Los rayos del sol se cuelan por el lucernario que llena de luz el patio central alrededor del que se distribuyen los puestos de este mercado municipal que es una caja de sorpresas. Lo que originariamente, en el siglo XIX, era un mercadillo callejero de cajones de madera, en 1945 pasó a ser el primer mercado cerrado de Madrid, que debe su nombre a la cercana iglesia de San Antón. Vivió un tiempo de decadencia, en los años 90, pero en 2011 volvió a abrir sus puertas reconvertido en uno de los mercados más modernos y emblemáticos de la capital, con una oferta puesta al día que enamora. Años después, en 2021, ha pasado por otra gran remodelación emprendida por la Asociación de Comerciantes que lo ha dejado realmente deslumbrante.
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Este mercado del barrio de Chueca se alza en la esquina entre las calles Augusto Figueroa y Libertad, cuenta con tres plantas y una terraza con vistas, en las que se funden los puestos de producto fresco con los de restauración, mezclando la cocina más castiza con los sabores del mundo.
DE TODA LA VIDA
Octavio es el más veterano del mercado, al frente del puesto de la Charcutería Octavio que heredó de sus tíos: “Valentín, el carnicero referencia del mercado, era un auténtico maestro del corte del que han aprendido el oficio muchos otros carniceros que pasaron por su puesto”. Octavio llegó al mercado con 20 años para echar una mano en la charcutería de su tía y lo que parecía algo provisional se ha convertido en su vida. En el puesto encontrarás productos seleccionados, desde jamones ibéricos hasta un gran surtido de quesos, foies y otras delicatessen que rastrea por todo España y fuera, algunos elaborados en exclusiva para Octavio.
Enfrente llamará tu atención el colorido mostrador de Casa Olivar, lleno de aceitunas, patatas fritas, frutos secos, encurtidos y las famosas gildas, más de moda que nunca, que se preparan al momento con originales combinaciones. A su lado está La Bodega, con una gran carta de vinos por copas (más de 60 referencias), vermuts y sangrías para tomar en la barra o en las mesas altas alrededor de los puestos con alguno de sus pinchos.
En la planta baja, la Pollería Alian es otro clásico de San Antón. Jose está al frente de este negocio familiar con más de tres décadas de historia donde se despachan pollos, aves y huevos de primera. La pescadería del mercado es Roble de Mar. Da gusto ver su mostrador lleno de pescados fresquísimos y mariscos, almejas, navajas, percebes... y platos preparados con este producto excelente para que los disfrutes en casa o en el mercado.
El Bar de San Antón es el primero en abrir para tomar el cafelito y un buen desayuno por la mañana, o comer, cenar y lo que haga falta el resto del día. Entre sus platos estrella están las alcachofas confitadas, las croquetas caseras variadas y si te pilla la hora de comer, tienen menú del día. Quizá quieras probar el que se anuncia como “el mejor pollo asado de Madrid”, en Espiedo, hechos al fuego con esta técnica del pincho o espeto.
Y seguro que te tientan los ricos bocatas de Bocátame. Tienen tres tipos de pan, de masa madre, que puedes combinar a tu gusto. Todos los bocadillos tienen nombres que homenajean a personas que han luchado y defendido el derecho de amar libremente en todo el mundo: Alan, con crema de patata con gorgonzola, roast beef, cebolla caramelizada y pepinillos, ¡brutal!; Gilbert, para los ‘pistacholovers’; Harvey o Simon, con jamón ibérico y albahaca.
Una de las últimas incorporaciones que llena de alegría y color esta planta es la Floristería Metatopy, con las originales creaciones de Mario Molina que son puro arte. Pasa a echar un vistazo y llévate uno de sus ramos.
DE TAPAS POR LA SEGUNDA
Coge las escaleras mecánicas para llegar al paseo más gastro del mercado. En la segunda planta vas a encontrar una decena de pequeños restaurantes y bares y mesas donde tomar sus exquisiteces, como en La Tapa Española y Lata Barra .Cuando se acerca el mediodía, lo encontrarás de bote en bote, como también por las tardes cuando muchos eligen San Antón para el tardeo y una cena temprana.
Primera parada: Taberna La Ancha. Aquí las tortillas de patata son las reinas del puesto. ¡Y qué tortillas! Además de probar la tradicional, con cebolla, te entrarán mil dudas cuando tengas que elegir entre la de callos, calamares en su tinta y más guisos y salsas con las que las cubren. Acompaña el pincho con una caña bien tirada.
¿Quién dijo que los helados son para el verano? Los de Mistura, no. Son cien por cien naturales, están hechos a base de leche fresca, nata y azúcares a los que añaden pistachos, coco, avellanas... Se bate sobre una superficie congelada hasta que la mezcla se convierte en helado. Pero ojo, que no solo tienen helados: hacen gofres, tortitas, crepes, batidos, zumos y repostería.
La Casa del Bacalao abrió su primer local en 1981 en la calle Goya y desde entonces han hecho famoso el bacalao en Madrid. Además de llevarte el producto para cocinar, puedes degustar las recetas que preparan con los ahumados y salazones, allí mismo. Fish Corner está inspirado en los seafood bars y oyster bars de Europa y Estados Unidos y ofrece ostras naturales o aliñadas y otros bocados de mar.
Los asados a la brasa de Manuela son otro básico, y el plato estrella es la entraña, aunque sus brochetas de pollo y de verdura están de escándalo.
Uno de los puestos gastro más sorprendentes es Socarratxos. Preparan un arroz con socarrat, esa capita crujiente y dorada, en solo 10 minutos. Como lo oyes, preparan arroces de marisco en lata y no dejarás ni un grano.