tenga, al menos, un 35% de grasa. Si el porcentaje es inferior, no lograrás que monte de forma adecuada. Desecha completamente las natas light, aunque sí puedes encontrar variedades sin lactosa, ideales para intolerantes a este componente, con las que lograrás igualmente tu cometido.

2. Azúcar

No hay una cantidad fija de azúcar que tengas que añadir, sino que esto dependerá del grado de dulzor que te guste y del uso que le vayas a dar a tu nata montada. Puedes optar por azúcar blanquilla o en polvo. Con este último se obtienen mejores resultados.

3. Temperatura

Otro factor a tener en cuenta es que tanto la nata como el recipiente donde vas a proceder a montarla, estén muy fríos, directamente sacados de la nevera. E, incluso, si metes las varillas en el frigorífico, eso te va a ayudar también. Y no está de más meterlos durante media hora en el congelador.

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4. Utensilios

Además de un bol de tamaño grande para que no se salga (de metal o de vidrio), hoy en día encuentras disponibles varias opciones para montar nata: varillas manuales (de acero inoxidable, porque también las hay de silicona, madera y otros materiales), varillas eléctricas específicas para montar, batidoras eléctricas o amasadoras con un accesorio de varillas o robots de cocina.

El punto justo de montado es o es cuando se formen una especie de ‘picos’ duros al separar la varilla y también puedes darle la vuelta al bol y comprobar que la nata no se caiga.

5. Velocidad

Lo más fácil es utilizar varillas eléctricas. Empieza poniendo una velocidad media y cuando la nata se llene de burbujas y alcance una textura espumosa, tendrás que incorporar el azúcar y subir la potencia hasta alcanzar el punto justo de montado, esto es cuando se formen una especie de ‘picos’ duros al separar la varilla. Si le das la vuelta al bol, y la nata no se cae, también tendrás otro indicador de que está lista para usar. Podrás conservarla 2 ó 3 días en la nevera.

6. Algunas ayudas extra

Si optas por usar azúcar glas, eso sí previamente tamizada, vas a conseguir aportarle mayor firmeza a la nata montada, debido a su porcentaje de almidón. También puedes encontrar en el mercado ‘otras ayudas’ para montar nata con más facilidad como son la gelatina -tanto en polvo como en hojas-, la leche en polvo o los estabilizantes específicos -neutros de sabor y color- para este cometido.

7. Aromatizar la nata

Una vez que tienes montada la nata, puedes aromatizarla con distintos ingredientes: vainilla, chocolate, cítricos, azúcar avainillado, especias, licores…

A la nata montada se le pueden aportar diferentes aromas para darle un toque de sabor.

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8. Infusión previa

Otra opción para perfumar la nata es infusionarla antes de proceder a montarla. Para ello, tienes que calentarla con el elemento aromático elegido (cáscara de cítricos, rama de canela, vaina de vainilla, etc), dejar que se enfríe y colarla.

9. Espuma de nata

Una alternativa para darle cierto volumen a la nata, aunque no queda exactamente montada sino con textura más de espuma o de mousse, es utilizar el sifón. Se mezcla la nata con azúcar en polvo, se deja enfriar en la nevera 12 horas, se introduce la carga de gas y se utiliza inmediatamente, porque el resultado es suave y ligero y enseguida pierde el volumen.

La nata montada es una crema de leche a la que se añade azúcar y aire a base de batirla y por eso alcanza una textura etérea.

10. Otras natas

Es posible que te preguntes para qué sirven otros tipos de nata que se encuentran en el mercado, destinadas a usos diferentes de los de la montada. Por ejemplo, la nata para cocinar, que tiene menor porcentaje de grasas y que se usa para salsas, cremas, etc. U otras como la nata doble, la nata espesa o la crême fraîche.

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