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Ola de incendios en España

Arantza Pérez Oleaga, directora forestal de ASPAPEL: “No es el fuego lo que destruye el bosque, es lo que no hacemos por cuidarlo”

En plena ola de incendios, como el devastador fuego de Méntrida que alcanzó Madrid, crece el consenso entre los expertos: el abandono del monte es el gran combustible de las llamas. En esta entrevista, Arantza Pérez Oleaga, directora forestal de ASPAPEL, explica por qué gestionar activamente los bosques es la clave para evitar catástrofes y proteger el paisaje que nos gusta disfrutar.


20 de julio de 2025 - 13:58 CEST

España afronta estos días un repunte preocupante de incendios forestales, con focos activos y recientes rebrotes en distintos puntos del país. Uno de los más graves ha sido el declarado en Méntrida (Toledo), que arrasó más de 3 000 hectáreas y llegó a extenderse hasta la Comunidad de Madrid, obligando al desalojo de viviendas y a la intervención de numerosos medios de extinción. A este se sumaron los incendios Valdecaballeros (Badajoz), Ibi y Villena (Alicante) o Navaluenga (Ávila), afortunadamente, todos controlados, pero que han puesto de nuevo sobre la mesa una realidad inquietante: más allá del calor extremo o la sequía, lo que alimenta muchos de estos fuegos es la acumulación de vegetación no gestionada. 

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Los bomberos de emergencia se encuentran cerca de las zonas quemadas que rodean la urbanización Calypo Fado tras un incendio forestal que se desató en el municipio de Mentrida, cerca de Toledo© AFP via Getty Images
Bomberos de los servicios de emergencia en las inmediaciones de la urbanización Calypo Fado, zona afectada por el fuego que se desató en el municipio de Méntrida (Toledo) y que afectó también a la Comunidad de Madrid.

¿Podemos prevenir los grandes incendios antes de que lleguen? ¿Qué significa realmente cuidar un bosque en 2025? Para abordar estas cuestiones, entrevistamos a Arantza Pérez Oleaga, directora forestal de ASPAPEL (Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón), quien defiende una gestión activa del monte como la mejor herramienta para proteger nuestro entorno natural y asegurar su futuro.

¿Qué ha pasado exactamente en Toledo y por qué ha sido tan grave este incendio?

En el incendio ocurrido en Toledo se han combinado una serie de factores cada vez más frecuentes en nuestros montes: temperaturas extremas, baja humedad y gran cantidad de biomasa acumulada sin gestionar. 

Una vez más, se pone de manifiesto lo que desde ASPAPEL y todo el sector forestal venimos advirtiendo: la urgente necesidad de aplicar una gestión forestal sostenible en todo el territorio, porque la prevención de incendios comienza mucho antes de que llegue el fuego y necesita una decidida apuesta, así como un entendimiento social al respecto.

¿Podemos decir que los incendios de hoy son diferentes a los de hace 20 años? ¿Por qué son más difíciles de apagar? 

En términos generales, hoy nos enfrentamos a incendios de mayor intensidad, más imprevisibles y con una capacidad de propagación más rápida. Esto se debe, por un lado, a los efectos del cambio climático, como las olas de calor prolongadas y las sequías cada vez más intensas, pero sobre todo por la acumulación de combustible vegetal por falta de gestión. Esto nos hace ver que hay un factor, el más importante, que es el combustible disponible (materia vegetal), sobre el que sí podemos actuar con antelación y que, sin embargo, tenemos abandonado en la actualidad.

En el pasado, el uso activo del monte ayudaba a mantener una menor carga de biomasa. Hoy, el progresivo abandono del medio rural y la escasa intervención forestal provocan una continuidad de masa vegetal que inevitablemente hace que la energía desprendida en un incendio quede fuera del alcance de extinción y genere una meteorología asociada todavía más adversa; esta es la gran diferencia con los incendios de antes.

Hace décadas se daban muchos fuegos de pequeñas dimensiones, con los que nuestros montes convivían y éramos capaces de apagar. Sin embargo, ahora son fuegos de grandes dimensiones, que escapan del posible combate y generan efectos devastadores.

© AFP via Getty Images
Un avión de extinción de incendios lanza agua sobre las zonas quemadas tras el incendio forestal que se inició en el municipio de Méntrida, (Toledo), visto desde la urbanización Calypo Fado, cerca de Madrid.

¿Qué significa realmente “gestionar bien un bosque”? ¿En qué consiste?

La buena gestión de un bosque o de un monte es lo que llamamos Gestión Forestal Sostenible, y trata de equilibrar tres ámbitos: el ambiental, el social y el económico. Es la garantía para que nuestros bosques estén ahora en las mejores condiciones, así como en el futuro para las siguientes generaciones. Desde ASPAPEL entendemos que cuidar un bosque no significa abandonarlo, sino gestionarlo. 

Una gestión activa nos brinda bosques resilientes y mejor preparados para afrontar desafíos climáticos, a la vez que nos proporciona servicios y recursos naturales renovables, sin comprometer su existencia a largo plazo.

El sector papelero tiene un amplio recorrido en esto: los montes nos aportan una materia prima natural, renovable, reciclable y biodegradable que dota a diversas cadenas de valor con inmensas posibilidades, para fabricar productos papeleros que utilizamos todos cada día, para construir con madera o para tener una fuente de energía renovable.  Además, contamos con estándares independientes como FSC y PEFC, que son garantía de buenas prácticas desde la triple perspectiva ambiental, económica y social.

La gestión forestal maneja variables en el espacio y el tiempo para favorecer la infiltración de agua, mejorar la biodiversidad, aumentar el efecto sumidero de carbono, proveer de recursos, generar empleo en el territorio y mantener pistas de acceso en buen estado. Sin duda, todo ello hace que, si llega el fuego, haya menos energía que lo alimente y sea más fácil hacerle frente con medios humanos hasta llegar a extinguirlo.

​​​​¿Qué errores se están cometiendo en España en el cuidado de nuestros montes?

El abandono progresivo del mundo rural, el cual coincide casi al 90 % con la superficie forestal, aumenta de manera muy significativa la vulnerabilidad de nuestros bosques. La falta de una apuesta decidida para activar nuestro territorio, gestionar la superficie forestal y crear políticas que impulsen y doten presupuestariamente para ello es un gran error que empieza a pasar factura. 

Los paisajes de los que nos gusta disfrutar no son un lienzo pintado, son fruto de un uso y de una convivencia de la población con el medio natural y para conservarlos la mejor estrategia es gestionarlos y cuidarlos, no abandonarlos.  

Hacen falta incentivos a los propietarios forestales privados, mejoras fiscales y motivación para que gestionen de forma activa sus territorios, los cuales en España abarcan el 72 % de la superficie forestal.

Otro error que no podemos dejar de mencionar es la falta de formación y de educación a nuestros niños, y de concienciación a la sociedad en general acerca del medio natural, del mundo rural, del sector primario, de las labores de gestión forestal y de conceptos básicos de actuación en emergencias ante posibles situaciones de incendio, inundaciones etc.

Desde ASPAPEL observamos con preocupación la desconexión entre lo urbano y el medio natural. Esto hace que se den ciertos prejuicios sociales hacia el aprovechamiento forestal, cuando la gestión forestal es precisamente una de las herramientas más eficaces para proteger el bosque, cuidarlo y evitar incendios.

¿Qué medidas concretas ayudan a prevenir incendios grandes? ¿Hay cosas que se puedan hacer todo el año?

Las medidas más eficaces para prevenir incendios son aquellas que se aplican de forma constante a lo largo del año, no solo en verano. La gestión forestal sostenible permite reducir la carga de biomasa en el monte, crear discontinuidades en las masas forestales, favorecer la infiltración del agua y crear pistas de acceso y de escape que faciliten las labores de extinción.

Una medida fundamental es crear paisajes en mosaico, que ofrecen discontinuidad y alternan cultivos, masas forestales, pastos, franjas de protección periurbanas… Y vinculado a ellos, generar recursos y empleo vinculado a los montes, que genere una cultura de protección y respecto, una mejor vigilancia y unas mejores prácticas.

© Getty Images/imageBROKER RF
Una manera de prevenir incendios consiste en crear paisajes en mosaico, donde se alternen zonas agrícolas, de pastos y bosques.

¿Cómo se recupera un bosque después de arder? ¿Se regenera solo o hay que intervenir? 

La recuperación de un bosque tras un incendio depende de muchos factores: el tipo de ecosistema, la intensidad del fuego, la pendiente del terreno, la disponibilidad de agua y sobre todo de la pérdida o no de suelo. Aunque en algunos casos la regeneración natural puede producirse de forma parcial, en la mayoría es necesaria una intervención planificada. Esta puede incluir la retirada de restos quemados para prevenir posibles plagas, el cuidado y sujeción de suelos como algo prioritario que hará posible una futura regeneración o una reforestación con especies adecuadas.

Así, consideramos fundamental que la restauración esté integrada dentro de planes de gestión forestal realizados por profesionales como los ingenieros de montes o forestales. Con ello se evitan actuaciones improvisadas y se asegura que el nuevo monte que se genere sea más resiliente, más diverso y útil, tanto para el medio ambiente como para la economía rural.

¿Se está invirtiendo suficiente dinero en prevención? ¿O seguimos gastando más en apagar que en evitar?

En España continúa predominando una estrategia basada en la extinción más que en la prevención, lo que resulta ineficaz y muy costoso a largo plazo. Desde ASPAPEL defendemos que la prevención es la herramienta más eficaz y eficiente frente a los incendios forestales. La rentabilidad de una buena inversión en prevención de incendios forestales y, por tanto, en gestión forestal, es mucho mayor: aportaría un territorio resiliente, mano de obra en el mundo rural, recursos renovables y sostenibles para dar respuesta a las estrategias de bioeconomía, así como una convivencia con el fuego natural y asumible.

Sin lugar a duda, la gestión forestal no es un gasto: es una inversión estratégica en el futuro de nuestros bosques y de nuestra sociedad

En nuestro sector, hemos conseguido que el 100 % de las fábricas de celulosa estén certificadas en sostenibilidad. Aun así, es imprescindible que desde las administraciones se refuercen las políticas y presupuestos destinados a prevención, tanto mediante apoyo directo como a través de incentivos para modelos productivos responsables.

Acaba de ser publicado el Informe Especial 16/2025: Financiación de la UE para luchar contra los incendios forestales – elaborado por el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE), en su función de auditar la ejecución del presupuesto de la UE. Tras evaluar si el financiamiento de la UE ha sido eficaz y sostenible han analizado ciertos países como España y Portugal en materias como prevenir incendios forestales, prepararse para su gestión (equipos, coordinación, sistemas de alerta) y restaurar zonas afectadas. Concluyen que ha habido avances, pero no suficientes en lo relativo a inversiones para comprar equipos, formar personal y ejecutar tareas preventivas (cortafuegos, desbroces, vigilancia, etc.). Además, señalan que el enfoque sigue siendo reactivo, más centrado en la extinción que en la gestión forestal preventiva o la resiliencia ecológica.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.