Cuando los hijos abandonan el hogar para emprender su vida adulta, muchos padres experimentan una mezcla de orgullo, nostalgia y, a veces, tristeza profunda. Esta etapa recibe el nombre de síndrome del nido vacío, un fenómeno psicológico que surge por la sensación de pérdida de la rutina familiar y del rol que los padres han desempeñado durante años. No se trata solo de la ausencia física de los hijos, sino del cierre de una etapa marcada por cuidados, protección y vínculos cotidianos que cambian radicalmente. Una de las últimas en hablar de este tema ha sido la periodista Helena Resano. En el programa de Sonsoles Ónega, la comunicadora ha explicado que: "Lo importante es que tengo a mi pareja conmigo, pero también es algo que hay que trabajar mientras están los pequeños en el hogar para que el día de mañana no te sientas solo pese a tener compañía".
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Un ejemplo reciente es el de la actriz Naomi Watts, quien ha despedido a su hijo al marcharse a la universidad. En declaraciones a la prensa, Watts ha reconocido la intensidad emocional de esta transición, mostrando que incluso quienes parecen tenerlo todo pueden vivir la partida de un hijo como un verdadero duelo. Su experiencia refleja cómo el síndrome del nido vacío no discrimina y afecta a padres de todos los ámbitos, recordándonos que sentir tristeza, nostalgia o incluso ansiedad es completamente natural. Las claves de este sentimiento nos las da Marta Freire, psicóloga experta en comportamiento humano, con la que hemos hablado.
¿Qué emociones suelen experimentar los padres cuando sus hijos se van a la universidad, como en el caso de Naomi Watts?
“La vida no es solo lo que nos pasa, sino lo que vivimos con lo que nos pasa”, explica la psicóloga. Ante la misma situación, como la partida de los hijos, los padres pueden experimentar emociones muy distintas. En el caso de Naomi Watts, por sus declaraciones en prensa, la vivió como una pérdida. Aquí el duelo no es solo por la marcha del hijo, sino también por el rol de padres que hasta ese momento habían desempeñado: el cierre de una etapa de cuidados, protección y relación distinta a la que comienza con la independencia del hijo.
¿Por qué algunas madres o padres sienten tristeza intensa o incluso llanto al despedirse de sus hijos adultos?
“No es incompatible desear la felicidad, independencia y autonomía de un hijo adulto con sentir tristeza al despedirse”, explica. Llorar o sentir pena no está mal; lo importante es comprender por qué se siente, gestionarlo y asegurarse de que no interfiera en las decisiones que debamos tomar.
¿Hasta qué punto es normal sentir ansiedad o una especie de duelo por la partida de los hijos?
En el síndrome del nido vacío se produce un duelo por la pérdida de la situación actual. Este dolor surge no solo por la marcha del hijo, sino por la pérdida de la vida, tal y como existía hasta ese momento, de la figura parental y por la incertidumbre ante un futuro desconocido. Existen muchos tipos de duelo: laboral, perinatal, migratorio, por enfermedad o separación. En este caso, es el duelo por un futuro que cambia y por la transición de roles parentales.
Estrategias para manejar la sensación de vacío o pérdida
- Identificar y gestionar las emociones: No podemos gestionar lo que no reconocemos. Las fases del duelo suelen ser: shock, negación o negociación, ira, culpa, tristeza, aceptación e integración, aunque cada persona vive el proceso de manera distinta.
- Adaptar la estrategia personal: Personas más racionales pueden hacer planes de acción concretos; personas más emocionales necesitarán expresar sus sentimientos abiertamente. Encontrar un equilibrio es clave, sobre todo en pareja.
- Centrarse en uno mismo: El nido vacío surge, en parte, porque se había centrado un pilar vital en la función parental. Reconectar con el propósito personal y, si aplica, con el de la pareja, ayuda a afrontar la situación asertivamente.
¿Cómo equilibrar el orgullo por la independencia de los hijos con la nostalgia o tristeza?
Se trata de cambiar el enfoque hacia las necesidades de los hijos: “¿Qué necesita mi hijo de mí ahora?” Esta pregunta ayuda a manejar la dicotomía entre orgullo y nostalgia.
Rutinas o hábitos para reconectar consigo mismos
- Práctica de gratitud: Reflexionar sobre la propia vida y compartir momentos significativos con la pareja.
- Disfrutar de actividades personales: Bailar, leer libros pendientes, restaurar objetos o dedicar tiempo a hobbies que antes no se podían realizar.
¿Cómo afecta esta transición a la relación entre padres e hijos adultos?
Surgen nuevas normas y límites. Establecer un diálogo claro sobre necesidades y expectativas es esencial para evitar malentendidos.
¿Qué tipo de apoyo emocional pueden brindar los padres sin invadir la independencia de sus hijos?
Los padres deben colocarse en el rol de copiloto: acompañar, escuchar, sostener y aconsejar solo cuando se les pida. No pueden eliminar los errores o el aprendizaje que los hijos deben experimentar por sí mismos.
¿Qué papel juega la pareja (como Liev Schreiber en el caso de Naomi Watts)en acompañar a un padre que experimenta el nido vacío?
El acompañamiento comienza con aceptar lo que cada uno siente, dejar espacio para compartir inquietudes, no minimizar emociones y ayudar a gestionarlas. Establecer objetivos comunes, aclarar la nueva función como padres y mantener comunicación fluida, facilita afrontar el nido vacío. Como recuerda la psicóloga: “Las alegrías compartidas se multiplican y las penas compartidas se dividen”.