Una experta en psicología de parejas analiza la separación de Kiko Rivera e Irene Rosales y cómo afrontarla: "No es un proceso sencillo ni exento de dolor"


El hijo de Isabel Pantoja y la influencer sevillana han puesto fin a su matrimonio tras once años de relación y dos hijas en común


© Getty Images
28 de agosto de 2025 - 8:16 CEST

No atraviesan su mejor momento ni Kiko Rivera, de 41 años, ni Irene Rosales, de 34. Tras once años de relación y nueve de matrimonio, el hijo de Isabel Pantoja y su hasta ahora esposa han decidido poner punto y final a su historia de amor, según ha publicado la revista Semana. El matrimonio, que construyó un sólido núcleo familiar en torno a su hogar en Castilleja de la Cuesta, deja atrás años de convivencia compartida y recuerdos imborrables junto a sus dos hijas, Ana, de nueve años, y Carlota, de siete, además de Francisco, el hijo mayor del Dj fruto de su relación con Jessica Bueno. En ¡HOLA! hemos hablado con Silvia Pérez Manjavacas, psicóloga experta en terapia de parejas, para analizar ese duro momento en la vida del artista y la colaboradora de televisión y cómo afrontar una separación de tal calibre, tanto en la esfera íntima como en la repercusión social que conlleva.

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El hijo de Isabel Pantoja e Irene Rosales han decidido continuar sus vidas por separado de manera cordial, dejando claro que no han existido terceras personas y que, por encima de todo, los menores seguirán siendo su prioridad. A pesar de haber compartido más de una década juntos —se conocieron en mayo de 2014 y se casaron el 7 de octubre de 2016 en Sevilla, en una emotiva ceremonia que contó con Isabel Pantoja como madrina y que supuso el cariñoso reencuentro del novio con sus hermanos Cayetano y Francisco—, el amor no ha podido con todo, y ambos han optado por seguir caminos diferentes. 

Ahora, vienen momentos muy difíciles para ambos, ya que al dolor de separarse se suma la gran repercusión mediática que ha tenido esta noticia. Silvia Pérez Manjavacas, psicóloga de parejas, habla con ¡HOLA! y nos da su punto de vista sobre este tema: "La separación no es un proceso sencillo ni exento de dolor. Es una experiencia profundamente transformadora que impacta no solo a quienes deciden poner fin a la relación de pareja, sino a todo el sistema familiar que los rodea. En un divorcio nos separamos de la pareja, pero nos casamos con los hijos; ese vínculo con ellos no se borra, sino que se transforma y requiere un cuidado consciente para proteger el bienestar emocional de todos".

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 La experta en relaciones de pareja va más allá y apunta que: "Un elemento clave en este acompañamiento es la sesión terapéutica de cierre, un momento donde la pareja puede mirarse a los ojos, expresar lo que han aprendido el uno del otro y reconocer lo que se llevan del tiempo compartido. Esa escena tan humana permite cerrar un ciclo con respeto y gratitud, facilitando la transformación del vínculo y promoviendo una relación parental basada en la colaboración y el respeto, siempre centrada en el bienestar de los hijos".

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Además, ahora les toca recorrer un difícil camino por separado que tal y como nos explica Pérez Manjavacas, estará compuesto de diferentes fases y en el que es muy importante que cada uno de ellos se apoyen en las personas que les quieren: "Las fases del shock sentimental y de la ruptura —shock, pena, culpa, reconstrucción y resolución— no siguen un recorrido lineal, sino que zigzaguean y se repiten tanto en quien toma la decisión de separarse como en quien es dejado. Reconocer esta dinámica emocional es fundamental para acompañar el proceso con compasión y sin prisas, aceptando que el dolor es parte inevitable y necesario para sanar".

Una situación en la que muchas veces es recomendable ponerse en manos de expertos. "Desde la psicología y la psicoterapia, se ofrece un espacio seguro donde trabajar las emociones complejas y los patrones de pensamiento que pueden dificultar el avance. Se facilitan recursos para la elaboración del duelo, la regulación emocional y la reconstrucción personal, ayudando a transformar heridas profundas y a reconfigurar la relación que cada persona mantiene consigo misma y con su entorno. Esta práctica terapéutica fortalece la resiliencia, reduce la carga emocional negativa y fomenta nuevas formas de comunicación y convivencia familiar, que son esenciales para preservar el bienestar de todos los miembros", nos detalla Silvia Pérez Manjavacas. 

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También nos explica que a pesar de que muchas parejas consigan separarse de manera cordial y parezca que todo está bien entre ellos, no significa que la tristeza no les invada: "Separarse bien no significa evitar el dolor o la tristeza, sino aprender a atravesar estas emociones con conciencia y apoyo adecuado. Implica soltar lo que ya no funciona y abrirse a lo que viene, con la certeza de que del cambio pueden surgir nuevas oportunidades para crecer, sanar y construir vínculos más saludables".

También hemos querido consultarle sobre el anuncio que el hijo de Isabel Pantoja ha hecho en sus redes sociales, en el que afirma lo siguiente: "Quiero dejar claro algo desde el principio: no voy a sacar partido económico de esta situación, ni voy a acudir a televisión para hablar de mi vida privada. Me ha costado mucho llegar a esta paz mental, y por eso hoy escribiré estas palabras… y después comenzaré a adaptarme a mi nueva vida. Después de 11 años de relación y dos hijas en común, mi mujer y yo hemos decidido separar nuestros caminos. No es fácil. Nunca lo es. Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario. Y en este caso, lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas. Ellas son la mayor prueba del amor que hubo, y seguirán siendo el motor que nos una de por vida. Seremos padres siempre, y ese lazo no se rompe con una separación. Hablo desde la madurez de aceptar que a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa. Lo vivido queda en el corazón, y lo que viene, aunque diferente, puede ser más sano, más real y más honesto. Hoy cierro un capítulo con gratitud, pero abro otro con esperanza. La vida continúa, y estoy convencido de que lo mejor aún está por llegar. Porque a veces lo que más duele es lo que finalmente nos hace más fuertes. Hoy no empieza un final, empieza una transformación. La vida me ha enseñado que incluso en medio del dolor hay lugar para la gratitud, y que de cada cambio nace una oportunidad. El futuro es incierto, sí, pero también está lleno de posibilidades, y voy a recibirlo con la fuerza de alguien que sabe que lo más valioso ya lo tiene: mis hijos y la paz de haber hecho lo correcto".

"El comunicado de Kiko Rivera ejemplifica esta mirada madura y responsable: pone el foco en los hijos como el motor que une a los padres más allá de la separación, apuesta por el respeto mutuo y la gratitud, y reconoce que aunque el camino sea difícil, lo importante es hacerlo con honestidad emocional y compromiso hacia el futuro", analiza la experta en terapia de parejas.

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Para concluir, la experta nos hace una reflexión final sobre este single: "En definitiva, la separación es un proceso complejo que requiere reconocer su impacto familiar y emocional, trabajar la regulación emocional y transformar patrones limitantes. La psicoterapia acompaña a quienes atraviesan esta etapa para que puedan reconstruir su identidad y sus vínculos desde un lugar más sano y empoderado. Así, aunque la pareja se disuelva, la familia continúa, y el compromiso con el bienestar emocional de los hijos y de uno mismo se convierte en el legado más valioso. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.