Hace más de un año que Miriam de Ungría, joyera y princesa, no aparecía públicamente en España. Su última vez fue en julio de 2024, cuando pasó por la capital por un doble motivo: aprovechar y disfrutar de unas semanas del verano junto a su hijo, Beltrán, y someterse a una intervención quirúgica de la mano derecha.
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La vez anterior que pisó suelo español fue en octubre de 2023, con motivo del 18º cumpleaños de la princesa Leonor en el Palacio de El Pardo. Desde entonces, su vida se ha desarrollado entre Londres y Ammán, en un entorno marcado por su matrimonio con el príncipe Ghazi bin Muhammad de Jordania, primo del rey Abdalá II. Sin embargo, su inesperada presencia en Toledo durante la boda de Lucía Entrecanales y László Bene reabre muchas incógnitas.
El enlace, celebrado en la Iglesia Hospital de Tavera, lugar histórico en Castilla ligado a bodas de grandes personalidades, congregaba a figuras relevantes del mundo empresarial y social. Entre todos los invitados, la reaparición de Miriam fue la gran sorpresa. Vestida con la elegancia discreta que la caracteriza, la princesa se dejó ver rodeada de amigos y familiares de los Entrecanales, una de las sagas más influyentes del panorama español, gracias al papel de Juan Ignacio Entrecanales, vicepresidente de Acciona y conocido coleccionista de arte.
No era solo una boda más, sino un escenario cargado de simbolismo. Desde 2022, Miriam se ha dejado ver contadas veces en España y casi siempre en actos de especial significado, como el mencionado cumpleaños de la princesa Leonor o el 90º aniversario de Margarita de Bulgaria, madre del rey Simeón, celebrado en Madrid junto a la reina Sofía y rodeada de sus hijos Boris y Beltrán. En esta ocasión, Miriam acudió a la boda del brazo de su hijo Boris, mostrando así toda la complicidad y unión familiar en un día tan señalado.
Una vida marcada por reinvenciones
La biografía de Miriam de Ungría parece atravesada por ciclos de transformación y resiliencia. Primera esposa del príncipe Kardam de Bulgaria, sufrió con él el trágico accidente de tráfico en 2008 que lo dejó en coma hasta su fallecimiento en 2015. En esos años, Miriam se centró en sus hijos y en sacar adelante su propia firma de joyería, MdeU, con la que logró posicionarse en ferias internacionales y conquistar al público británico con diseños de inspiración clásica y artesanal.
Siempre ha descrito su personalidad como fuerte y optimista: “Estoy acostumbrada a los cambios. No me ha costado tomar decisiones. Allí están mis hijos y, en lo laboral, es muy interesante lo mucho que se mueve el mundo artístico en el Reino Unido. Siempre hay que mirar hacia adelante. Estoy feliz con mis hijos y con la vida que llevo”, confesaba a El Confidencial hace unos años.
Tras la reestructuración vital que supuso la pérdida de Kardam, sorprendió en septiembre de 2022 con una segunda boda: esta vez con el príncipe Ghazi bin Muhammad de Jordania, un reconocido académico, asesor religioso y figura de gran peso en la corte hachemita. Desde entonces adoptó oficialmente el nombre de princesa Maryam Al Ghazi y se integró plenamente en la familia real jordana, acompañando a su marido a eventos oficiales y a enlaces históricos, como los de los príncipes Iman y Hussein de Jordania.
Quienes la conocen destacan que, pese a su presencia en monarquías europeas y árabes, Miriam nunca ha tenido interés en la exposición mediática. Por eso, su ausencia de casi un año en la escena social española responde más a esa necesidad de proteger su intimidad que a un alejamiento real del país. Ella misma reconoce que Madrid sigue siendo su ciudad natal y su punto de encuentro con amistades y familia, aunque prefiera mantener esas visitas en un tono discreto y privado.
El misterio de este regreso
Su aparición en Toledo este septiembre sorprende precisamente porque rompe el silencio público que había mantenido. El destino elegido, la compañía y el contexto le otorgan un aire de acontecimiento cargado de intención. La boda no solo unía a dos familias notorias, sino que le ofrecía la posibilidad de reaparecer en terreno español sin hacerlo en un acto estrictamente institucional ni de alto perfil monárquico. Para algunos, podría tratarse de un signo de que Miriam quiere reforzar sus vínculos visibles con España, país donde mantiene lazos profundos y redes de amistad que no ha abandonado a pesar de su nueva vida en Jordania. Para otros, se trata sencillamente de una excepción motivada por la importancia personal del evento en Toledo.
Entre Madrid, Londres y Ammán
Actualmente, Miriam divide su tiempo entre tres escenarios: Londres, epicentro de sus proyectos de joyería y exposiciones; Ammán, donde ocupa un papel discreto pero presente en los actos de la familia real jordana; y Madrid, donde prefiere apariciones privadas y puntuales. Su fortaleza personal, un rasgo que siempre ha reivindicado, la ha convertido en un ejemplo de discreción y resiliencia. Ella misma lo resumía así a El Confidencial: “Creo que en mi caso hay un componente genético: unos nacen más fuertes que otros. Yo me considero una persona positiva”.
Quizá esa filosofía sea la clave de que hoy, con una vida estable y serena en Oriente Medio, no deje atrás la tierra que la vio crecer. Su reaparición en España es, por tanto, algo más que una simple anécdota social: devuelve al primer plano a una figura que ha sabido resurgir de las adversidades con elegancia y reforzar el mito de mujer enigmática que aparece, casi siempre, cuando menos se espera.