Según los especialistas, es a partir de los 30 o 35 años cuando debería comenzar a utilizarse. Y aunque la constancia es clave, siguiendo un estudio llevado a cabo con 74 mujeres, en solo cuatro semanas, las arrugas se reducen y la luminosidad mejora. Y ya desde la primera semana, afirman, las líneas de expresión se van suavizando.