4/4Naida Abanovich se había dedicado a la ópera de forma profesional en Azerbaiyán, pero la guerra le obligó a emigrar y comenzó a trabajar como profesora de canto. Sin embargo, el fallecimiento de su esposo y los problemas laborales de su familia fueron otro duro revés en su vida y se vio obligada a desplazarse hasta las Islas Baleares con el fin de trabajar de limpiadora. Pero, el destino y su amor por la música hicieron que Naida no renunciase al canto y, por eso, desde 2005 se dedica a la música callejera, regalando su ópera a las calles de Palma de Mallorca.
Naida Abanovich se había dedicado a la ópera de forma profesional en Azerbaiyán, pero la guerra le obligó a emigrar y comenzó a trabajar como profesora de canto. Sin embargo, el fallecimiento de su esposo y los problemas laborales de su familia fueron otro duro revés en su vida y se vio obligada a desplazarse hasta las Islas Baleares con el fin de trabajar de limpiadora. Pero, el destino y su amor por la música hicieron que Naida no renunciase al canto y, por eso, desde 2005 se dedica a la música callejera, regalando su ópera a las calles de Palma de Mallorca.