Blake Lively, una de las estrellas más queridas de Hollywood, ha pasado de protagonizar comedias románticas y campañas de moda a encabezar una de las demandas más sonadas de Hollywood en los últimos años. La actriz, de 38 años, reclama nada menos que 161 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por una supuesta campaña de desprestigio que, según ella, se desató tras el rodaje y el posterior estreno de It Ends With Us (Romper el círculo), película que coprotagonizó junto a Justin Baldoni.
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Según documentos judiciales revelados por Variety, Lively sostiene que fue víctima de una ofensiva pública coordinada por Baldoni, el productor Jamey Heath, el ejecutivo Steve Sarowitz y sus respectivos publicistas, en represalia por haber denunciado situaciones de acoso sexual durante el rodaje. La esposa del actor Ryan Reynolds asegura que esta campaña ha tenido consecuencias devastadoras para su carrera, su imagen pública y sus negocios personales.
Una cifra millonaria y un esperado juicio
La demanda fue presentada el 31 de diciembre de 2024 con una estimación inicial de daños de 75.000 dólares. Sin embargo, en julio de este año, los abogados de Lively entregaron una declaración actualizada —que ha salido ahora a la luz— en la que elevaban la cifra a 161 millones, por los perjuicios reales sufridos. Además, solicitarán al menos el triple en concepto de daños punitivos.
El informe judicial que presentaron los abogados de la intérprete detalla las pérdidas económicas que ha sufrido esta desde que comenzó todo esto, hace casi un año: 56,2 millones en ingresos pasados y futuros por trabajos en cine, televisión, publicidad y conferencias; 49 millones por el impacto negativo en su marca de belleza Blake Brown; 22 millones en pérdidas para sus empresas de bebidas Betty Buzz y Betty Booze, y, 34 millones en daños reputacionales, basados en más de 65 millones de impresiones negativas en redes sociales.
Según expertos citados por esta publicación, el equipo legal de la actriz busca con esta cifra "presionar para alcanzar un acuerdo" antes del juicio. Este está previsto que se celebre en marzo de 2026 y promete ser uno de los más mediáticos del año, no solo por implicados, sino por las personalidades que deberán declarar en el mismo. En el proceso se han mencionado numerosas figuras del entorno de Lively que podrían tener información relevante, aunque pocas se espera que testifiquen. Entre los nombres citados figuran Taylor Swift, Emily Blunt, Scooter Braun, que acaba de conocerse su romance con la actriz Sydney Sweeney, Hugh Jackman, Gigi Hadid, Ari Emanuel y altos ejecutivos de Sony Pictures como Tony Vinciquerra y Tom Rothman.
La presencia de Taylor Swift ha generado especial atención. Aunque la cantante no ha hecho declaraciones públicas, fuentes cercanas aseguran que la amistad entre ambas se ha visto afectada por la presión mediática y los intentos del equipo de Baldoni de involucrarla en el proceso. De hecho, el equipo legal del actor intentó sin éxito obtener una declaración formal de la cantante, lo que tensó aún más la situación. Lo único cierto de todo esto es que Swift y Blake no tienen relación desde hace un año, aunque un gesto de la actriz, tras el lanzamiento del último disco de 'amiga', The Life of a Showgirl, el pasado mes de octubre, podría apuntar a una reconciliación.
El contragolpe de Baldoni
Justin Baldoni intentó contraatacar en los tribunales. El actor y director presentó una demanda por difamación contra Blake Lively y su esposo, el también actor Ryan Reynolds, con el que lleva casi 15 años de relación, alegando que las acusaciones vertidas por la pareja le habían provocado pérdidas económicas por valor de 400 millones de dólares. Sin embargo, el juez Lewis Liman, de la Corte de Distrito de EE. UU., desestimó el caso en junio al considerar que no se puede demandar por difamación cuando las declaraciones forman parte de una denuncia legal.
La contrademanda quedó oficialmente cerrada la semana pasada, cuando el juez Liman emitió un fallo definitivo tras constatar que Baldoni y sus codemandantes no habían presentado una versión enmendada de su demanda, a pesar de haber sido advertidos.
Según consta en el expediente, el magistrado se puso en contacto con todas las partes a mediados de octubre para notificar su intención de cerrar el caso si no se producía respuesta. La única que contestó fue Blake Lively, lo que precipitó el cierre del proceso.
Más allá de las cifras, lo que está en juego es la reputación de una actriz que durante años ha cultivado una imagen de elegancia, compromiso y cercanía con el público. Blake Lively ha sido embajadora de marcas, empresaria y referente de estilo, pero ahora se enfrenta a una etapa marcada por la exposición judicial y el escrutinio mediático. El juicio de marzo será clave para determinar si sus acusaciones prosperan y si logra resarcirse del daño sufrido. Mientras tanto, Hollywood observa con atención cómo una historia que comenzó como una película romántica se ha transformado en una de terror cuyo final no está del todo claro.
