Hasta que me quede sin voz, la película documental de Leiva que se estrena este viernes en cines, explora la batalla emocional a la que el músico se enfrenta para sobrellevar su problema de voz, una dolencia de la que habló anoche en El Hormiguero con una mirada esperanzadora y optimista, porque, como repitió en varias ocasiones, pese a todo, es un "tipo con mucha suerte".
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
"No tengo un problema grave, porque los problemas graves son otros, me gusta subrayar esto, pero tengo un problema importante en una cuerda vocal y soy cantante, entonces es muy desgastante y es un incordio", comenzó diciendo el artista madrileño, de 45 años. "Para salir de gira necesito entrar en quirófano y me inyectan una cosa en la cuerda vocal que me ayuda a tener mas fuelle y a poder encarar una gira tratando de evitar unas afonías que yo tengo muy habituales", explicó con sinceridad.
Leiva, expareja de la actriz Macarena García y gran amigo de Joaquín Sabina, confesó que “al principio fue muy duro” aceptar su problema de voz y que, a día de hoy, “me siguen ayudando a nivel terapéutico”. Sin embargo, su película no se centra únicamente en la enfermedad. Hasta que me quede sin voz, explicó, “habla de la suerte”. "Yo tengo que ver el vaso medio lleno. Yo puedo seguir cantando y puedo seguir haciendo giras", celebró, aunque con algunas condiciones. "Hago menos números de shows, antes hacía 80 y ahora hago 30. Tampoco puedo hacer dos seguidos porque ya empiezan los riesgos, pero puedo. Entonces no puedo verme como un minusválido, me veo como un tipo con mucha suerte", insistió.
Cuando Pablo Motos le preguntó si en su éxito había un mayor porcentaje de suerte que de trabajo, Leiva respondió sin dudar. "Yo creo que la interferencia de la suerte en mi vida es mas importante que el talento y el esfuerzo. A ver, tengo un par de casi hernias en la espalda de estar en una furgoneta 25 años a pico y pala, pero yo creo que las cosas que han cambiado mi vida han sido encuentros y situaciones que yo no he propiciado y la suerte, estoy seguro, de que tiene una interferencia muy grande", reflexionó.
A lo largo de la entrevista, Leiva también habló con total naturalidad de algunos de los episodios más duros de su vida: el accidente por el que perdió un ojo cuando tenía 12 años, la ansiedad que siente antes de cada concierto y los problemas gastrointestinales que padece desde niño. “Es una cosa que me ha acompañado desde pequeño y, de repente, en la gira se me suele agudizar. Supongo que tiene que ver con algo psicosomático, pero también tengo ahí algunas cosas”, explicó sobre sus trastornos digestivos.
Sin querer ser demasiado explícito, el músico reconoció que ha llegado a pasar “más de 60 días con diarrea” en algunas épocas de su vida. "Adelgazo mucho, cosa que no va bien, pero hay que convivir con eso", aceptó. Lejos de lamentarse, el músico volvió a sentirse muy afortunado. "En el fondo yo tengo una vida muy guay. Me subo en una furgoneta con unos amigos, llego a una ciudad, toco y me pagan, entonces hay que compensar con otras cosas", concluyó.