Astronauta reparando una estación de la NASA© Artsiom P - stock.adobe.com

La clave para vivir en la Luna: cómo las bases autosuficientes de la NASA cambiarán nuestra forma de habitar el espacio

La carrera espacial entra en una nueva etapa. Con el proyecto Fission Surface Power, la NASA prevé poner en marcha un reactor nuclear en la Luna para 2030. Descubre cómo será esta base lunar y qué implicaciones tendrá para la humanidad.


7 de agosto de 2025 - 14:00 CEST

La exploración lunar está a punto de dar un salto gigantesco. En 2029, la NASA podría enviar un reactor nuclear a la Luna, lo que marcaría el inicio de una nueva era en la carrera espacial. 

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Este ambicioso proyecto no solo transformará la forma en que entendemos la vida en el espacio, sino que también será un paso crucial hacia la colonización de Marte. Pero, ¿cómo se vivirá y trabajará en esta primera base lunar? Y, lo que puede generar todavía más incertidumbre, ¿cómo encaja este proyecto dentro de la creciente contienda geopolítica con China y Rusia?

Un reactor nuclear en la Luna es la apuesta de la NASA para que los humanos vivan de forma permanente

El proyecto de la NASA, denominado Fission Surface Power, tiene como objetivo instalar un reactor de 100 kilovatios en la Luna, suficiente para alimentar viviendas, laboratorios y sistemas de soporte vital para los astronautas. Esto no es solo un desafío tecnológico, sino también un paso necesario para que los humanos puedan vivir de manera autónoma en el satélite.

En la Luna, donde las noches duran casi dos semanas terrestres, el sol no es una opción fiable para abastecer de energía a una base lunar. Aquí es donde entra la energía nuclear, una fuente continua y robusta que permitirá mantener operativas las instalaciones durante esos largos períodos de oscuridad.

La cuestión geopolítica: ¿quién será el primero en llegar?

Lo que comenzó como un proyecto científico ha evolucionado rápidamente hacia una competencia geopolítica. La NASA no solo se enfrenta a desafíos técnicos para instalar un reactor nuclear en la Luna, sino que también compite con China y Rusia, que ya han anunciado planes conjuntos para construir una base lunar con reactor nuclear para 2033. Este proyecto no solo tiene implicaciones científicas, sino también geopolíticas, ya que el primer país en establecer un reactor lunar podría declarar una "zona de exclusión", limitando las operaciones de otros países en ciertas áreas de la Luna.

En este contexto, la NASA ha acelerado el desarrollo de su reactor para evitar quedarse atrás. Sean Duffy, administrador interino de la NASA, destaca que Estados Unidos debe actuar con rapidez para garantizar que su acceso a áreas estratégicas en el satélite no sea bloqueado por sus rivales. “Si otro país coloca primero un reactor, podría restringir nuestro acceso a zonas clave”, advierte Duffy.

Cómo viviremos en la Luna

La idea de una base lunar autónoma y habitable está más cerca de convertirse en realidad. La NASA no solo está planificando cómo alimentar a los astronautas, sino también cómo permitir que vivan y trabajen de manera efectiva durante largos períodos. 

Para lograrlo, en la próxima década, las bases lunares incluirán:

  • Módulos habitacionales presurizados: espacios diseñados para mantener la vida humana en condiciones seguras y confortables, protegiendo a los astronautas de la radiación y los extremos térmicos.
  • Capacidad para generar oxígeno, agua y energía: en el marco de una economía lunar autosuficiente, la base deberá ser capaz de producir los recursos básicos que los astronautas necesitarán para sobrevivir sin depender de suministros de la Tierra.
  • Laboratorios de investigación geológica y biomédica: los astronautas no solo trabajarán en la instalación de la base; también llevarán a cabo investigaciones científicas claves para el entendimiento de la Luna, el espacio y la biología humana en entornos extremos.
  • Un punto logístico para misiones a Marte: la Luna será utilizada como un trampolín para el siguiente paso: la exploración de Marte. Las bases lunares servirán como estaciones de paso para misiones espaciales más largas y lejanas.

Tecnología nuclear para la Luna y más allá

La misión Fission Surface Power no solo tiene como objetivo la instalación de un reactor nuclear en la Luna, sino también la creación de una infraestructura energética capaz de soportar futuras misiones a Marte.

Con este avance, la NASA planea desarrollar un sistema energético estable, capaz de operar vehículos lunares, sistemas de minería de regolito (el polvo lunar) y antenas de comunicación permanentes. La energía nuclear, por tanto, no solo es un avance para la exploración lunar, sino también un paso crucial para expandir la presencia humana en otros planetas.

El reactor será un modelo compacto y modular desarrollado para resistir las extremas condiciones lunares, como temperaturas que varían drásticamente entre el día y la noche lunar. Este reactor se instalará con el objetivo de ser completamente funcional a principios de 2030, tras un proceso de pruebas en la Tierra y en la órbita lunar entre 2027 y 2029. El sistema se planea enviar hacia la Luna en diciembre de 2029 para que entre en funcionamiento en 2030.

¿Cómo cambiará el futuro de la exploración espacial?

Este proyecto subraya el papel fundamental de la tecnología nuclear en la expansión humana por el espacio. Si la NASA consigue instalar con éxito su reactor en la Luna, se abrirán nuevas puertas para la exploración de otros mundos. Establecer bases autosuficientes en el satélite marcará el comienzo de una era en la que la humanidad podrá vivir y trabajar de forma sostenible más allá de la Tierra.

La apuesta por la energía nuclear en la Luna es solo el primer paso. Si la NASA supera los desafíos tecnológicos y financieros de este ambicioso proyecto, podría allanar el camino para un futuro en el que no solo visitemos, sino que habitemos otros planetas, comenzando con la Luna y avanzando hacia Marte.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.