En un mundo donde la prisa lo envuelve todo, todavía existen lugares en los que poder detenerse a pensar, respirar y dejarse llevar por la belleza del paisaje para dejar de medir el tiempo con minutos y pasar a contarlo con suspiros.
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Escenarios con cierto aire mágico en los que un banco nos ayuda a anclarnos al presente, dejando de lado las pantallas. Alrededor del mundo encontramos bancos que tienen esa capacidad de hacernos parar para levantarnos renovados, como los que acompañan a estas imágenes.
Sobre estas líneas, encontramos el del Gran Cañón, en Estados Unidos, y el de lago Buttermere, en Reino Unido.
Arriba, tres rincones de ensueño para hacer un alto en el camino en España, en el mirador Ventana al Atlántico, el banco de los acantilados de Loiba, ambos en A Coruña; y el mirador Sablón, en Asturias.
El mejor sitio donde sentarse con vistas a las ruinas de Petra, en Jordania. Debajo, los bancos del glaciar de Jökulsárlón, en Islandia, y el del lago Maggiore, en Suiza.
Y en las imágenes inferiores, el de las montañas Dachstein en Austria; y el lago Bled, en Eslovenia.
