Hoy, 13 de octubre de 2025, se cumple un año desde que falleció Mayra Gómez Kemp, una de las voces más entrañables de la televisión española. Cumplía 76 años, y dejó detrás una mezcla de admiración, cariño... y preguntas sin terminar. Hoy recordamos quién fue, qué vivió en su último año, y cómo fue su despedida.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Su último año: entre la claridad y la fragilidad
En 2024 Mayra habló sin filtros. Con valentía, con nostalgia, con aceptación. En una de sus últimas entrevistas con ¡HOLA! confesó que acababa de recibir el alta oncológica, tras años de lucha contra cánceres de lengua, garganta y cuello. “Me han dado el alta oncológica, me siento inmensamente feliz”, dijo. Pero también admitió lo que muchos ya veían: que su voz, esa herramienta que la hizo tan grande, ya no era la misma.
Ese mismo año anunció su retirada de los focos: “Me retiro a mis cuarteles de invierno… Probablemente esta sea la última entrevista que dé en mi vida”. Deja claro que no es solo su carrera lo que guarda en el corazón, sino el recuerdo de la Mayra que el público conoció: aquella con dicción clara, risa contagiosa, elegancia natural.
En los últimos días habló con nosotros por teléfono: “Estoy bien, pero muy cansada… Mi teléfono no ha parado de sonar, estoy un poco abrumada”, confesaba. Necesitaba descanso, soledad; quería dormir. Esa llamada fue, incomprensiblemente, una de las últimas que nos concedió.
Cómo ocurrió su adiós
Pocos días antes de fallecer, Mayra sufrió un grave accidente doméstico en su casa de Mijas (Málaga). Se cayó, y quedó en el suelo más de 20 horas sin poder moverse ni pedir ayuda. Pasó mucho frío, sintió angustia, hasta que finalmente los bomberos entraron y la encontraron. Afortunadamente, no se fracturó nada, aunque quedó magullada y agotada. La caída fue advertida como un “gran susto”. Se recuperó en casa, se le dio el alta, pero quedó débil...
Su legado, sus valores, lo que permanece
Mayra fue siempre más que una presentadora. Pionera, valiente, mujer de carácter y de sonrisa generosa. En su última etapa dejó claro que había vivido mucho, amado, trabajado con pasión, y que lo hacía consciente de sus limitaciones físicas, pero sin perder la dignidad. Su batalla contra el cáncer la enseñó a reconstruirse: volver a hablar, volver a comer líquido, volver a ser, pese al dolor.
Ella pedía que la recordaran por su mejor versión: “la que tenía una dicción casi perfecta, la que se veía joven y guapa”, decía, y quería que se le recuerde con una sonrisa. De esa sonrisa que decoraba los platós, que acogía las cámaras y que se colaba en los hogares al otro lado del televisor.
Un año sin Mayra: entre tristeza, gratitud y memoria
Hace un año que su risa dejó de escucharse, pero su eco sigue vivo. Mayra no solo fue una mujer de televisión: fue una mujer de verdad, con caídas, con triunfos, con dolores, con amores, con despedidas. Un año después, recordarla es celebrar lo que nos dio: risas, elegancia, honestidad, lucha. Y sobre todo, recordarla con una sonrisa, como ella misma quería.