A partir del 1 de enero de 2026, una nueva normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT) transformará la forma en que conducimos en las carreteras españolas. Esta medida, que afecta a todos los conductores, busca mejorar la seguridad vial y facilitar la labor de los servicios de emergencia.
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¿En qué consiste la nueva norma?
La principal novedad es la obligación de formar un carril de emergencia en situaciones de atasco o retención. Esta maniobra consiste en que los vehículos se desplacen hacia los laterales de la vía, dejando un espacio en el centro para que puedan pasar con mayor facilidad ambulancias, bomberos, patrullas policiales y otros vehículos de emergencia.
La implementación de esta norma tiene como objetivo reducir los tiempos de respuesta de los servicios de emergencia y mejorar la fluidez del tráfico en situaciones críticas.
¿Qué implica para los conductores?
Desde la entrada en vigor de la norma, todos los conductores deberán estar preparados para realizar esta maniobra cuando se encuentren en una situación de atasco o retención. Es importante destacar que, aunque la norma es obligatoria, aún no se han especificado las sanciones exactas para quienes no la cumplan.
Además, la DGT ha anunciado que reforzará la vigilancia en puntos conflictivos para garantizar el cumplimiento de la norma y mejorar la seguridad vial en general.
La tecnología al servicio de la seguridad vial
La nueva norma también se enmarca dentro de la estrategia de la DGT para modernizar y digitalizar la gestión del tráfico en España. Con la implementación de la plataforma DGT 3.0, los vehículos podrán comunicarse entre sí y con los centros de gestión de tráfico, lo que permitirá una respuesta más rápida y eficiente ante situaciones de emergencia.
Esta plataforma facilitará la transmisión de información en tiempo real sobre incidentes, condiciones de la vía y otros aspectos relevantes para la seguridad vial.
¿Qué podemos esperar en el futuro?
La entrada en vigor de esta nueva norma es solo una de las muchas iniciativas que la DGT tiene previstas para los próximos años. Se espera que, en el futuro, se implementen más medidas orientadas a mejorar la seguridad vial, reducir la siniestralidad y adaptar las infraestructuras a las nuevas tecnologías y necesidades de movilidad.