Durante años ha circulado un mito que preocupa a muchas personas tatuadas: “Si tienes tatuajes, no puedes donar sangre”. Nada más lejos de la realidad. Hoy en día, esta creencia está más que superada, y los bancos de sangre insisten en que los tatuajes no son un impedimento para ayudar a salvar vidas.
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El mito y su origen
La confusión surgió hace décadas, cuando las condiciones higiénicas en algunos estudios de tatuajes no eran tan estrictas como en la actualidad. Existía un riesgo real de transmisión de infecciones como hepatitis o VIH si las agujas no eran desechables o el material no estaba esterilizado. Por ello, se recomendaba un periodo de espera muy largo; e incluso la exclusión; para quienes tenían tatuajes recientes.
Hoy, la situación es muy diferente. Los estudios de tatuajes profesionales cumplen con normas de esterilización muy rigurosas, y el riesgo de infección es mínimo. Por eso, los protocolos de donación se han actualizado para adaptarse a la realidad.
Lo que dicen los expertos
La mayoría de los servicios de salud establecen un tiempo de espera breve después de hacerse un tatuaje antes de donar sangre. En países como España, por ejemplo, se recomienda esperar cuatro meses. Este margen de seguridad permite que, en caso de haberse producido alguna infección en el procedimiento, pueda ser detectada en los análisis previos a la donación.
Pasado ese tiempo, las personas tatuadas son donantes aptos, siempre que cumplan con el resto de los requisitos habituales: tener buena salud, pesar más de 50 kilos y no estar bajo tratamiento por alguna enfermedad que lo contraindique.
La prioridad, salvar vidas
Cada donación puede salvar hasta tres vidas, y la necesidad de sangre es constante. Los hospitales la requieren para cirugías, accidentes, tratamientos de cáncer y enfermedades crónicas. Perder donantes por culpa de mitos como este puede poner en riesgo a pacientes que dependen de las transfusiones.
Hoy vemos cada vez más campañas que invitan a las personas tatuadas a donar, incluso con lemas divertidos que normalizan la situación: “La tinta no es un obstáculo, es una historia que también puede salvar vidas”.
Así que, si tienes tatuajes y alguna vez dudaste en acercarte a donar, hazlo. Solo asegúrate de que hayan pasado los meses recomendados desde tu última sesión y que te encuentres en buen estado de salud. Dejar atrás estos falsos mitos no solo derriba prejuicios, sino que permite que miles de personas sigan recibiendo la ayuda que necesitan.