Emily en París y los nuevos episodios de Stranger Things 5 se las prometían muy felices listas para reinar en Netflix estas fiestas. Pero, contra todo pronóstico, ha sido un título español el que se ha llevado el gato al agua, dando la campanada sin necesidad de esperar a Nochevieja. Innato ha irrumpido con fuerza y ha conseguido lo que parecía imposible: colarse en lo más alto de la plataforma, destronar a dos pesos pesados y demostrar que una historia bien contada, con intriga y personajes cargados de secretos y tensión puede hacerse un hueco entre los gigantes internacionales sin que le tiemble el pulso.
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Este thriller psicológico que tiene a los espectadores pegados a la pantalla está protagonizado por Imanol Arias —en su primera serie tras Cuéntame cómo pasó— y Elena Anaya, quienes dan vida a un padre y una hija con dos magistrales interpretaciones. La serie cuenta con ocho episodios de unos 45 minutos de esos de “uno más y paro”, pero olvídate porque actúa como un imán y acabarás devorándola en una sentada.
La historia sigue a Sara (Elena Anaya), una psicóloga que ha logrado construir una vida aparentemente estable junto a su marido, Aitor (Roberto Álamo), y su hijo adolescente, Sebas (Teo Soler), mientras mantiene oculto un secreto que pesa demasiado: su padre, Félix Garay (Imanol Arias), fue un asesino múltiple conocido como "el asesino del gasoil". Durante años ha conseguido mantener su identidad lejos de los suyos, pero todo salta por los aires cuando él sale de prisión.
El regreso de Félix coincide con una nueva ola de crímenes que reproduce con una inquietante precisión los asesinatos que conmocionaron al país hace 25 años. Sara se ve obligada a enfrentarse a su pasado y colaborar con la policía para detener al responsable mientras lucha por proteger a su familia y evitar que el terror vuelva a apoderarse de su vida.
De los padres podemos heredar muchas cosas: el color de ojos, la nariz, las manías, el carácter… pero, ¿se puede transmitir también el mal en los genes? Innato explora cómo los secretos familiares y la herencia genética pueden condicionar la vida de Sara y de los que la rodean. ¿Hasta qué punto estamos marcados por los actos de nuestros progenitores? ¿Podemos escapar de lo que llevamos en la sangre? Y, sobre todo, ¿cómo se entrelazan los dilemas morales con la necesidad de proteger a quienes amamos? La serie plantea un debate sobre la culpa, el castigo, las segundas oportunidades y el perdón que acompaña al suspense del thriller.
En esta producción los secretos familiares son una auténtica bomba de relojería. El intento de Sara por proteger a Sebas ocultándole la identidad de su abuelo termina teniendo el efecto contrario. La ficción juega con la idea de que la descendencia de Félix pueda arrastrar ciertas tendencias peligrosas. Entre giros sorprendentes y momentos de tensión, vemos a la protagonista reconocer rasgos oscuros en ella misma mientras mantiene un férreo autocontrol y al adolescente enfrentarse a sus propios dilemas en medio de la confusión y la incomprensión.
La serie cuenta con un reparto coral refuerza el peso dramático de la historia. Emma Suárez (Julieta) interpreta a una figura clave en la investigación mientras que Roberto Álamo (Águila Roja), Aura Garrido (El Ministerio del tiempo), Ane Gabarain (Patria), Fernando Guallar (Pared con pared) y Clara Sans (Mamen Mayo) aportan intensidad a la red de relaciones que rodea a los protagonistas. Cada uno de estos personajes suma tensión a la trama en un universo donde memoria, secretos y sospechas se entrelazan sin descanso.
Tal vez las grandes interpretaciones sean uno de los motivos por los que Innato haya despertado interés internacional incluso antes de su estreno en España. Hulu ha comprado los derechos de la serie, por lo que pronto llegará al público estadounidense con la intención de repetir el éxito que ha cosechado en nuestro país. Ingredientes para conseguirlo no le faltan y todo apunta a que podría convertirse en un nuevo fenómeno global.
No hace falta venir de Hollywood ni contar con una gran campaña de marketing: Innato demuestra que, cuando hay una historia con misterio, suspense y actuaciones de primer nivel, el público no puede resistirse. En televisión, nada está escrito y lo inesperado puede dar la campanada cuando menos te lo imaginas.
