Por qué el tiempo parece detenerse cuando estás aburrido y no es tu imaginación


La ciencia nos explica cómo tu ‘reloj interno’ se acelera y hace que cada minuto se sienta eterno


Mujer aburrida© Adobe Stock
Ana ToroPeriodista y Locutora
20 de septiembre de 2025 - 8:08 CEST

¿Te has dado cuenta de que cuando estás aburrido una hora puede sentirse como si fueran tres, pero cuando estás absorto en algo, el tiempo pasa volando? Esa sensación tan familiar no es solo emoción: tiene cierta explicación científica. 

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

Aunque nos sentimos lentos, tediosos, hasta físicamente menos capaces de activarnos cuando nos aburrimos, el cerebro en realidad entra en un estado peculiar. Estudios muestran que el aburrimiento conlleva un alto nivel de excitación fisiológica: el corazón puede latir más rápido, y varios indicadores internos, los que tienen que ver con alerta, se activan.

© Adobe Stock
Mujer muy aburrida

Esa excitación acelera lo que se llama el “reloj interno” del cerebro. Es decir, nuestro sentido del tiempo, esa medida mental que usa el cerebro para cuantificar cuánto dura algo, se ve distorsionado. Cuando este reloj interno marcha más rápido, sentimos que han pasado más cosas, incluso si en realidad nuestra situación no cambió demasiado: así, una actividad aburrida, pero con poca variedad, con pocos estímulos, puede estirarse en nuestra conciencia.

Otro aspecto interesante es la función adaptativa de esta experiencia subjetiva del tiempo. El cerebro puede “quejarse”, por así decirlo, señalando que la situación actual no está siendo satisfactoria. 

Esa sensación de que el tiempo va lento podría ser una señal interna para que cambiemos de actividad, busquemos algo que nos motive más, que estimule nuestra atención. En cierto modo, es un mecanismo que nos invita a salir del letargo.

Cada segundo parece estirarse

Aunque la ciencia nos dice que cuánto nos dura esa sensación de lentitud depende de factores externos (qué tan monótona es la situación, cuántos estímulos entran al cerebro, si tenemos distracciones) como internos (nuestra predisposición, estado de ánimo, cuánta ansiedad o expectativa tengamos). 

Cuando estamos muy implicados en algo que nos interesa, nuestro cerebro filtra muchos estímulos y enfoca la atención: eso hace que perdamos noción del paso del tiempo. Al revés, cuando estamos aburridos, nuestro sistema de atención se queda con pocos estímulos interesantes, y cada segundo parece estirarse.

Entonces, la próxima vez que te parezca interminable un rato aburrido, recuerda que no estás imaginando cosas: tu cerebro está trabajando a un ritmo distinto, ajustando su reloj interno, avisándote de que algo falta. Y es precisamente en esos momentos cuando una distracción, una charla entretenida, un cambio de escenario o una actividad nueva pueden “romper” esa sensación y hacer que el tiempo vuelva a fluir con normalidad.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.