Celia Alesanco, experta en comportamiento animal: "Estas caricias pueden estresar a tu gato y romper el vínculo con él"


Nuestra experta nos aclara el “lenguaje secreto” de los felinos e incluso los gestos que parecen adorables, pero en realidad son señales de alerta


Celia Alesanco, etóloga, experta en comportamiento animal© Celia Alesanco
26 de septiembre de 2025 - 16:00 CEST

Los gatos tienen un lenguaje corporal único que, a menudo, los humanos interpretamos de manera equivocada. Gestos que parecen tiernos; como mover la cola o tumbarse panza arriba, pueden ser, en realidad, señales de incomodidad o incluso advertencias

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Para aprender a descifrarlos, hablamos con Celia Alesanco, etóloga de Sanicat, experta en comportamiento animal, que nos explica cómo entender mejor a nuestros felinos y evitar malentendidos que puedan afectar el vínculo con ellos.

© Adobe Stock

Muchos dueños interpretan como 'caricia' cuando el gato mueve la cola de un lado a otro. ¿Qué significa realmente este gesto y por qué conviene estar atentos?

Tendemos a traducir algunas de las conductas del gato asemejándolas al perro y esto puede ser un grave error. El movimiento de cola, por ejemplo, puede tener muchos significados: si lo hace de forma rápida, como si fuese un látigo, nos está avisando de que está nervioso e incómodo.

Esta señal suelen emplearla, por ejemplo, cuando les estamos acariciando y están empezando a cansarse. Si ves que tu gato comienza a agitar la cola, es hora de parar si no quieres llevarte un mordisco o arañazo.

Sin embargo, si este movimiento de cola se produce de forma suave y a ras de suelo, suele implicar que el gato está concentrado en algún objeto y posiblemente tenga ganas de ponerse a jugar o investigar de que se trata.

¿Qué nos quiere indicar un gato cuando se tumba panza arriba? ¿Es siempre una invitación a acariciarle o puede ser una postura defensiva?

Cuando un gato duerme con la tripa hacia arriba o se tumba de esa forma en el suelo de casa, nos muestra que sabe que está en un lugar seguro y se siente a gusto, pero no es una invitación para acariciar su barriga.

En ocasiones, también podemos observar este comportamiento cuando en el suelo ha encontrado un aroma que le resulta estimulante, como puede ser el catnip o la valeriana. Lo más probable es que en esos casos olfatee la zona y haga unas cuantas croquetas en ese lugar.

Pero su tripa, así como las patas y la cola, suelen ser las zonas prohibidas para el gato donde no disfrutará nada del contacto. Hay algunos animales que lo toleran, pero si realmente quieres evitar su incomodidad lo ideal es que límites las caricias a la cabeza, el lomo y la barbilla.

A veces los gatos amasan con las patas sobre nuestro regazo, un gesto que parece tierno. ¿Cuándo puede ser una señal de incomodidad o estrés?

Cuando el gato amasa con las patas encima de una persona del entorno familiar, está recreando un comportamiento que los gatitos hacen con la madre cuando son pequeños para estimular la salida de la leche y también para comunicarse con ella a través de las feromonas de las patas.

Normalmente, esta conducta suelen hacerla antes de dormir porque se sienten a gusto con nosotros y están enviando un mensaje de calma y relajación: ‘’me encuentro a gusto aquí".

Pero ese mismo mensaje puede utilizarlo para calmarse a sí mismos cuando no se encuentran bien, pudiendo tratarse de una señal de alarma. Pero ¿Cómo saberlo? Nosotros mismos somos los que mejor conocemos a nuestros pequeños felinos, si la conducta se vuelve repetitiva o aumenta mucho la frecuencia, no está de más hacer una revisión veterinaria.

El ronroneo se asocia a calma y bienestar, pero se dice que también puede expresar dolor o malestar. ¿Cómo distinguir entre un ronroneo de placer y uno de alerta?

En el caso del ronroneo nos ocurre algo similar al amasado. Para el gato el ronroneo es una señal de relajación y de sentirse a gusto, pero a veces lo puede emplear cuando está estresado o tiene dolor para encontrarse mejor.

Para poder distinguir entre ambas señales, lo que debemos analizar es el contexto y el resto del lenguaje corporal del gato. Si se acaba de tumbar encima nuestro para descansar y está relajado, será un ronroneo de placer. Si, por el contrario, lo notamos tenso, está en una posición forzada o hemos notado otras señales de incomodidad toca analizar que está pasando.

Además, de nuevo debes fiarte de tu instinto y de tu conocimiento de tu gato. Nosotros sabemos si nuestro gato es muy parlanchín o poco, si suele ronronear a menudo o, por el contrario, no lo hace nunca. Si aumenta el volumen del ronroneo, cambia de tono o se vuelve algo muy frecuente, conviene consultar al veterinario.

¿Qué riesgos hay en malinterpretar estos gestos? ¿Podría derivar en arañazos, mordiscos o en empeorar el vínculo con el animal?

Estamos acostumbrados a escuchar historias de gatos que se volvieron locos de repente, o de otros que cuando acudieron al veterinario sufrían una enfermedad en estado muy avanzado. Esto se debe a que el gato es un experto en esconder sus síntomas de incomodidad o de dolor y solo lo mostrará con pequeños gestos y con su lenguaje diario. Si queremos mantener una relación sana con nuestro gato, debemos conocer su lenguaje, saber cuándo está a gusto o cuándo nos está avisando de que algo no va bien y también conocer sus necesidades para que todas queden cubiertas, evitando que aparezcan los problemas de convivencia.

¿Qué consejos prácticos daría a los dueños para aprender a leer mejor el lenguaje corporal de su gato y anticiparse a estas señales de advertencia?

Conocer el lenguaje del gato y las conductas que nos alertan de que algo no va bien es la base para una buena convivencia en el hogar. El gato nos envía a lo largo del día muchísimas señales que nos avisan de lo que le gusta y lo que le incomoda, solo tenemos que conocerlas para entendernos perfectamente con él.

Por supuesto, como recomendación para todas las personas que conviven con un gato, no puedo dejar de mencionar mi libro ‘’Gatos, manual de instrucciones’’ en el que hablo en profundidad del lenguaje felino y de todas las conductas que nos indican que hay un problema.

Además, cada gato es único y lo que para uno es normal, para otro no, pero todos son animales de costumbres. Por ello, siempre que un gato cambie su rutina, conviene analizar por qué lo ha hecho: si cambia sus patrones de sueño, come más o menos que antes, deja de subir a sus zonas favoritas, cambia su lugar de descanso… Cualquier pequeño cambio en su día a día puede ser un indicativo de que algo no va bien.

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