No lleva corona ni título, pero este año se ha convertido en uno de los protagonistas indiscutibles de la Navidad en la corte sueca. Bonnie, una cachorra de sabueso de montaña bávaro, ha llegado a la vida de los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia como un regalo tan sencillo como transformador. En la imagen difundida desde Drottningholm, la pequeña aparece sentada con un lazo rojo al cuello, junto a un árbol de Navidad iluminado. La escena desprende una calidez poco habitual en la comunicación institucional: no hay joyas, ni uniformes, ni solemnidad. Solo un cachorro curioso y dos monarcas que parecen disfrutar, por un momento, de lo esencial. Este año han querido compartir con el público una estampa íntima y poco habitual, marcada por la llegada de una nueva incorporación a la familia.
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El mensaje que acompañaba la fotografía transmitía un deseo navideño desde su residencia oficial y hacía referencia a esa nueva compañía que ha entrado en sus vidas: "¡Feliz Navidad desde Drottningholm os desean los Reyes y Bonnie, el nuevo miembro de su familia!". La cachorrita es un sabueso de montaña bávaro, una raza poco común, de origen alemán, conocida por su temperamento equilibrado, su lealtad y su sensibilidad. No es una elección casual para una familia muy vinculada a la naturaleza y a las tradiciones escandinavas.
Aunque no es un nieto —los reyes ya tienen ocho—, su llegada ha supuesto un pequeño bálsamo emocional. En un año marcado por la presión mediática y los titulares incómodos, la cachorra representa normalidad, afecto y una forma silenciosa de refugio. La imagen es sencilla y, precisamente por eso, poderosa: una cachorra de mirada dulce, sentada junto a un árbol de Navidad iluminado en el Palacio de Drottningholm en Estocolmo.
Navidades marcadas por la sombra de Epstein
El contexto no es menor. Como dice el refrán, cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría. Y el escándalo global en torno a Jeffrey Epstein ha vuelto a salpicar a instituciones que parecían intocables. Si en el Reino Unido el caso obligó a Carlos III a retirar los títulos y funciones públicas a su hermano Andrés tras su vinculación con Virginia Giuffre, en Suecia la sacudida llegó el 10 de diciembre, cuando el diario Dagens Nyheter reveló que Sofía Cristina de Suecia, esposa del príncipe Carlos Felipe, mantuvo varios encuentros sociales con Epstein en 2005.
Por entonces, Sofía Hellqvist residía en Nueva York, donde estudiaba contabilidad mientras intentaba abrirse camino como actriz. Fue en ese contexto cuando la empresaria sueco-estadounidense Barbro Ehnbom, exanalista de Wall Street y mentora de jóvenes talentos, la puso en contacto con Epstein. No ha habido comunicado oficial, pero el Tribunal Real sueco sí ha precisado que esos encuentros se produjeron en contextos sociales públicos, como restaurantes o el estreno de una película, y que no existió relación posterior ni vínculo alguno con los delitos por los que Epstein fue condenado. Hasta el momento, esta revelación no ha tenido consecuencias institucionales ni ha afectado al matrimonio de los príncipes, que siguen con su agenda familiar y privada con normalidad.
Una historia personal bajo escrutinio
La figura de la princesa Sofía siempre ha estado rodeada de controversia. Antes de su relación con Carlos Felipe, tuvo una vida profesional diversa: trabajó como modelo, camarera, dependienta, profesora de yoga y participó en programas de telerrealidad, además de protagonizar una sesión fotográfica que la llevó a ser elegida Miss Slitz en 2004.
Su relación con el príncipe comenzó de forma discreta en 2008, tras reencontrarse gracias a amigos comunes. Durante meses esquivaron a la prensa, conscientes de que la reina Silvia no veía con buenos ojos aquella relación. El tiempo, sin embargo, suavizó resistencias. Se comprometieron en 2014 y se casaron en 2015. Hoy tienen cuatro hijos —Alexander, Gabriel, Julian e Inés— y viven en Villa Solbacken, en la isla de Djurgården.
Con el paso de los años, Sofía ha redefinido su papel dentro de la monarquía. Cofundó Project Playground, una organización para niños vulnerables en Sudáfrica, se formó como auxiliar de enfermería durante la pandemia y, junto a su marido, impulsa una fundación contra el ciberacoso. Todo ello forma parte de un esfuerzo sostenido por consolidar una imagen comprometida y acorde con su posición institucional.
