EXCLUSIVA

Mar Flores, su entrevista definitiva: "Para mí Alessandro Lequio es una persona que no existe"


"Esta es la historia de mi vida y, por primera vez, la cuento yo"


Mar Flores posando para ¡HOLA!© FÉLIX VALIENTE
10 de septiembre de 2025 - 6:21 CEST

Mar Flores ha escrito sus memorias porque necesitaba, después de más de tres décadas en las que "no se me ha concedido el derecho al olvido", contar su verdad, la versión en primera persona de todo lo que vivió en aquellos turbulentos años 90. Y en su caso, "callar no fue otorgar". Sino más bien sobrevivir. Después de tanto tiempo siendo una figura pública, perseguida por los focos y juzgada por los titulares, decide, por fin, romper su silencio y toma las riendas de su propia historia. Ya no es la joven de los años 90, ni la protagonista involuntaria de los escándalos mediáticos que marcaron a toda una generación. Es una mujer que se ha reinventado una y otra vez y que hoy se presenta con el traje de Mar Flores que ella misma se pone, no el que se le impone. Mar en calma (La Esfera de los Libros), que se publica el 10 de septiembre, es una verdadera catarsis, tras su largo mutismo para proteger a su familia y a sí misma. En ella revive los episodios más difíciles, las venganzas y traiciones y el dolor de ver a su hijo Carlo sufrir por culpa de la fama.

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© Felix Valiente
"Apelo al sentido común y al perdón de las personas que salen aquí. Deseo que se acabe el rencor, la venganza y la inquina. Mi objetivo era contar las cosas como han sido y ya está. No voy a asumir ninguna guerra", dice Mar, que lanza sus memorias, 'Mar en Calma'. "Aunque han pasado 30 años de muchos de los episodios que cuento, no se me concedió el derecho al olvido. Por eso, hoy nadie puede arrebatarme mi derecho a contar mi historia"

Porque Mar, sí, se vio envuelta en algunas de las polémicas que más escandalizaron a la sociedad de la época. Ascendió a lo más alto y cayó a los infiernos. Se la señaló como parte de un triángulo amoroso, cuyos otros dos vértices fueron Fernando Fernández Tapias y Alessandro Lecquio; personas cercanas a su entorno vendieron unas imágenes íntimas de ella junto a Lecquio. Aquellas fotos publicadas en Interv​iú, en 1999, fueron la comidilla durante años. Y ella acabó en la UCI y siendo acusada de ser una mujer fría y calculadora. Aquel escándalo, además, dañó de muerte su relación con Cayetano Martínez de Irujo. A Mar Flores, desafortunadamente, le llovía sobre mojado, porque ya había sufrido, en silencio, que el padre de su hijo Carlo se llevara al pequeño y lo apartara de ella, sin revelarle su paradero. Y ella, que solo había sido una niña con sueños grandes y un deseo infinito de libertad, vio cómo la fama se podía transformar en un monstruo terrible. Mar Flores vivió un tsunami en el que, para sobrevivir, se abrazó a su personaje. Después llegaron unos años de calma de la mano de Javier Merino, el hombre con el que formó una familia numerosa y para el que solo tiene buenas palabras. Ahora, soltando amarras, perdonando y perdonándose, Mar quiere inspirar a quienes estén atravesando por un profundo bache: si te caes, levántate y emprende de nuevo el vuelo sin miedo. El amor a tu familia y tu resiliencia personal son la tabla de salvación cuando tocas fondo.

"No sé si es karma o no, pero a las personas que han formado parte de mi historia, y que por ellas he vivido momentos muy malos, la vida también les ha enfrentado a cosas feas. No me alegro para nada"

Con ella viajamos a un pasado lleno de contrastes, desde una infancia marcada por la "disciplina exagerada" de sus padres hasta la "persecución despiadada" de una sociedad que la "vapuleó, ofendió y acosó", y llegamos a su presente más consciente y segura que nunca. Con ustedes, en estado puro, Mar Flores, la persona que al fin se ha despojado del personaje que otros crearon para ella.

—Mar, has lanzado una bomba. ¿Eres consciente de hasta dónde llegará la onda expansiva?

—No he escrito este libro para provocar ninguna reacción en los demás, ni para llamar la atención de nadie. Si lo he escrito es porque ahora estoy preparada. Esta es la historia de mi vida y, por primera vez, la cuento yo. Esta es mi historia, la verdad. Como reaccionen los demás no es mi competencia.

"Me convertí en un personaje creado por los periodistas de la época, y tuve la desgracia de encontrarme con dos o tres personas en mi vida que querían hacerme daño. Ese es el resumen"

—Las expresiones que usas a lo largo de las páginas son demoledoras: "Me defenestraron, se cebaron conmigo, acoso y derribo bestial, nadie me ayudó, solo tuve yo a mi familia. La prensa hizo un personaje al que disparaba a discreción, me convertí en una marioneta mediática a la que se podía insultar". Estas son solo un pequeño resumen. ¿Cómo se supera todo esto? 

—Se supera sin victimizarse, asumiendo lo que pasa y abrazándote a tu familia. Si no hubiera tenido una familia, a lo mejor habría sido una de esas personas que se quedan por el camino. Pero tenía un hijo, tenía una familia. Lo superé con el amor de mi familia, con mi trabajo personal y mi estrategia de cara al mundo exterior: con el silencio que utilicé para protegerme.

—¿Desde dónde lo has escrito? 

Desde el perdón y el no rencor a todas aquellas personas que me han hecho daño en mi vida. He escrito este libro para sanarme.

"Me convertí en un personaje creado por los periodistas de la época, y tuve la desgracia de encontrarme con dos o tres personas en mi vida que querían hacerme daño. Ese es el resumen"

—Tu silencio ha durado muchos años. 

—Ese silencio me provocaba mucha inquietud. Aunque han pasado 30 años de muchos de los episodios que cuento, no se me concedió el derecho al olvido. Por eso, hoy nadie puede arrebatarme mi derecho a contar mi historia. Ese derecho existe y yo lo ejerzo. Ahora estaba preparada para hacerlo porque he hecho las paces con la vida y conmigo. No tengo deudas con nadie, ni a nivel mental ni a nivel emocional. Yo ya no me debo nada.

—Esta calma contrasta con todos esos años que viviste entre marejadas, tormentas y tsunamis. 

—Sí, así fue. Hay un trabajo profundo, un proceso terapéutico de más de quince años, que me ha llevado a escribir el libro y, a través de su escritura, a encontrar la Mar en calma que soy ahora.

"Cuando tuve que pedir perdón, lo he pedido. Cuando he tenido que rectificar algo, lo he hecho. Pero lo de que la venganza es un plato que “si mangia freddo”, para mí no existe. Lo digo en italiano porque lo he escuchado muchas veces"

—Dices que para ti callar no ha sido otorgar. ¿Por qué alargaste entonces tanto tu silencio?

—Fue mi estrategia para protegerme y proteger a mi familia. Cuando me di cuenta de que no se me otorgaba ese derecho al olvido y que se siguen sacando cosas del pasado, me dije: "Ahora es el momento de contar la verdad". Aunque mi familia y la gente de mi entorno nunca me han cuestionado, yo sabía que necesitaban respuestas y las tienen.

—¿Tus hijos han sido el motor que te ha empujado a sincerarte?

—Este libro es un testimonio escrito de la verdad de mi vida y se lo dedico a mis hijos. Mis hijos sabrán cosas de mí que no les he contado para evitarles dolor. Yo hubiera querido seguir protegiéndolos, y ahorrarles muchas explicaciones, pero algunas personas que han formado parte de mi vida seguían sacando cosas. Estoy harta de leer, desde hace décadas, las mismas barbaridades.

"Mis hijos sabrán cosas de mí que no les he contado para evitarles dolor. Este libro se lo dedico a ellos. Yo hubiera querido seguir protegiéndolos y ahorrarles muchas explicaciones"

—¿Quiénes fueron los primeros en saber que ibas a escribirlo?

Mis hermanas y mi hermano. Les pedí permiso para hacerlo y ellos fueron muy generosos. Me dijeron que sí. Me han ayudado a entender a mis padres. Como mis hermanos son mucho mayores que yo, ellos vivieron una historia familiar distinta a la mía.

—¿Cuándo supieron tus hijos que estabas escribiendo tu autobiografía? 

—Se lo dije este verano, una vez que lo terminé: "Mamá ha decidido escribir esto porque ya sabéis que se cuentan muchas cosas". Ellos son muy educados y no juzgan, nunca lo han hecho. Los reuní a todos: "Ahora va a quedar por escrito cosas que nunca me habéis preguntado o no habéis vivido, pero mamá quiere que lo sepáis". Por supuesto que lo saben y se quedaron encantados.

"¿Si he sentido que ya no tenía fuerzas para continuar? Sí, en el momento en que estuve ingresada en el hospital. ¿Sabes cuando estás muy cansada, la cabeza no te funciona, y no sabes cómo salir de una situación? Yo lo único que quería era dormir"

© Felix Valiente

"Me desperté en la UCI y vi, a través de la cristalera, a toda mi familia, esperando a que yo abriera los ojos y ver que estaba viva. Entendí entonces que éramos una familia, pasara lo que pasara"

"El perdón"

—¿A quién o cómo has perdonado? 

—A todo el mundo, aunque nadie me ha pedido a mí nunca perdón por sus equivocaciones. Durante un tiempo, yo ansiaba que todas las personas que me habían herido me pidieran perdón. Por mi parte, necesitaba perdonar. Hice ese proceso de dar mi perdón a los demás y, hoy por hoy, no necesito el perdón de nadie, porque el perdón es algo propio, individual.

—Escribir ¿ha sido para ti un proceso terapéutico, una forma de recomponerte, una catarsis?

—Sí, ha sido un proceso terapéutico de muchas sesiones. Había días que acababa llorando y llena de miedos. No lo habría escrito si no hubiera habido un momento de mi vida en el que hice clic, porque toqué fondo de verdad. Yo sabía que o tiraba para arriba y pedía ayuda, o me ahogaba. Pedí ayuda a nivel profesional, necesité un "coach". Todas esas experiencias me alentaron a escribir el libro. Estoy contando mi historia. Si le quitas los personajes famosos, es una historia de amor, desamor, traición, venganza, superación y resiliencia.

—¿Tu historia puede inspirar a quien se siente hundido? 

—Pensé que mi libro podría ayudar, porque a través de mis caídas y mis resurgidas como el ave Fénix, he desarrollado una gran capacidad de resiliencia. Eso es lo que quise transmitir.

"A mí se me cuestionaba por todo y a los hombres que formaron parte de mi vida, lejos de cuestionarles, les ponían una medalla. Fueran quienes fueran y vinieran de donde vinieran"

"Ha sido muy duro y desgarrador volver a vivir muchas circunstancias que se refieren a mi hijo Carlo. Me ha costado muchas lágrimas", asegura Mar

© Felix Valiente
"Aunque no lo parezca, yo siempre he huido de los escándalos. El problema es que gente de mi entorno ha utilizado los escándalos como un medio para hacerme daño", reflexiona

"Una mujer muy adelantada a mi tiempo"

—Tu historia es muy humana: tuviste que tocar fondo para subir. 

—La gran diferencia de mi historia con otras es que hay gente que sufre estos procesos en el anonimato, pero yo sufrí una exposición pública en una época muy machista, y fui juzgada por una España profunda.

—¿Crees que tu historia es la de una mujer víctima de la sociedad y el machismo?

—España estaba en una época en la que había actitudes machistas muy marcadas. No es una cuestión de hombres o mujeres, era una cuestión de ese momento. Y hay que tener en cuenta que yo venía de fuera, de ciudades cosmopolitas, Nueva York, París, Londres, Tokio, países donde no existía una dictadura y donde las mujeres se movían de una manera mucho más libre. Yo quise vivir mi vida con libertad. Y sufrí un choque grande entre la España de esa época y yo.

"En la luna de miel y embarazada de tres meses, fui testigo de varios sucesos y también me enteré de que tenía algunos problemas con la justicia italiana", dice Mar de su primer matrimonio

—Un encontronazo cultural en toda regla. 

—Exacto. Por fortuna, hemos avanzado muchísimo. A nivel legal, por ejemplo, ahora existe la Ley de Protección al Menor, cosa que yo no pude aplicar con mi hijo mayor y mira los problemas que ha tenido. A mí se me cuestionaba por todo y a los hombres que formaron parte de mi vida, lejos de cuestionarles, les ponían una medalla. Fueran quienes fueran y vinieran de donde vinieran. Hace 30 años ni siquiera había un protocolo de actuación ante una situación de debilidad, de necesitar ir a una comisaría a denunciar un maltrato. Ahora hay protocolos de actuación, antes no existía esto.

© Archivo ¡HOLA!
"Estoy harta de leer, desde hace décadas, las mismas barbaridades", asegura Mar Flores. En la imagen, tras el nacimiento de su hijo mayor, Carlo, de su primer matrimonio con Carlo Costanzia
© @marflores_mar
"Muchas veces", dice Mar cuando le preguntamos si se ha sentido culpable de que su hijo haya tenido que atravesar por circunstancias muy difíciles

—De hecho, Mar, cuentas en tu libro que, tras una fuerte pelea con el padre de tu hijo Carlo, fuiste a la comisaría a poner una denuncia y no te hicieron caso.

—Yo, en el libro, lo que cuento es el rechazo que recibo por ser mujer y famosa, al ir a pedir ayuda a una comisaría en esa época.

—¿A qué crees que se debió esa inquina contigo? 

—Creo que siempre he sido una mujer muy adelantada a mi tiempo, porque fui la pequeña de cinco hermanos a la que ya le dieron más libertad que a los demás, porque venía de fuera y era más autónoma, era libre, era independiente económicamente…

© Felix Valiente

"A Lequio le doy las gracias por haberme ayudado a recuperar a mi hijo. Punto. Para mí, es una persona que no existe, con lo cual no necesito ejercer más benevolencia ni nada con él"

"Me gusta cómo soy"

—¿Algún capítulo fue especialmente más difícil de escribir que otros?

Todos los que se refieren a mi hijo Carlo… ¡Ha sido muy duro! Ha sido desgarrador volver a vivir muchas circunstancias. También, el capítulo donde recordé el sufrimiento de mi madre durante toda la época del acoso de los "paparazzi". Revivir aquella impotencia: no podía hacer nada para que no le afectara. Esos capítulos me han costado muchas lágrimas y trabajo.

—Tu madre aparece de manera recurrente. No solamente porque dedicas los primeros capítulos a contar cómo era tu casa, tu infancia, tu educación estricta cuando te fuiste a París, sino que tu madre está presente en todo el libro. Si pudieras hablar con ella, ¿cómo empezarías esa conversación, Mar?

—Mi relación con mi madre tuvo sus altibajos, mis momentos de no entenderla y otros de quererla proteger, como todas las madres, pero si pudiera tener una última conversación con ella le daría las gracias, porque todo lo que viví con ella, para bueno o para malo, me sirvió a mí, o para seguir su ejemplo, o para cambiar radicalmente su ejemplo. Le daría las gracias y también le pediría perdón… por los 90 (Mar, en este momento de la entrevista, se quiebra y llora).

—Mar, te estás despojando del papel de personaje para mostrarte como una persona sensible. 

—En los 90, la prensa tenía el poder de crear un personaje. Yo no lo creé, pero he aprendido a abrazar a Mar Flores, el personaje, para no sufrir. Antes, a Mar Flores le daba miedo la opinión de los demás; antes, Mar Flores no sabía cómo defenderse y se ponía una coraza. Ahora, yo me visto con el personaje de Mar Flores y no me importa ni me hace daño. Me gusta cómo soy y estoy orgullosa de mí.

"No hubo triángulo amoroso. Si en algún momento de mi vida hubiera tenido una relación triangular, lo contaría, porque yo estaba soltera y era una mujer libre, pero es que no lo fue"

© Felix Valiente

—¿Crees que a estas alturas la gente ha logrado ver a la persona por encima del personaje?

—El libro ayudará a ver a la persona. Entiendo que el libro tiene su morbo, pero me encantaría que no se quedara ahí. Mi mensaje es que tú tienes que tomar las riendas de tu vida y defenderte. También, que puedes construirte un traje nuevo para vivir en calma.

—¿Hay episodios, detalles que has guardado bajo llave y no vas a sacar nunca a la luz?

—Sí, millones. He intentado contar las cosas que ya se sabían, y pasando de puntillas, pero desde mi verdad, desde la verdad, y no desde otras versiones que no eran verdaderas.

"Apelo al sentido común"

—Hablas de mucha gente que ha pasado por tu vida, desde el padre de Carlo, a Alessandro Lecquio, Fernando Fernández Tapias, Cayetano Martínez de Irujo… ¿Temes las reacciones de las personas que aparecen?

—Cuando uno cuenta su historia, siempre habrá personas a las que no les guste el papel que han jugado en esa historia. Esta es la historia de mi vida, con la verdad de todos los hechos juzgados y cuestionados durante años y, por primera vez, la cuento. Me gustaría que las personas que salen en el libro, y a las que tengo que mencionar, porque son parte de mi historia, leyeran palabra por palabra lo que yo he escrito, sin interpretaciones. Confío en que vaya a ser así, porque las personas evolucionan y apelo a la coherencia y a la sensatez que te dan los años.

—¿Cómo te gustaría que respondieran?

Apelo al sentido común y al perdón de las personas que salen aquí. Deseo que se acabe el rencor, la venganza y la inquina. Mi objetivo era contar las cosas como han sido y ya está. No voy a asumir ninguna guerra.

© Getty Images
Mar Flores y Fernando Fernández Tapias en una foto de archivo, juntos durante su romance, en diciembre de 1996, en St. Moritz. Mar sí se vio envuelta en algunas de las polémicas que más escandalizaron a la sociedad de la época. Ascendió a lo más alto y cayó a los infiernos. "He aprendido a abrazar a Mar Flores, el personaje, para no sufrir"

"Entiendo que el libro tiene su morbo, pero me encantaría que no se quedara ahí. Mi mensaje es que tú tienes que tomar las riendas de tu vida y defenderte"

—¿Esto es karma o es que ha llegado la hora de la venganza?

—No hay ninguna venganza. El objetivo del libro es ayudar a otras personas a elaborarse un minimanual de supervivencia, basado en mi experiencia. En cuanto al karma, no sé si es karma o no, pero he visto que a las personas que han formado parte de mi historia, y que por ellas he vivido momentos muy malos, la vida también les ha enfrentado a cosas feas. Yo no me alegro para nada. Me encantaría que, más allá de las cosas que hayan podido pasar, todos vivieran muy en paz, como yo…

—¿Alguien, en algún momento, te ha llamado para que no contaras algún pasaje de tu historia? 

—No, en absoluto.

—Hablas de resiliencia, del poder de resurgir de tus propias cenizas. En algún momento, después de estar en el ojo público tanto tiempo y de haber estas críticas, ¿sentiste que ya no tenías fuerzas para continuar?

—Sí, en el momento en que estuve ingresada en el hospital.

(Después de que la revista Interviú publicara unas fotos íntimas suyas, Mar cuenta que se encontró en un estado de gran vulnerabilidad emocional. Sentía que había perdido el control de su vida y, según relata, las mentiras y difamaciones sobre ella se volvieron insoportables. Describe que se sintió "ahogada" y completamente sola, sin nadie que pudiera ayudarla o defenderla. Creyó que "no tenía derecho a vivir").

—Te derrumbaste de tal manera, que atentaste contra tu vida. En tu biografía cuentas la dura verdad de aquel ingreso hospitalario, del que nunca se supo la verdadera razón. 

—¿Sabes cuando estás muy cansada, la cabeza no te funciona, no sabes cómo salir de una situación y te sientes mal? Yo lo único que quería era dormir, lo único que quería era dormirme y despertarme con todo solucionado. No quería irme…

"Mi propósito no era emparentar con la casa de Alba, quítale los apellidos. Mar y Cayetano vivían su historia de amor como cualquier pareja, hasta que esto trascendió y surgieron los conflictos externos"

© Felix Valiente
"Quise vivir mi vida con libertad. Y sufrí un choque grande entre la España de esa época y yo", asegura Mar Flores, protagonista de numerosas portadas de ¡HOLA! a lo largo de más de tres décadas

—¿Eso fue un punto de inflexión para ti?

—Absolutamente. El punto de inflexión se dio cuando me desperté en la UCI y vi, a través de la cristalera, a toda mi familia esperando a que yo abriera los ojos y ver que estaba viva. En ese momento, vi cómo le caían lagrimones a una de mis hermanas, que además era con la que peor me llevaba. Entendí, entonces, que éramos una familia, pasara lo que pasara. Más allá de lo que la prensa quisiera hacer creer de mí. ¡Éramos familia!

—De nuevo, te abrazaste a tu familia como pilar. 

Mi familia me ha hecho salir siempre de todo.

"Protegiendo a mi familia"

—Remontémonos a tus inicios. Muy jovencita, un cazatalentos se te acercó en La Vaguada para ofrecerte participar en un concurso de belleza. ¿Piensas cómo habría sido tu vida si ese día no hubieras estado en ese centro comercial?

—Mi destino me marcaba el camino de la libertad, el de ser una mujer libre, independiente económicamente; alguien para quien el amor de pareja y su familia fueran lo más importante. Si no hubiera estado ese día en ese centro comercial, mi vida habría sido de otra manera, pero habría perseguido los mismos objetivos. Si mi madre me hubiera dejado, habría sido azafata de vuelo, o tal vez me habría convertido en alta ejecutiva de una empresa.

—En París, al principio de tu carrera, lo pasaste mal, yendo de "casting" en "casting", y diciéndole a tu familia que todo iba bien para no preocuparles. ¿Entonces creaste por primera vez un personaje para protegerte? 

—¡Qué buena pregunta! No sé si ya estaba perfilando el personaje. Era la primera vez que estaba protegiendo a mi familia, siempre con la esperanza de poder transmitir buenas noticias.

© Felix Valiente
"A lo mejor, en unos años, encuentro a una persona, pero hoy por hoy estoy tranquila", asegura Mar, que desvela en sus memorias que vivió un amor secreto tras su segundo divorcio

"Mi relación con mi madre tuvo sus altibajos, si pudiera tener una última conversación, le daría las gracias, y le pediría perdón… por los 90", dice Mar con lágrimas

—Después, y tras mucho esfuerzo por no tirar la toalla, la fortuna te sonrió. Viajas a Nueva York para hacer de doble de Cindy Crawford y, de regreso a España, comienzas en "VIP Noche". ¿Fuiste entonces consciente de tu fama?

—Sí, el mundo de la pasarela y de la publicidad es otra cosa, no tienes ese contacto directo. La televisión es masiva. Te conviertes en un personaje famoso, popular. Entonces, fue la primera vez que la gente me reconocía cuando caminaba por la calle. ¡Eso impacta!

—Hubo un momento en que el exceso de trabajo y la fama te abrumaron y volviste a los tuyos.

—Me agoté y necesitaba esa ayuda de mi familia. No me compensaba seguir ganando dinero y pasando tanto tiempo fuera, sin cariño. En aquellos años, me marcó una frase de Stella Adler. En su biografía decía que se necesitan tres cosas para triunfar en este negocio: la tenacidad de un "bulldog", la piel de un rinoceronte y un buen hogar al que volver.

—"Acabé haciéndole caso a mi madre: salí de casa de mis padres para casarme. Y de esa forma se cumplió la maldición". Te casaste muy enamorada. ¿Cuándo surgieron las primeras "red flags" que te indicaron que aquella no era la historia de amor con la que siempre habías soñado? 

—Pues quizás demasiado tarde, ya una vez casados. En la luna de miel y embarazada de 3 meses, fui testigo de varios sucesos y también me enteré de que tenía algunos problemas con la justicia italiana.

—Relatas, con profundo dolor, cómo el padre de tu hijo Carlo, a quien trataste de denunciar en más de una ocasión infructuosamente, se lo llevó del colegio. ¿Ese ha sido para ti el peor momento como madre? 

—Ese ha sido uno de los momentos que han marcado mi vida de una manera más trágica. Pero hay que tener en cuenta que era otra época; ahora mismo es impensable que, si los padres están separados, pueda recoger al hijo un padre sin el permiso del otro, ni pueda viajar a otro país sin ese permiso. Me asustó no tener a mi hijo conmigo y no saber dónde estaba durante meses.

© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!
© Archivo ¡HOLA!

—Aquí llega una de las confesiones más sorprendentes: Fernández Tapias y Alessandro Lecquio te ayudaron a encontrarlo. ¿Cómo viviste esos momentos de incertidumbre lejos de Carlo? 

—Fue muy difícil, porque yo tenía que trabajar en la tele y dar la cara públicamente. Ese dolor e incertidumbre tenía que maquillarlos para que nadie se enterase de lo que me estaba pasando. Todo esto me ocasionó miedo, rabia, desesperación y desesperanza. A toda costa quería evitar que se convirtiera en un escándalo, porque, aunque no lo parezca, yo siempre he huido de los escándalos. El problema es que gente de mi entorno ha utilizado los escándalos como un medio para hacerme daño.

(Conoció a Fernando Fernández Tapias en la radio en ese momento de gran angustia para ella. Cuando le contó la situación, preguntada por el empresario, este le dijo: "No te preocupes, Mar, lo vas a recuperar". Se volcó de inmediato en el caso: contrató abogados españoles e italianos, buscó detectives y puso a su disposición su avión privado, guardaespaldas y todo su equipo legal. Durante un desfile en A Coruña, Alessandro Lecquio, con quien no tenía entonces una amistad cercana, se le acercó de forma inesperada y le dijo: "Mar, yo sé dónde está tu niño". Lequio, que era amigo de su exmarido, le informó que su hijo se encontraba en Turín y que incluso jugaba con su propio hijo, Aless, los domingos. Para tranquilizarla, le prometió que la próxima vez que los niños jugaran juntos, la llamaría por teléfono para que pudiera hablar con él, una promesa que cumplió. Esa pista, explica Mar, "fue el hilo del que tirar". Al llegar, Mar pudo coger a su hijo en brazos, pero se lo "arrancaron de inmediato". Llamaron al padre de Carlo y él les prohibió que se lo dieran, alegando que Mar era una mala madre y que le habían quitado la custodia en España).

—Has querido dejar muy claro que jamás existió ese triángulo amoroso del que tanto se habló. 

—Era importante para mí ese punto, porque es la verdad. Si hubiera existido un triángulo amoroso, hoy por hoy diría: "Sí, lo fue, ¿y?", pero no lo fue. Y lo que digan los demás, está de más, como dice la canción. Si en algún momento de mi vida hubiera tenido una relación triangular, lo contaría, porque yo estaba soltera y era una mujer libre, pero es que no lo fue.

—Con Fernández Tapias mantuviste la amistad hasta el final. Fuiste al hospital a verlo.

—Se malinterpretó cuando falleció. Si dices "amistad", la gente piensa otras cosas. Si yo digo amistad, es amistad. Si digo pareja, es pareja. Yo tuve amistad con una persona que estaba casada, amistad en términos de cariño, nada más, por haber tenido una relación bonita.

© Archivo ¡HOLA!
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—A Lecquio, ¿le has perdonado?

El perdón lo he gestionado conmigo. A Lequio, en el libro, le doy las gracias por haberme ayudado a recuperar a mi hijo. Punto. Para mí, es una persona que no existe, con lo cual no necesito ejercer más benevolencia ni nada con él. En su día, hubiera estado muy bien una llamada de teléfono después de lo que hizo, diciéndome: "Perdóname". La gente no necesita dar esos pasos para sobrevivir. Yo sí.

—Cuando se publicaron las famosas fotos, tú mantenías una relación con Cayetano Martínez de Irujo. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, y no hubieras encontrado esa "oposición frontal y demoledora", como dices, por parte de la duquesa de Alba, ¿habría habido boda con Cayetano? 

—Es algo que no me planteo, ni en su momento le dimos importancia a eso. Las cosas son como salen y yo, cuando hablo en el libro de ese momento con Cayetano, lo hago desde el respeto y desde mis sentimientos por él entonces, que eran de amor.

—Él ha reconocido que le ayudaste, tú también lo cuentas. ¿Te lo ha agradecido? ¿Hoy por hoy, con todo lo vivido, volverías a tender tu mano?

—La verdad, no me consta que lo haya reconocido. Pero no me arrepiento de haberle tendido la mano con gran generosidad a alguien que en su momento lo necesitaba.

—Fue una persona muy importante en tu vida, dices que te enamoró porque te transmitía "sensibilidad" y "seguridad". ¿Cómo recuerdas aquellos momentos de tu vida, en que parecía que te ponías el mundo por montera, la chica de Usera que podía emparentar con la casa de Alba?

—Mi propósito no era emparentar con la casa de Alba, quítale los apellidos y me entenderás mejor. Mar y Cayetano vivían su historia de amor como cualquier pareja, hasta que esto trascendió y surgieron los conflictos externos.

(La noche del estreno de Resultado final, el debut de Mar en el cine a las órdenes de Juan Antonio Bardem, la Gran Vía madrileña estaba repleta de fotógrafos. Ella bajó del coche del brazo de Cayetano y lo que debía haber sido uno de los momentos más felices de su carrera, se convirtió en una absoluta pesadilla. "No daba crédito. En el gran cartel publicitario, me habían puesto una palabreja de cuatro letras enorme en rojo. Y eso lo vio toda España. ¿Has visto en algún momento que le haya pasado a alguna actriz española más que a mí?", nos dice).

© Archivo ¡HOLA!
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"Para lo bueno y para lo malo"

—De tu matrimonio con Javier, el padre de tus cuatro hijos menores, te refieres como un paréntesis de tranquilidad, una balsa de armonía que te ayudó a recomponerte. ¿Crees que te salvó de alguna manera?

—Una vez más, estamos hablando de amor. Creo que el amor recompone. Porque, aunque suena a tópico, ¿qué es la vida sin amor? El amor es uno de los motores que ha movido mi vida para lo bueno y para lo malo.

—¿Por qué entonces, en aquella época, se te tildaba de mujer fría e interesada?

—Yo no creé el personaje de Mar Flores. La prensa entonces tenía el poder de encumbrar a una persona, para luego tirarla al suelo. Yo fui ese personaje que la prensa creó. ¿Por qué? No lo sé. Y no me estoy victimizando. No digo que sea una santa, sino que soy como soy: libre, independiente, bruta, cabezota… Fui una mujer muy adelantada para la época, por mi manera de pensar.

—Con la perspectiva de los años, ¿cómo resumirías toda aquella situación en la que te viste envuelta? 

—Me convertí en un personaje creado por los periodistas de la época, y tuve la desgracia de encontrarme con dos o tres personas en mi vida que querían hacerme daño, porque no habían superado una ruptura, porque quisieron sacar un dinero con unas fotos, porque no tenían otro medio de vida, porque me odiaban… Ese es el resumen.

—Tú también cometiste errores. ¿Has sido capaz de reconocerlos?

—Por supuesto. Y yo, cuando tuve que pedir perdón, te aseguro que lo he pedido. Cuando he tenido que rectificar algo, te aseguro que lo he hecho. Pero lo de que la venganza es un plato que "si mangia freddo", para mí no existe.

"No me estoy victimizando. No digo que sea una santa, sino que soy como soy: libre, independiente, bruta, cabezota… Fui una mujer muy adelantada para la época"

© Felix Valiente

—Lo dices en italiano.

—Porque lo he escuchado muchas veces en italiano.

—Regresemos al amor. Llegó a tu vida Javier, una persona con la que tuviste una segunda oportunidad. ¿En algún momento te arrepentiste de la separación? 

—La decisión de la separación no vino de mi parte. Asumí las consecuencias de lo que ocurrió en ese momento y de la presión a la que podía estar sometido el padre de mis hijos para decidir romper nuestro matrimonio, pero como digo, tengo una familia maravillosa y una relación buenísima con el padre de mis hijos, al que admiro profundamente.

—Siempre has dicho que él ha sido el gran amor de tu vida.

—Sí, así es.

—Tus cuatro hijos con Javier fueron muy buscados y deseados. ¿Ser madre ha sido tu gran proyecto, el gran motor de tu vida?

Ser esposa, ser madre, tener hijos juntos, nuestros… eran proyectos prioritarios e importantes en mi vida en su momento, y para ello nos casamos Javier y yo.

© Felix Valiente

"Desde que ha sido padre, mi hijo Carlo ha madurado muchísimo y eso se ve en nuestra relación. Que mi nieto sirva de cordón umbilical para conectarnos no es que sea mi sueño, es que va a pasar"

—Con tu hijo Carlo, la relación no ha sido fácil. ¿Cómo lo ves ahora que ha nacido tu nieto? ¿Vuestra relación ha cambiado? 

—Desde que ha sido padre, Carlo ha madurado muchísimo y eso se ve en nuestra relación.

—¿Alguna vez has llegado a sentirte culpable porque tu hijo ha tenido que atravesar por circunstancias muy difíciles, por ser hijo de ese personaje llamado Mar Flores?

—Muchas.

—Escribes en el libro una frase muy bonita: "La vida nos vuelve a unir y que mi nieto sirva de cordón umbilical para conectarnos, como cuando lo llevaba dentro de mí". ¿Ese es tu sueño, Mar?

—Sí, y creo que eso es algo que no es que sea mi sueño, es que va a pasar.

—En esta última etapa, ¿te estás reconciliando, en general, con muchas cosas?

—No, yo ya estoy reconciliada con el mundo. Ya estoy en calma. No hay nada que me pueda hacer más ilusión que el proyecto de trabajo que tengo con mi hijo, para un programa de decoración en televisión.

© Europa Press
Los años de calma llegaron de la mano de Javier Merino, el hombre con el que formó una familia numerosa y para el que solo tiene buenas palabras. "Tengo una familia maravillosa y una relación buenísima con el padre de mis hijos, al que admiro profundamente", asegura

—Dices que te apetece enamorarte, pero también haces una lista de lo que le pides a un hombre y, claro, es una "wishlist" interminable…

—(Ríe). Estoy muy bien conmigo misma.

—¿Por qué no hay hombres para ti, Mar? ¿Es imposible?

—A lo mejor en unos años encuentro a una persona, pero hoy por hoy estoy tranquila, no es algo que me preocupe.

—¿Has aprendido a decir que no, por fin?

—Sí, hace mucho que aprendí a decir que no donde no toca.

—¿Qué ves hoy en día cuando te miras al espejo?

—Una Mar en calma.

TEXTO

Marta Gordillo

PRODUCCIÓN

Inés Domecq

FOTOGRAFÍAS

Félix Valiente

MAQUILLAJE

Cristo Rodríguez

PELUQUERÍA

Yos Baure

AYUDANTES DE PRODUCCIÓN

Reyes Basa y Victoria Ortiz

AYUDANTE DE ESTILISMO

Candi Cabral

AYUDANTES DE FOTOGRAFÍA

Germán Arbós y Sergio Borondo

FOTOGRAFÍAS ADICIONALES

Getty Images / Archivo ¡HOLA! / @marflores_mar

LOOK 1

Chaqueta Boscoier, pantalón Emporio Armani

LOOK 2

Look Emporio Armani, zapatos Makis Kotris

LOOK 3

Vestido Fendi

LOOK 4

Vestido Simorra

LOOK 5

Abrigo y falda Mans Concdept, camisa Boscoier

LOOK 6

Vestido Louis Vuitton, anillos Roberto Coin

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