Descubrimos a Patty Pravo, la 'bambola' (casi) octogenaria que ha desbancado a Rosalía y Taylor Swift del Número 1 por 'culpa' de Madonna


Fue un icono de los años 60 y aún continua en activo: estará en Sanremo


Patty Pravo© Getty Images
Luis NemolatoDirector especiales ¡HOLA!
4 de diciembre de 2025 - 20:48 CET

Estallaba el rumor y, en menos de un chasquido de dedos, corría como la pólvora por las redes y dinamitaba el podium de las listas de escucha en streaming. Ni Rosalía ni Aitana ni Billie Eilish o Bad Bunny. Todos, adelantados por la derecha con un terremoto informativo con la potencia de un megatón. De hecho, bastó con este enunciado para que La perla de la de giganta de Sant Esteve Sesrovires quedara reducida a polvo. Era éste: "According to an insider, Madonna recorded a cover of Pensiero Stupendo, an absolute classic by Patty Pravo”. Ehhhh WTF? ¿Madonna? ¿Pensiero stupendo? ¿Un clásico? ¿Patty Pravo? El mundo queer —y todos sus aledaños— daba la espalda a las últimas estrellas del pop, del rock, de la música urbana y latina para, al igual que la reina de Bay City (Michigan) volver la mirada a sus orígenes. A los más sofisticados, experimentales, glam (e italianos) para abandonarse así y por completo a uno de los timbres y estilos más extrañamente elegantes y provocadores que ha parido el país de la bota. Eso, o que la curiosidad mata al gato y a la mismísima Taylor Swift porque medio mundo olvidó su lista habitual de reproducciones para, ante una epifanía tal, descubrir por sí mismo qué vio la reina del pop en una “desconocida” diva italiana. Una diva a la que, por cierto, te adelantamos, lleva copiando desde hace décadas.

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Pero venga, va. Hazlo tú también. Cómo no permitírtelo… Vete a tu plataforma de “confi” y teclea: “Patty Pravo”. Ve al disco Miss Italia, de 1978. Y ahora, Track 8. Y ya que tienes el álbum delante, te vamos a contar quién es esta fantasía de mujer. Que también ya te habrás dado cuenta, que no das crédito con la cover del LP… Pues por eso (y por más cosas), Madonna la emula desde el principio de los tiempos. Recorriendo década a década cada una de sus etapas musicales y estéticas. 

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Ella, lo estás leyendo, es Patty Pravo. Tu abuela la conoce. Cantaba La bambola (sí, sí, también la versionó Marta Sánchez), un hit que la hizo mundialmente conocida y que suponía la respuesta italiana a La poupée de cire, de France Gall. Pero, mientras que la ganadora de Eurovisión 1965 se reconocía como una muñeca de porcelana (o cera), la italiana, con su voz aguardentosa, se negaba a serlo y, más aún, si era de usar y tirar. 

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Patty Pravo actuando en Televisión Española

Porque ella ya era considerada la David Bowie femenina cuando aún David Bowie no era ni el David Bowie de Heroes o de Stage. Una mujer que aún hoy, a sus 77, volverá en febrero a batirse el cobre sobre el escenario del Ariston del Festival Sanremo y que sigue provocando escándalos. Por sus actuaciones desprejuiciadas, (siempre de alta costura. Decirte que en la última Semana de París, tenía mejor lugar en el front row que Penélope Cruz, Naomi Campbell y Tylda Swinton, porque es musa del director creativo de la Maison, Matthieu Blazy) y por su vida más desprejuiciada aún. Otro apunte, estuvo en la cárcel por drogas y escándalo público. De hecho Pedro Almodóvar se inspiró en ella para su Becky del Páramo de Tacones Lejanos aunque Marisa Paredes cantara —a través de Luz Casal— un tema de Mina (Un anno d’amore). 

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¿Lo último de lo último (antes de explicarte lo de Madonna, obvio)? Que aparte de que en su “tormentone” veraniego —Ratatan sale en brazos de un mocetón musculado como el bronce bruñido con el que, se dijo tuvo, pudo haber un affaire, ya ha provocado la primera polémica en el festival más antiguo de Europa. Que si bien todo hijo de vecino, llámase Fedez o Annalisa, tiene que ir con un tema inédito, ella vuelve, sí, pero lo hace con el mismo tema con el que ya quiso concursar el año pasado. Sin cambiarle ni una coma. "O esta o nada". Y como slogan ya aparece en camisetas en el lungomare de la ciudad, porque es un must tan rotundo como un castillo merece como mínimo una T-shirt. Y no es para menos. Todo en ella es majestuoso. O megalómano. Grande grande grande. Como una instalación de Cristo. Pero (con glamour) permanente.

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Y Madonna lo sabe. Ya lo supo cuando grabó el videoclip de Frozen, replicando el look de Patty de 1984 para la final de Sanremo. Cantando Per una bambola (otra canción de muñecas…) y vestida en maya de hierro, con patrón de Maurice Bejart (ahí es nada) y aguja y dedal de Gianni Versace. Pero también con Hung up. O, incluso antes, con Like a prayer, que rodó en la ciudad natal de Patty… Así que, ¿¡cómo no va a saberlo ahora!? Especialmente cuando, pese a la diferencia de edad, ambas parecen hermanas siamesas. Como recién salidas del mismo cirujano plástico: rubias, felinas, andróginas y deliciosamente alienígenas.

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Patty, en una sesión de fotos reciente
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Madonna en la Super Bowl

La popstar italoamericana habría grabado como tema central de su Confessions On A Dancefloor Part II, el clásico de Patty titulado Pensiero Stupendo pero, por primera vez, ahorrándose los subterfugios de la referencia, del espíritu estético o la imitación. O sea, yendo a las claras. Abordando nota a nota la versión italoinglesa del éxito de la veneciana con el que ella ya intentó el abordaje del mercado estadounidense a mediados de los 70 y que, a mediados de los dosmiles, también rescataría Roisyn Murphy (¿a que te estás muriendo de ganas de escucharla ya?). El tema mantendría el estribillo en la lengua de Dante, con lo que, también por primera vez, escucharíamos a Veronica Louise Ciccone cantar con el mismo acento con el que se comía los spaghetti en casa.

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¿Por qué el condicional? Porque la noticia no ha sido confirmada por ninguno de estos astros del espectáculo. Es decir, la conjunción de sus órbitas forma parte todavía de un futuro. ¿Explosivo? Sí. ¿Deseable? Mucho. Pero aún en suspense, lo que no ha evitado que su onda expansiva se nos haya adelantado, ya tenga las dimensiones del hongo de una bomba H y haya sido devastador. Las escuchas de la Pravo se multiplicaron en un 500% en un solo día y se incrementaron aún más a medida que iban pasando las horas y la noticia iba movilizándose sin encontrar la vacuna del desmentido o de una voz autorizada que frenara la fiebre. Ni “repres”, ni discográficas… Ni las susodichas estrellas. Que podrían haberlo hecho. Ojo. Al alimón. 

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Madonna durante un concierto en Tokio

Porque Patty y Madonna se siguen en Instagram. Se mandan mensajitos de admiración mutua, incluso Madonna ha colgado stories con su música de fondo o, directamente, con sus temas como protagonistas. Ora o mai piu, por ejemplo. Y quizás de ahí venga todo. De que en “la tontería” de “... guapa tú/ no, tú/ no, no, no, tú, más…” hablaron de una sesión de estudio compartida en donde cantaron un tema escrito por Ivano Fossati y Oscar Prudente…  Y ya sabes, siempre hay una amiga ratona que, atenta a las redes, te pilla en un renuncio. Blanco y en botella. El tema, con esos mimbres, solo podía ser Pensiero stupendo. La yuxtaposición de sus nombres encendió las redes transalpinas. Y no solo, también el mundo “anglo” se ha rendido a la idea, la de asistir a uno de los crossovers más sorprendentes y queer de los últimos años. Por darte otro ítem, Ryan Murphy, creador de Pose, siempre introduce un tema de Patty en las bandas sonoras de sus series… 

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Pero es que además, ahora mismo, la industria musical vuelve a arder con Bedtime Stories The Untold Chapter, el EP con el que Madonna celebra el 30º aniversario de su álbum Bedtime Stories, con lo que, con esta cultural del “y ahora, qué?” que nos devora, solo queremos saber cómo será la segunda parte del Confession por el 20º de aquella obra maestra de 2005. Una masterpiece que la italiana, estéticamente al menos, ya nos adelantó en 1977. Que si Madonna es la reina incontestable en eso de mezclar épocas y lenguajes, la Pravo es Reina Madre.

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Ya lo habrás hecho… Que si no te has ido a tu plataforma de escuchas, te habrás ido a Youtube y ahí te habrás quedado en shock con la actuación de la italiana en color satinado… Es de una Navidad. La de 1977 (¿ves lo que te decíamos?) y sin embargo, parece de 2046… Estás en lo cierto. Con esa delgadez, ese pelo platino, ese maquillaje metálico y ese ronroneo masculino y sensual… no parece de este planeta. Ni humana. Pero es irresistible y, sobre todo, provocadora

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Ocurría después de algunos años de ausencia involuntaria de las pantallas de televisión por sus cositas con la censura. Por aquello de sus desnudos en fanzines (que combinaba con, por ejemplo, con un Vogue América,) por su tenencia (y consumo) de drogas (que luego le costó la cárcel a finales de los 80 y también primeros de los 90) y por sus declaraciones sobre su práctica del poliamor (sí, el poliamor). Es que Pensiero Stupendo va… de poliamor. Y qué mejor que cantar el tema un 25 de diciembre en su vuelta a la RAI como decoración de intenciones. Nótese la ironía… O si no, lee:  E tu/E noi/E lei/Fra noi/Vorrei/Non so/Che lei/O no/Le mani/Le sue… Pensiero Stupendo. Ehhhhh, pues claro ¿Cómo no le iba a gustar esto a Madonna si se dice más en las barras de separación de las estrofas que en los propios versos? 

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La canción es una oda a los tríos en toda regla con la creación, por si faltaba algo, de una nueva figura retórica, “la elipsis sexual”. Tan ambigua y tan fácil —o enrevesada— como un menage a trois. Y si no, compara con Je T’Aime… Moi Non Plus de Gainsbourg. Nada que ver. Que aquí está todo está en tu cabeza y, aunque nos mole igual, el jadeo explícito de la Birkin se sitúa en las antípodas. Es más… más… pon tu el adjetivo que se nos han acabado. 

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En cualquier caso, lo de Patty es menos obvio. Como la belleza de la niebla de su ciudad. Acuosa. Con un punto de melancolía. Y de irrealidad. Su vida tiene ese punto también de realismo mágico. Como su apariencia, es como de cuento. Élfico. De niña, un cardenal, afable y bonachón, le abría el jardín de palacio para que jugara. Era el Palacio Roncalli y, aquel señor, el futuro Juan XXIII. Aprendía palabras en inglés gracias a otro señor americano expatriado, simpatiquísimo, que le compraba helados y le recitaba adivinanzas. ¿Su nombre? Ezra Pound y los deberes, sobre todo, los de piano, los hacía en la terraza de una vecina, muy excéntrica, que subía el instrumento hasta allí para que tocara con vistas a la Salute. Se trataba del Palazzo Nonfinito y, la vecina, Peggy Guggenheim.

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Su primer éxito llega en 1966, con Ragazzo Triste, la versión italiana de But You're Mine de Sonny Bono; luego llegaría Se perdo te y en 1968, La bambola… Después, se iría a Estados Unidos (Los Ángeles, San Francisco, Nueva York…) regresaría a Europa, a Londres, volvería a triunfar con Pazza idea en 1973 y, por fin, Pensiero stupendo... que la convirtió en un símbolo de trasgresión y en un icono de moda. Raro, original, incómodo, irresistible, nuevo… que enamoraba por su extravagancia a Fellini y a Leo Ferré, fascinaba a The Beatles o Paolo Conte, por su modernidad o a Jacques Brel por su carisma. Patty fue más salvaje que Mina, más ambigua que Dalida, más sexual que Kate Rush, y sobre todo, más a la vanguardia que la propia Madonna. Que antes que Madame X, Patty ya se puso el parche. ¿O es que has podido parar de ver sus actuaciones en TV sin despegar los ojos? 

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Sigue, sigue. No te sientas culpable. Todo en ella es superlativo y, al mismo tiempo, inaprensible y sutil: “Las historias que he tenido, incluso mis maridos (cinco, por cierto), fueron una manera de perder el tiempo. La vida sólo es un buen recuerdo”. Palabra de Patty

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